Carlos Javier Velásquez Muñoz

SUMMARY


Responsive Image

TITULO Profesor e Investigador Asociado de Tiempo Completo en la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

ACERCA DE MÍ Doctor en Derecho, Universidad de Salamanca (España), Magister en Derecho Ambiental, Universidad del País Vasco (España), Especialista y Postgraduado en Derecho Ambiental y Administrativo. Con cursos de Postgrado en Derecho Urbano y Comunitario Europeo. Investigador en Derecho Público, Derecho Administrativo, Derecho Ambiental, Derecho Urbano-Territorial, Planificación para el Desarrollo Urbano y Análisis Institucional. Así mismo, tengo a mi cargo en calidad de Director Académico del Doctorado en Derecho, la Maestría en Derecho Ambiental y Urbano-Territorial, así como la Especialización en estas mismas materias. 

FRIENDS


Carlos Javier Velásquez Muñoz tiene 0 amigos.

ACTIVIDADES


BLOGS


De la Posverdad, la Corporocracia, la Corrupsociedad y otros demonios

 

Uno siempre comienza el año con la expectativa de que sea mejor que el anterior. Debería ser, en teoría, el lógico camino a transitar para la especie más evolucionada del planeta, por eso nos autodenominamos, animales racionales. Sin embargo, el panorama al que acudimos en este 2017, que apenas comienza, evidencia una preocupante involución.

 

Viejas realidades y fenómenos se mezclan hoy con nuevas situaciones y escenarios que dan cuenta de que no estamos haciendo lo suficiente para dejar a nuestros hijos un planeta mejor que el que recibimos. La sociedad actual ha sido, sin duda, indiferente al compromiso de ser equitativos generacionalmente.

 

La Posverdad, la Corporocracia y la Corrupsociedad, se han convertido en algunos de los signos más importantes que cobran vigencia en nuestro tiempo.

 

No en vano los diccionarios Oxford escogieron la palabra Posverdad como la más relevante durante el año pasado, para señalar, a partir de este neologismo, la dinámica de generar opinión pública y mover a la gente frente a alguna causa, principalmente de carácter político, desdibujando la objetividad a partir de falsas informaciones, datos o cualidades relativas a los implicados. Las frases que abanderan este fenómeno: “una mentira repetida mil veces, termina convirtiéndose en verdad”, y “el que algo aparente ser verdad, es más importante que la propia verdad”, son reflejo de ello.

 

Todo lo anterior, se ve exacerbado por el volumen y la velocidad de la información que manejamos hoy día a través de los medios informáticos. En ese sentido, otro claro indicador de la posverdad está en los denominados Bots, programas que simulan el comportamiento de un humano; uno cree estar recibiendo información real, en tiempo real, de un interlocutor real; sin embargo, quien actúa es un programa intentando manipular nuestras creencias.

 

En días pasados se señalaba, por ejemplo, que la noticia (falsa) de que Trump habría sido apoyado por el papa, recibió más de un millón de likes (me gusta), a través de las redes sociales.

 

De otra parte, el ascenso de Donald Trump en la “principal nación del mundo libre”; errático, camorrero, díscolo, desafiante, creando problemas donde no los hay y, sobre todo, mal rodeado, muy mal rodeado; nos hace pensar que asistimos a la nueva era de la Corporocracia.

 

El nombre de Trump se asocia con dinero, reinados, lujo, pero también a negocios turbios, sonados fracasos empresariales, demandas e infinidad de pleitos judiciales. Sus acompañantes en la Casa Blanca, son del mismo talante.

 

Las decisiones tomadas en estos primeros días de mandato muestran lo que hay en su interior, lo que ha sido y lo que será, pues “yerba mala, nunca muere”. ¿Qué les hacía pensar a los norteamericanos que una vez sentado en el Despacho Oval habría de realizar un examen de conciencia y un propósito de enmienda?

 

El tercer y último jinete de nuestro Apocalipsis, y en ello Colombia ocupa una posición nada honrosa, es la corrupción. Campea a diestra y siniestra, en lo público y lo privado.  Me fastidia tener que a pagar a finales de este mes nuevos impuestos, cuando sé, de antemano, que todo eso irá a parar al bolsillo de alguno de nuestros inescrupulosos dirigentes (públicos y privados).

 

Reficar, La Guajira, Odebrecht, Comedores Escolares, se unen hoy a los Foncolpuertos, Agro Ingreso Seguro, Bogotá, Saludcoop, Caprecom, ISS, etc.

 

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el costo anual de las malas prácticas que originan corrupción en el país es de cerca del 4 % del Producto Interno Bruto, es decir, alrededor de $40 billones. De los 168 países donde la ONG Transparencia Internacional mide la corrupción, Colombia ocupa el puesto 37 entre los de mayor corrupción.

 

Prometí este año seguir haciendo ingentes esfuerzos por ver el vaso medio lleno y todas las tonalidades de color a nuestra realidad, pero hasta el momento lo que he recibido son topetazos. Anhelo una realidad diferente, pues nada estamos haciendo para dejarle a los que vienen algo mejor.