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El agro del Caribe colombiano: con potencialidad y mucho por hacer

Por: José Luis Ramos Ruiz y Jaime Rueda Chacón

 

Es reconocido por expertos en economía rural, que el sector agropecuario juega un papel importante en el desarrollo económico de los países, en la medida que genera los alimentos para el sostenimiento de la población, así como los insumos para la producción de bienes finales. Reconociendo lo anterior, se hace necesario analizar las características recientes de las actividades agrícolas y pecuarias que condicionan a los territorios dentro de la economía de una región, con el objeto de generar políticas públicas sectoriales, que hagan factible la solución de los problemas que obstaculizan su posicionamiento como renglón importante en la seguridad alimentaria.

En este sentido, y considerando que el Caribe colombiano es una región privilegiada por su abundancia de recursos naturales y ecosistémicos, requiere ser estudiada a partir de los cambios inducidos por la globalización económica y avances tecnológicos. Desde esa perspectiva, y basado en la información que registra el Censo Nacional Agropecuario (CNA), en este análisis se presenta la situación del agro del Caribe colombiano a 2014, detallando los aspectos productivos y sociales asociados a las UPAs del Caribe colombiano.

 

Aspectos productivos 

Para iniciar, y según las estadísticas del CNA, el Caribe cuenta con 287.050 Unidades de Producción Agropecuaria (UPA), las cuales representan el 12,1% de las Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) de Colombia. Así mismo, posee el 11,4% del área rural del país, con un total de 12,7 millones de has. De estas, el 26,9% corresponde a bosques naturales (a nivel nacional los bosques naturales representan poco más del 55% del área rural dispersa censada), el 62% a área agropecuaria y el 11,1% a áreas no agropecuarias o con otros usos. De los departamentos del Caribe colombiano, Bolívar es el que cuenta con la mayor área rural dispersa, con cerca de 2,6 millones de has y casi el 2,3% del área rural dispersa nacional censada. Le siguen en su orden Córdoba y Cesar, con extensiones similares. Bolívar también cuenta con el mayor porcentaje de bosques naturales de los departamentos de la región Caribe (se excluye San Andrés del análisis debido a las características particulares de este territorio). Por su parte, Córdoba es el departamento que tiene la mayor proporción de área agropecuaria, con el 76,3% de su área rural dispersa con respecto a los otros departamentos de la región.

 

Gráfica 1 – Unidades de Producción Agropecuaria según uso predominante (%)

Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2014 – DANE

 

El 62,3% de las UPA en el Caribe colombiano tienen un uso predominantemente pecuario, superior al 56,6% registrado en el nivel nacional. El 32,5% de las UPA tienen un uso predominantemente agrícola, mientras que el 5,2% restante tiene un uso predominante de bosques naturales. A nivel departamental, el Atlántico resalta como el territorio con la mayor proporción de UPA, con predominancia pecuaria en un 89,6%, seguido de La Guajira (70.8%). Con respecto a las UPAs con predominancia agrícola, se destaca Bolívar con una proporción de 38.4%; así mismo, este departamento lidera las UPAs de bosques naturales (7.9%).

La actividad pecuaria en la región es destacada, pues esta cuenta con el 31,6% del inventario bovino del país y el 28,2% de la producción de leche (producción registrada del día anterior a la entrevista del censo), destacándose Córdoba como el primer departamento productor de leche en la región (7,2% del nacional), así como, el de mayor inventario bovino (9,1% del nacional), seguido de Cesar y Magdalena. El inventario porcino de la región representa el 13,7% del total del país, siendo Córdoba nuevamente el más destacado. También resalta el Caribe colombiano por su inventario bufalino (49,9% del nacional), con Córdoba a la cabeza (22,2% del nacional); inventario caprino (79,7% del nacional) y ovino (63,9% del nacional), con La Guajira como el principal tenedor de estos dos últimos animales, 60,7% del nacional para el caprino y 46% para el ovino. Los departamentos del Caribe son relativamente menos importantes en la avicultura, pues cuenta tan solo con el 7,9% del inventario avícola del país, resaltando el Atlántico con el 4% del total nacional. Por último, la actividad acuícola en la región cuenta con el 16,1% de las UPAs del país dedicadas a esta actividad, así como con el 9,4% de las UPAs con actividad pesquera, siendo Córdoba el departamento que se destaca a nivel regional.

La agricultura en la región cuenta con un millón 306 mil hectáreas sembradas, de las cuales, el 28,5% corresponde a cereales, el 25,8% a plátanos y tubérculos, el 23,4% a cultivos agroindustriales, 12,4% a frutales y 10% a otro tipo de cultivos (legumbres, forestales, etc.). La región cuenta con el 27,1% del área sembrada con cereales de Colombia, destacándose Córdoba y Bolívar con las mayores extensiones, aunque la mayor producción (en toneladas) se presenta en Cesar. Resalta la producción de maíz blanco, maíz amarillo y arroz, especialmente en los departamentos ya mencionados. Por el lado del cultivo de plátano y tubérculos, la región tiene el 17,6% del área sembrada, siendo Córdoba, Magdalena y Bolívar los territorios que lideran la producción regional. Con respecto a éste último, la yuca es el principal cultivo, con 1,7 millones de toneladas cosechadas (2013), siendo Bolívar y Magdalena los principales productores de la región (62%). El plátano, se constituye en el segundo producto que se cultiva en los departamentos de Córdoba y Cesar, que en su conjunto representan el 66% de la producción regional y el 8% a nivel nacional.

Los cultivos frutales cuentan en la región con el 12,8% del área sembrada, con el banano de exportación como principal producto con cerca de medio millón de toneladas, producidas principalmente en el Magdalena. Otras frutas importantes son los cítricos en Bolívar y la piña en Córdoba. Por otro lado, los cultivos agroindustriales tienen en la región el 10,2% del área sembrada, destacándose la producción de aceite de palma, principalmente en Cesar y Magdalena; los cultivos de algodón en Córdoba y los de caña panelera en el Cesar. En conjunto, los cultivos agroindustriales suman 479 mil toneladas de productos a nivel regional. Por último, en otro tipo de cultivos, se destaca las hortalizas, verduras y legumbres, siendo La Guajira el mayor productor del Caribe colombiano.

Un aspecto que dinamiza la producción agrícola y pecuaria en los territorios, es sin duda, los apoyos en materia de producción. Un balance de la asistencia técnica en el Caribe colombiano, muestra un panorama preocupante, dado que tan sólo 8 de cada 100 productores recibieron este servicio; particularmente, capacitación en cuidados de cultivos. Así mismo, se encuentran brechas en los conocimientos sobre canales de comercialización, créditos y financiamiento. El país registra que de cada 100 UPAs, cuarenta, recibieron asistencia técnica, mientras que el Caribe presenta cifras cercanas 20 de cada 100 UPAs, revelando falencias en la asistencia técnica en materia de comercialización de productos agropecuarios.

Así mismo, la información del CNA revela sobre tenencia de maquinaria, lo que permite una aproximación al nivel tecnológico del sector agropecuario. Se encuentra que de cada 100 productor agropecuario 16 tienen las maquinarias para tales actividades; mientras que el Caribe colombiano tan sólo 12 de cada 100 tiene equipos y maquinarias dedicadas al proceso productivo. A nivel departamental, Cesar, Magdalena y Bolívar, registraron que de cada 100 UPAs, veintiséis, dieciséis y quince, respectivamente, declararon utilizar maquinaria para desarrollar sus actividades, mostrando un nivel de tecnificación por encima del promedio nacional (caso de Cesar), y muy cercano al promedio del país (caso de Magdalena y Bolívar). Lo que hace suponer que estos niveles de tecnificación están asociados al cultivo de la palma de aceite, banano, algodón y algunos cereales.

Las brechas encontradas en capacitación financiera podrían dar cuenta de las diferencias en el acceso a crédito en ambos casos. A nivel nacional, un 10,7% de las UPAs reportaron haber solicitado un crédito, y de estos, el 88,4% lo recibieron efectivamente. En el Caribe colombiano, por el contrario, tan sólo el 7,9% declaró haber solicitado crédito y de estos, recibieron crédito el 76%.

En cuanto a las personas que trabajan de manera permanente en las UPAs del área rural de la región Caribe, el 42,5% pertenecía al hogar del productor, cifra inferior en comparación con el registrado a nivel nacional (49,1%). A nivel de género, se observa que de cada 100 personas que laboran en el campo del Caribe colombiano, 20 son mujeres, cifra muy cercana al promedio nacional (23 de cada 100). Destaca el departamento del Atlántico como aquel territorio con mayor participación de trabajadores que no pertenecen al hogar del productor, donde de cada 100 trabajadores 75 fueron contratadas externamente al núcleo familiar Por su parte, La Guajira se destaca como el departamento que más emplea mujeres en el campo en el Caribe, donde de cada 100 personas que trabajan en las UPAs 33 son mujeres.

 

Aspectos sociales 

En cuanto al nivel educativo alcanzado por los productores residentes en el área rural, las diferencias existentes entre la región Caribe y el total nacional arrojan estadísticas preocupantes. Si bien el porcentaje de personas que ha alcanzado educación media, técnico o universitario, es similar en ambos casos, en los departamentos del Caribe colombiano, la proporción de personas sin ningún tipo de educación es casi el doble que el nacional, pues mientras que en Colombia es de 18,7%, en el Caribe es de 34,8%. El caso más crítico lo presenta La Guajira, con un 53% de los productores residentes que no alcanzaron ningún nivel educativo.

Por el lado de la salud, nuevamente aparece La Guajira como el departamento de la región con el mayor porcentaje de productores residentes no afiliados a ningún régimen de salud (12,7%). Sucre se destaca como aquel en el que la mayor parte de la población productora residente en el área rural censada se encuentra en el régimen subsidiado (87,5%), y el Atlántico, es donde se encuentran la mayor proporción de productores en el régimen contributivo (17,3%).

Con respecto a la situación de pobreza de los productores agropecuarios del área rural del Caribe, el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM ajustado), presenta grandes diferencias con respecto al productor nacional. Mientras que de cada 100 productores agropecuarios 59 son pobres, el promedio de Colombia registra 45. A nivel regional, el Atlántico es uno de los departamentos mejor ubicado en este sentido, con la mitad de productores pobres (50,3%). En La Guajira, por su parte, la cifra llega al 84,6%. No es de extrañar entonces que, al analizar los departamentos de la región, el Atlántico cuente con una de las mejores coberturas de servicios públicos en las viviendas ocupadas en el área rural, con un 97,1% en energía eléctrica y 31,7% en acueducto. En La Guajira, por el contrario, el 80,2% de estas, no cuenta con ningún servicio público. En el Magdalena, si bien la cifra no es tan desfavorable como en La Guajira, más de la mitad de las viviendas ocupadas en el área rural no cuenta con ningún servicio público domiciliario.

 

Tabla 1 – Incidencia de la Pobreza Multidimensional (IMP Ajustado) por territorio

Territorio

Incidencia Pobreza Multidimensional (IPM Ajustado)

 

 
   

Total Nacional

           45,7

   

Región Caribe (promedio simple)

           59,1

   

Atlántico

           50,3

   

Bolívar

           62,7

   

Cesar

           66,1

   

Córdoba

           58,3

   

La Guajira

           84,6

   

Magdalena

           67,6

   

Sucre

           59,6

   

 

Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2014 – DANE

 

 

Conclusión y propuestas

 

El panorama del sector agropecuario del Caribe colombiano no es nada halagüeño. Si bien cuenta con un gran potencial, basado en el área disponible para el desarrollo del mismo, sus capacidades se ven subutilizadas por cuenta de las problemáticas que enfrenta, como son: cobertura incompleta en salud, alta incidencia de la pobreza, poca tecnificación; bajos niveles educativos, de acceso al crédito y de asistencia técnica, entre otros aspectos. La apuesta por el campo no es solo fundamentalmente para la consolidación de la paz en Colombia, sino porque posibilitaría cerrar brechas históricas de desigualdad entre campo y ciudad, y entre regiones, al tiempo que contribuiría a la seguridad alimentaria de la población nacional.

 

Sin embargo, no es suficiente contar con recursos monetarios, que si bien, son indispensables, podrían caer en “saco roto”, si no se conocen las ventajas competitivas del agro del Caribe, y no reconocemos las instituciones que operan en el mercado agropecuario de la región (reglas de juego), tanto a nivel formal como informal. Por tanto, algunas propuestas que planteamos para el desarrollo del sector agropecuario en el Caribe son:

 

  1. Fortalecer la institucionalidad del desarrollo agrícola y pecuario del Caribe colombiano, considerando las potencialidades de los territorios en materia de productos y capacidades técnicas de las unidades productivas agropecuarias.
  2.  Reestablecer las condiciones de seguridad para los pequeños y medianos propietarios y sus activos, mediante un programa de asistencia jurídica.
  3. Fortalecer a las UMATAS a través de la creación de una agencia regional que integre las necesidades del mercado de bienes agrícolas y pecuarios con la capacidad productiva de los departamentos del Caribe colombiana.
  4. Fortalecer la capacidad productiva de las UPAs a través de bancos de maquinarias agrícolas que permita mejorar la productividad a los medianos y pequeños productores. Esta inversión tiene como propósito tecnificar el campo, de modo que aumente el rendimiento de los cultivos por hectárea, su calidad.
  5. Estructurar un programa de asistencia técnica con pertinencia local, que incorpore aspectos productivos, comerciales, financieros y ambientales, de modo que aumente la competitividad del sector y permita prepararse para las condiciones del mercado y cambios climáticos.
  6. Generar un programa de eslabonamiento productivo entre productores agrícola y pecuarios —aprovechando la especialización de cada uno— con el objeto de disminuir las fluctuaciones que genera el cambio climático en los precios y cantidades de los bienes agrícolas y pecuarios.
  7. Dotar de infraestructura de riego a los territorios que puedan generar productos agrícolas con potencial exportador, aprovechando los acuerdos comerciales de Colombia con otros países.
  8. Establecer un programa diferenciado de acceso a créditos flexibles para la actividad productiva agropecuaria y orientación en el uso de los mismos.
  9. Promover el desarrollo de una agroindustria diversificada, con eslabones de la cadena productiva altamente interconectados, a partir de la agregación de valor, donde la inversión en investigación y desarrollo promueva nuevos productos agroindustriales.
  10. Establecer un programa de formalización laboral y atracción de personal cualificado, que genere ideas y favorezca la innovación agroindustrial, particularmente con formación en biotecnología e ingeniería de alimentos.
  11. Mejorar las condiciones de bienestar de los productores campesinos, dándoles mayor acceso a educación pertinente de calidad, salud con servicios extendidos y servicios públicos domiciliarios de forma permanente.

 

Referencia

 

CNA (2014) del DANE. https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/agropecuario/censo-nacional-agropecuario-2014#12