Un día recreativo para los pacientes abandonados del CARI

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La docente María Eugenia Reatiga, en compañía de sus estudiantes, conversa con uno de los pacientes del CARI.

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06 jun 2017

Desde temprano, cerca de 50 pacientes psiquiátricos residentes en el Hospital CARI recibieron entre cantos y bailes a un grupo de estudiantes de Psicología de la Universidad del Norte, quienes por ese día esperaban hacerlos sentir especiales. La actividad, realizada el 2 de junio, hace parte de una campaña que busca fomentar el bienestar emocional y trato digno de personas que padecen un tipo de trastorno mental y, en este caso en particular, que además fueron abandonados por su familia en la institución de salud.

“Es bonito ver jóvenes que labran su destino para dar amor a los que lo necesitamos. Recuerdo cuando yo era estudiante como ellos”. Con esas palabras Liseth agradeció a los voluntarios por su visita al centro médico. Ella es uno de los 38 pacientes en estado de abandono —llamados “de larga estancia”— que viven en el CARI; hace cinco años que reside ahí sin poder salir al exterior, pero tiene compañeros que llevan hasta 20 años en esa situación.

Cuando tenía 33 años, Liseth fue ingresada al hospital por su padre el 4 de junio de 2012 —contó— al presentar un cuadro de depresión mixta; su diagnóstico actual es bipolaridad con algunos periodos regresivos esquizofreniformes. Desde entonces nadie ha regresado por ella. Vivía en el barrio Los Robles, estudiaba ingeniería de sistemas y trabajaba en una farmacia cuando eso sucedió, según dice.

“Llegar a este lugar fue horrible para mí. No estaba acostumbrada a un ambiente tan hostil, con personas psicóticas, violentas”, expresó. Como ella, alrededor de 60 millones de personas en todo el mundo tienen trastorno afectivo bipolar; caracterizado —de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud— por la alternancia de episodios maníacos y depresivos, separados por periodos de estado de ánimo normal.

En países como Colombia este tipo de enfermedades tienen una dificultad adicional: el estigma y rechazo que hace que las personas que las padecen no lo reconozcan y, por tanto, que no se sometan a tratamientos. Por esa razón surgió la campaña que lidera la psicóloga clínica y profesora de Uninorte María Eugenia Reatiga: “Existen muchos tabúes con estos pacientes, el primero es generar vergüenza, como si fuera una desgracia. Pero la enfermedad depende tanto de lo biológico como de lo social. Crear conciencia y dar a conocer eso a la gente es una forma de fomentar el trato digno”.

Combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás pueden ser síntomas comunes entre la gran variedad de trastornos mentales que existen, pero cada uno presenta manifestaciones distintas. Por tanto, los tratamientos médicos también varían, aunque todos deben incluir el componente social: sociedad, familia y la persona como individuo.

De acuerdo con la OMS, la prevalencia de estos trastornos continúa aumentando, causando efectos considerables en la salud de las personas y graves consecuencias a nivel socioeconómico y en el ámbito de los derechos humanos. En el CARI, por ejemplo, la capacidad instalada es de 150 camas, todas ocupadas actualmente, como lo afirmó María Fernanda Padilla, coordinadora de la sede de salud mental del hospital.

“Las enfermedades mentales son directamente proporcionales a las condiciones económicas de los países. Lo que quiere decir que ante mayores niveles de pobreza aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedad mental severa, porque esta se puede considerar un estresor, que podría movilizar la expresión genética”, explicó la médica psiquiatra, con lo que también está de acuerdo la profesora Reatiga.

Hombres y mujeres de aproximadamente entre 32 a 75 años conforman el grupo de larga estancia del CARI; es decir, pacientes crónicos en situación de abandono social y familiar. Algunos llevan incluso más de 20 años viviendo en la institución. Esquizofrenia es el diagnóstico que más prevalencia tiene entre ellos.

La esquizofrenia afecta a más de 21 millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por una distorsión del pensamiento, las percepciones, las emociones, el lenguaje, la conciencia de sí mismo y la conducta, y algunas de sus experiencias más comunes son oír voces y los delirios; describe la OMS.

“En su caso, como en el de los demás trastornos mentales, la farmacoterapia y el apoyo psicosocial son eficaces. Pero las condiciones del hospital, desde el punto de vista locativo, no son las mejores para permitirles que tengan espacios de recreación. Por eso, estas actividades lúdicas que hace la Universidad del Norte son muy importantes, los saca de la rutina y les brinda bienestar”, manifestó Padilla.

Durante el evento, Reatiga y su grupo de estudiantes brindaron un desayuno a los pacientes y una bolsa con implementos de aseo personal, ropa y zapatos, y otros elementos de valor simbólico, como maquillaje, en el caso de las mujeres.

La campaña también incluye una dimensión educativa, donde ya se han realizado charlas de orientación que exponen los problemas con ejemplos de casos famosos de enfermos mentales, como el pintor Vincent Van Gogh y los escritores Ernest Hemingway y Virginia Woolf.

Asimismo, se creó un voluntariado con estudiantes de distintas carreras de la universidad con el que se espera ofrecer a familiares información útil sobre el trastorno y modo de enfrentarlo. Pero también brindarle una inducción y apoyo psicológico al paciente que lo sufre. “Es una manera de contribuir con un mundo más incluyente y amable”, expresó Reatiga.

Por Adriana Chica García

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