Los retos de la comunicación medioambiental en las nuevas generaciones

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Jesús Arroyave, Alberto Martinez, Richard Maxwell, Toby Miller y Nancy Gómez.

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17 may 2018

En el marco de los veinte años del grupo de investigación PBX en Comunicación, Cultura y Cambio Social del departamento de Comunicación Social y Periodismo, se llevó a cabo el 15 de mayo una jornada de reflexión para discutir y conversar sobre los retos actuales de la comunicación, uno de los campos de estudio de más amplio espectro en las ciencias sociales.

El investigador Toby Miller, chairperson (presidente o director) del departamento de Medios y Estudios Culturales de la Universidad de California, junto con Richard Maxwell, del Queens College de la Universidad de Nueva York, hablaron en el Salón de Proyecciones de comunicación medioambiental. La actividad fue moderada por Nancy Gómez, directora del grupo; Jesús Arroyave, integrante del mismo y coordinador del doctorado en Comunicación; y Alberto Martínez, director del departamento de Comunicación Social y Periodismo. 

Los panelistas hicieron un breve recorrido por las industrias cinematográficas y de telefonía, con el fin de mostrar la “contaminación” que se produce en sus procesos y qué se puede hacer desde la comunicación para remediar la situación. Maxwell conversó sobre la toxicidad de las pantallas de plata y cómo la construcción de estas daña el funcionamiento del sistema respiratorio, la piel y los ojos de los trabajadores que las elaboran.

Reflexionó sobre “¿qué tanto saben los fabricantes sobre los daños que causan los smartphones?” e invitó a los asistentes a verificar esta información en sus teléfonos, enfatizando en lo oculto que puede llegar a estar ese contenido y la doble moral que existe en estas industrias al no hacerlo más visible.

“El hiperconsumo en nuestra vida digital contribuye masivamente al cambio climático. Ya es hora de comprender nuestro papel como consumidores y cómo afectamos la vida de nuestros compañeros habitantes en la tierra”, puntualizó Maxwell.

Miller añadió que es necesario replantearse “qué tan verde son nuestros teléfonos”. Según sus estudios, la comunicación se ha convertido en algo positivo en la medida en que nos ha permitido traspasar fronteras y mantenernos en contacto las 24 horas del día. Sin embargo, el precio que se está pagando por estas conexiones, “está amenazando la evolución del ecosistema”.

“La confluencia del consumo, el desperdicio y el trabajo son un problema global. Países como China, India y África son los más afectados. En el Congo, por ejemplo, están sufriendo de esclavitud y violación masiva debido a que es uno de los territorios con más riqueza en minerales con los que se construyen estos productos tecnológicos”, explicó.

Para el investigador los comunicadores tienen un papel fundamental en la defensa de esta crisis y cuentan con las herramientas para dar a conocer la problemática y generar estrategias locales, nacionales o internacionales, que generen conciencia. “Tenemos que prestar mucha atención a la forma cómo estamos comunicando estos temas, la comunicación debe ser efectiva, es la única manera que tenemos para combatir la crisis”, afirmó Miller.

De acuerdo con los docentes, entre las alternativas que ya se están aplicando se encuentran la biología sintética para el reciclaje de los minerales preciosos, provenientes de la basura electrónica; los movimientos sociales de activismos que hay alrededor del mundo como #POISONOUSINDUSTRY; la bibliografía dedicada a estos temas en la que han participado con sus textos como Greening Media, y desde el arte con puestas en escena como las del artista Dani Ploeger, en las que se evidencian el daño de estos procesos.

Los estudiantes que asistieron al evento participaron y recomendaron generar contenidos audiovisuales para la concientización de estas problemáticas, tomando como argumento que la sociedad actual es la más aferrada al consumismo, el uso del internet y la tecnología. “Creo que al ser jóvenes y estar tan conectados a la nube, las series, por ejemplo, son un contenido que nos atrapa de inmediato. ¿Por qué no hacer una serie sobre estos problemas?, creo que es una buena idea para llegar a los jóvenes, que al final son los más involucrados”, dejó como reflexión una de las participantes.

Por María Celeste Lozano

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