Nueva Casa de Estudio rendirá homenaje a nuestro profesor Alfredo Correa De Andreis

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El profesor Alfredo Correa de Andreis durante una conferencia en la universidad.

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06 feb 2019

Como una forma de rendir homenaje a la memoria del profesor Alfredo Correa De Andreis, la Universidad del Norte ha decidido nombrar el nuevo edificio contiguo a la Biblioteca como “Casa de Estudio Alfredo Correa De Andreis”. La decisión ha sido tomada por el Consejo Directivo y el Rector, luego de estudiar la vida académica y legado intelectual de uno de los profesores más queridos y recordados al interior de la comunidad universitaria.

El rector Adolfo Meisel resalta a Alfredo Correa como un profesor muy significativo en la historia de la Universidad del Norte: “Un académico muy distinguido e importante por los valores que representó, por su humanismo, su consagración a la cátedra, al respeto por las personas y su trabajo por los derechos humanos. Pero, principalmente, ejemplo de una vida dedicada a la educación”.

El nombramiento del edificio “Casa de Estudio Alfredo Correa De Andreis” es una iniciativa que, además de homenaje póstumo hacia el profesor, busca poner en relevancia su obra intelectual en las generaciones que se forman en nuestra universidad. Como parte de la remembranza, en el primer piso del edificio se ubicará un retrato del profesor Correa De Andreis que está a cargo del artista cordobés Cristo Hoyos.

Melisa Correa Glen, hija del profesor, manifestó su agradecimiento con la Universidad del Norte por este gesto con su padre, y no oculta la felicidad que siente al saber que “el nombre de mi papá va a resonar, literalmente, en las paredes de este nuevo edificio que van a construir en su honor. Me da mucha alegría”.

Igualmente, señaló que para toda su familia “es importante saber que a la universidad y a todas las personas alrededor de la universidad les importa, después de tantos años, el legado de su papá. Es un honor muy grande”. 

“Me parece chévere que haya un lugar físico donde la gente que lo conoció pueda recordarlo y las nuevas generaciones puedan conocerlo, saber más de él y de su obra, y no únicamente identificarlo porque fue asesinado y porque fue un crimen de estado, sino que lo conozcan por la lucha que él estaba haciendo a favor de la igualdad y los derechos humanos”, agregó.

Para Jair Vega Casanova, profesor de Comunicación Social, este homenaje es una decisión que comunica el ethos de la universidad. “Así como cuando decidió publicar el libro Sociología desde el Caribe colombiano. Memorias de un sentipensante, que recoge parte de la obra del profesor Correa, a través de esta decisión le comunica a la sociedad que los aportes de los investigadores son importantes para entender la complejidad de nuestro país y de nuestra región, más aún los de científicos sociales como él”, expresó.

Alfredo Correa De Andreis fue un sociólogo comprometido con la comprensión de la región Caribe colombiana y con el impulso de cambios sociales que contribuyeran a hacerla mejor. De acuerdo con Vega, era un reflejo del científico comprometido del que hablaba Gramsci, o del que representaba la tradición falsbordiana del Caribe. Capaz no solo de desarrollar importantes investigaciones sobre la región, sino también de articular al mismo tiempo sus reflexiones y su pensamiento con los diferentes espacios en los cuales se desenvolvió, como las organizaciones y movimientos sociales, el Estado y la misma universidad.

“Comparto lo planteado por su hija Melissa cuando dice que al leer los textos que escribió sobre la democracia, sobre la importancia de entender la cultura para planear el futuro, sobre los retos en términos de participación ciudadana para democratizar la sociedad, así como el replanteamiento de la relación del ser humano con el medio ambiente, entendió que estos planteamientos eran muy importantes para ella como joven, así como para todos los jóvenes de la sociedad colombiana. Por esto es que seguimos impulsando su lectura en los distintos ámbitos de la universidad”, enfatizó el docente.

El edificio


Render de la obra.

Un equipo de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, liderado por Fabián Amaya, director del departamento de Arquitectura, se encargó del diseño del edificio, cuyo costo ronda los 12 mil millones de pesos. Estará ubicado al lado de la Biblioteca, y su estructura en concreto comprende un área de 1873 metros cuadrados, con tres pisos y un semisótano.  

Según Carlos Clavijo, director de Servicios Administrativos, área que está a cargo del proceso constructivo, el concepto arquitectónico del edificio contempla salas de estudio y de lectura, dos ‘biblabs’ (laboratorios de biblioteca), dos áreas de cubículos, cuatro salas para reuniones, una gran sala de juntas y la posibilidad de crear zonas individuales o grupales con diferentes grados de silencio. Además, una de las particularidades de la edificación es que está diseñado para ser legalizado como sostenible, a través del certificado estadounidense LEED (Leadership in Energy & Environmental Design). De igual manera contará con una disposición favorable para mitigar las condiciones climáticas y la radiación solar, así como con una defensa protectora contra el ruido.

“El primer piso es más abierto a cualquier tipo de estudio. En el segundo piso hay más puntualidad en cuanto a las zonas de estudio, con el ánimo de que los estudiantes tengan otros ambientes, de acuerdo con el tipo de actividad. Vamos a encontrarnos con cubículos que tienen capacidad para cuatro personas y elementos para trabajar aisladamente. Además tenemos cubículos para personas con discapacidades visuales y de movilidad”, aseguró Clavijo. 

Las zonas de trabajo y puestos unipersonales del tercer piso están dirigidas principalmente a estudiantes de doctorado, pero los de pregrado también podrán entrar, añadió el funcionario. La capacidad total entre los tres pisos es de 458 puestos de trabajo. Se proyecta que el nuevo edificio entre en operación en marzo de 2020.

Por Jesús Anturi y José Rodríguez

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