Primer Mapukeando redescubre la gráfica prehispánica

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El profesor Jairo Bermúdez durante su conferencia sobre la gráfica prehispánica en Mapuka.

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02 feb 2018

La primera edición de Mapukeando de este año, realizado el 1 de febrero en la sala de muestras temporales del museo Mapuka, estuvo dirigido por Jairo Alfredo Bermúdez Castillo, profesor investigador del programa de Diseño Gráfico de la Universidad Autónoma del Caribe, quien compartió sus conocimientos sobre la gráfica prehispánica en Colombia y la simbología del pueblo indígena muisca.

En el evento, dirigido principalmente a diseñadores gráficos, industriales, artistas y artesanos, Bermúdez Castillo mostró un avance de su investigación, que correspondió a un estado del arte sobre los personajes de la historia que resaltaron el dibujo prehispánico y los hechos que marcaron su historia.

Para el docente e investigador la gráfica es una gran fuente de inspiración para diseñadores y artistas porque “la manera cómo fueron hechas visualmente las figuras coincide con la que hoy se trabaja en los diseños”.

“La gráfica prehispánica tiene estructura. Hay elementos de diseño como la retícula, la línea, el punto, la seriación, la progresión y la composición visual, que se enseñan en las escuelas de diseño para que la gente realice composiciones visuales muy bien pensadas”, explicó el profesor, quien también dicta este semestre la clase de Historia de Colombia en el siglo XX en Uninorte.

Una de las principales características del arte prehispánico es que todos sus elementos visuales cumplen con las normas contemporáneas de la estética.

“No sabemos cuál era la intención de trabajar con esa perfección gráfica que plantearon las culturas prehispánicas, pero esa es a la que idealmente deberíamos llegar los diseñadores”, enfatizó Bermúdez.

Un grabado del siglo XVI es la primera imagen que se tiene del período prehispánico, en el que retrataron a integrantes de una tribu de Brasil que transportaba en sus espaldas a invasores portugueses. En Colombia la gráfica comienza a tener relevancia gracias al ingeniero e historiador colombiano Miguel Triana, quien a principios del siglo XX transcribió 52 planchas de jeroglíficos del imperio Chibcha, y generó tres publicaciones. Su objetivo: darle prestigio al pasado cultural.

Bermúdez recalcó que aún hay mucho por descubrir y estudiar de la riqueza visual de la gráfica, ejemplificando con una fotografía de los 36 murales que están en la Sierra de Chiribiquete, en los Llanos Orientales, cuyo territorio hoy está abierto al turismo gracias a la firma del Acuerdo de Paz.

“Los indígenas karijona habitaban esa zona, pero los murales no se les atribuye a ellos porque precisamente no se había podido hacer estudios rigurosos al respecto. Es un redescubrimiento de la gráfica prehispánica colombiana”, concluyó.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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