'Fracking': un debate que sigue vigente

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Luis Samaniego, profesor de la Universidad Quintana Roo, en México.

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19 oct 2017

El uso de la fracturación hidráulica, más conocida como fracking, ha generado gran debate en Colombia. A pesar de que naciones como Estados Unidos y Argentina practican esta modalidad de extracción de hidrocarburos no convencionales hace décadas, en nuestro país podría traer más consecuencias ambientales de las que ya se conocen.

La Cátedra Global de Uninorte sirvió el miércoles, 18 de octubre, como escenario para debatir sobre su uso en Colombia y el mundo. El evento contó con la participación de expertos que, desde sus distintas perspectivas, ofrecieron una visión de los pros y los contras de esta polémica técnica.  

Para Juan Pablo Sarmiento, profesor del departamento de Derecho, la contaminación de las aguas subterráneas que abastecen al ser humano, la contaminación del suelo y la producción de movimientos sísmicos son las principales consecuencias que puede traer el fracking.

Durante su conferencia el abogado resaltó que, además de las repercusiones mencionadas, la alta vulnerabilidad de Colombia ante el cambio climático, especialmente la disminución de su recurso hídrico, haría crítica la práctica, que requiere entre 9 y 26 millones de litros de agua por pozo. Más aún si se tiene en cuenta que la zona en la que el fracking sería más provechoso es el Magdalena Medio, en donde ya hay deterioro ambiental.

“Ante un tema como el fracking, se necesita un Estado de Derecho fuerte y en Colombia esto no es una premisa con la que podamos contar. Si no hemos podido controlar el impacto ecológico para el cultivo de la palma africana, cómo se va a controlar el del fracking”, cuestionó.

Hasta diciembre de 2016, de los 43 bloques petroleros que aparecen clasificados por la Agencia Nacional de hidrocarburos como yacimientos no convencionales, siete están licitados para exploración. Sin embargo, la ANLA (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales) y el Ministerio de Ambiente solo ha concedido un permiso para la exploración: el de La Loma, Cesar.

“Según los estudios consultados, para que sea rentable el fracking en Colombia el barril de petróleo tiene que llegar a 70 dólares. Por ahora se ha mantenido en 50, lo que afortunadamente ha llevado a un freno en su implementación en el país”, explicó.

Henry Jiménez, profesor del Centro Heidelberg para América Latina, en Alemania, manifestó que a nivel mundial el tema trae muchas dudas “porque así como no hacemos sostenible ni hacemos viable otro tipo de actividades, como la extracción convencional de petróleo y gas, tampoco sería exitoso hacer sostenible el petróleo y gas no convencional”.

Para el experto es necesario tener una política energética sostenible que asegure una práctica responsable. “Dentro de esta política el fracking tendría que cumplir unos requerimientos muy estrictos: supervisión previa que incluya estudios ambientales, geológicos, examinados por instituciones independientes. Si no hay una normativa que evite que la corrupción penetre los informes ambientales, el fracking sería dañino para la salud y el medio ambiente”.

Una opinión similar sostiene Luis Samaniego, profesor de la Universidad Quintana Roo, en México, quien enfatiza que la corrupción que se tiene en los países latinoamericanos es el principal reto al que se enfrenta la fracturación hidráulica.

“La corrupción puede permitir un mal fracking que dañe los derechos humanos. Todos los tipos de extracción generan un impacto y un daño ambiental, ahora bien este es un impacto muy fuerte. Pero sí se puede llevar a cabo de manera segura siempre y cuando se cumplan todos los protocolos de seguridad”, sostuvo.

Por Oriana Lewis 

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