Educación, clave para un posacuerdo exitoso

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Ángel Martín Peccis, director en Colombia de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

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28 sep 2016

En su novena edición, la Cátedra de las Américas abrió un espacio para promover la reflexión sobre los principales asuntos coyunturales de nuestro continente, enmarcada en una dinámica mundial.

Hasta el 29 de septiembre, más de 30 expertos provenientes de todo el continente analizarán el panorama de América Latina frente al contexto actual de las elecciones en Estados Unidos, la tensión política en Venezuela y Brasil, el desarrollo sostenible y, por supuesto, el Acuerdo de Paz en Colombia.

En torno a este último punto giró la conferencia inaugural del evento, a cargo de Ángel Martín Peccis, director en Colombia de la Organización de Estados Iberoamericanos –OEI-, que ha apoyado el proceso de paz en Colombia en temas de educación, derechos humanos y democracia.

Peccis fue invitado a la mesa de negociaciones en La Habana a presentar las propuestas de la OEI para la educación y vinculación productiva en el posacuerdo. Allí subrayó la importancia de estas para dejar atrás más de medio siglo de violencia y procurar que la reinserción de desmovilizados y la atención a las víctimas puedan ocurrir de manera efectiva.

En su conferencia en la Cátedra de las Américas, Peccis señaló alguno de los aspectos principales de lo que planteó ante los negociadores del Gobierno y las Farc, partiendo de la importancia de que la educación se enmarque en un proyecto de reconciliación entre los reinsertados y las comunidades afectadas. “Si hay un proyecto con mil reincorporados, debe haber mil víctimas. Esto no se debe hacer para el primer grupo solamente”, explicó Peccis.

Peccis propuso un modelo de intervención desde la educación que desarrolle habilidades y competencias integrales para la vida, tanto en víctimas como victimarios, acompañados de una caracterización psicosocial, una aproximación educativa personalizada, un proceso de sensibilización para las comunidades receptoras y el trabajo en comunidad.

“Las Farc son fundamentalmente campesinos, y querrán volver al campo. Tenemos que garantizar una oferta educativa para que construyan un proyecto de vida diferente a las armas. Para ello es importante detectar su vocación y saber cómo se ven en 5 a 10 años, y así saber cómo van a aportar a la comunidad”, afirmó el director, resaltando la importancia de lo anterior para cerrar las brechas entre el campo y la ciudad.

Agregó que la idea es hacer proyectos productivos en el campo por la vía del cooperativismo, que no sean solo de reincorporados y víctimas sino de toda la población rural. Además, buscan brindar una oferta institucional que permita alfabetizar, brindar educación básica primaria, formación técnica rural o profesional.

“Aquí es importante el apoyo de las universidades y el apoyo con el Sena. La OEI no es un sustituto para la formación técnica, pero vamos a cooperar con la implementación y seguimiento de este proyecto. Es decir, si mañana la Universidad del Norte o el Sena recibe a 50 personas, nosotros haremos acompañamiento a esas personas”, indicó Peccis.

Sembrando un compromiso

Previo a la inauguración del evento, se realizó la siembra de un roble amarillo, árbol insignia de la Universidad del Norte, en inmediaciones de uno de los edificios administrativos de la institución. Este fue el primero de 1500 robles amarillos que se plantarán en los terrenos de la Universidad y lo largo del departamento del Atlántico, en conmemoración de los 50 años de la fundación de Uninorte.

“Esta siembra no es un hecho decorativo sino principalísimo. Uno de nuestros sellos es la apuesta por el rescate, a partir del estudio y la investigación, de lo que es la naturaleza, el medio ambiente y la relación del ser humano con ellos. Es una apuesta muy difícil, en una época donde el medio ambiente no es principal motor de las agendas”, expresó Ferro durante el acto de inauguración.

El rector añadió que “estamos en una infancia de ese rescate, porque se rescate es rescatarnos a nosotros mismos” y manifestó que este acto debe invitarnos a “a pensar en toda la perspectiva difícil y retadora del posconflicto, que ya empezó a correr sus horas de esperanza”.

En este sentido, señaló el reto de la Universidad del Norte en aportar en el posacuerdo en Colombia. “Ocupamos un lugar no de privilegio sino de gran responsabilidad. Lo que hacemos debe servir como ejemplo para todos”.

Por Andrés Martínez Zalamea

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