El panorama del posacuerdo con los países vecinos

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Socorro Ramírez, columnista de El Tiempo y doctora en Ciencia Política.

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29 sep 2016

De ganar el sí en el plebiscito, Colombia entrará en un periodo de reformas que tendría repercusiones tanto en los países fronterizos como en los de la región. Esto, sumado a las problemáticas internas que tiene cada una de las naciones vecinas, puede traer riesgos que deben transformarse para evitar que se vuelvan amenazas y hacer de ellos retos capaces de articular dinámicas positivas en las zonas fronterizas.

“Lo que arranca es muy complejo pero muy esperanzador”. Este fue el planteamiento expuesto por Socorro Ramírez, columnista de El Tiempo y doctora en Ciencia Política, durante su conferencia titulada “Los países vecinos y la paz en Colombia”, en el marco de la IX Cátedra de las Américas.

Para Ramírez, el caso de la frontera colombo-venezolana es el más complicado, pues se trata de la frontera más grande y con la que más diferencias hay entre los sistemas de gobierno. “En buena medida el posacuerdo se va a jugar en esa frontera, no impunemente seis de los departamentos colombianos fronterizos con Venezuela van a tener campamentos en donde se van a ubicar las Farc, porque en esta frontera se concentró la confrontación armada”, manifestó.

Una situación también compleja pero con mayores ventajas es la relación bilateral con Ecuador. Si bien dicha relación se ha normalizado y ha tenido como consecuencia la recuperación de la institucionalidad de la vecindad y se han creado gabinetes conjuntos, el país pasa por un momento difícil.

La caída de los precios del petróleo y la revaluación del dólar frente al peso colombiano han hecho que el gobierno del país vecino tome una serie de medidas para mitigar la balanza de pagos para reducir importaciones y frenar la salida de esta divisa, que han tenido implicaciones en la frontera con Colombia. Los problemas económicos, sumado a la preocupación con respecto a los efectos que puedan tener la desmovilización y reinserción de las Farc en ese territorio, generan un panorama de incertidumbres.

Con respecto a las frontera colombo-panameña y a la colombo-brasilera, la conferencista explicó que ambas también constituyen retos para el posacuerdo. La primera, debido, en parte, al debilitamiento de las relaciones entre los dos países, como consecuencia de que Colombia incluyó a Panamá en la lista de paraísos fiscales.

Sobre la frontera con Brasil, la destitución de su presidenta y los problemas internos que esto conlleva, hacen que se tenga un escenario poco claro. Además, tampoco se tiene certeza de que se pueda llevar a cabo lo pactado con Dilma Rousseff sobre cómo aprovechar el posconflicto para generar una serie de dinámicas en las fronteras amazónica.

El panorama regional, para Ramírez, es un poco más positivo en ciertos aspectos. “Celac es un espacio esperanzador, que se dio en medio de un panorama cambiante de América Latina y el Caribe, de búsqueda de políticas opuestas y ha sido fundamental para el dialogo político cuando hay tanta fragmentación”, expresó.

Sin embargo, señaló que a pesar de que el crimen trasnacional es de las amenazas más importantes en América Latina, los países insisten en tomar medidas individualistas en vez de hacerlo conjuntamente.

Por Oriana Lewis

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