La crisis del desplazamiento en América Latina

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Álvaro Botero Navarro, especialista en derechos humanos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

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21 oct 2016

El mundo se enfrenta hoy en día a la mayor crisis de refugiados en los últimos tiempos. El flujo masivo de migrantes que en las últimas décadas abandonaron sus hogares y actividades por causa de la violencia y de graves violaciones de derechos humanos ocasionó que para 2015 hubiera un total de 65,3 millones de desplazados en el mundo, 23,3 millones de ellos refugiados y 3,2 millones solicitantes de asilo.

Durante el tercer día de la Cátedra Estados Unidos se llevó a cabo el IV Foro sobre Derechos Humanos: Migrantes, refugiados y víctimas de trata de personas, con el fin de debatir en torno a los derechos de estos grupos de personas, que por su condición han recurrido a la protección internacional.

Aunque mucha de la atención se ha centrado en la crisis migratoria en Europa y en el desplazamiento por causa de la guerra civil en Siria, los ponentes se enfocaron en lo que sucede en el continente americano, más específicamente en el triángulo norte de Centroamérica, conformado por El Salvador, Honduras y Guatemala, y en el vecino país de México. En estas cuatro naciones, cientos de miles de personas han tenido que migrar forzosamente al no obtener la protección de sus estados.

Según Álvaro Botero Navarro, especialista en derechos humanos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, esta situación es propiciada por la violencia relacionada con drogas y pandillas, que ha conducido a la elevada tasa de homicidios en el triángulo norte, una de las más altas de todo del mundo. “A nivel mundial, por cada 100.000 habitantes, en promedio 6,2 mueren por homicidios. En El Salvador, esta tasa fue de 103 homicidios, casi tres veces mayor a la de Colombia en los años más crudos del conflicto armado”, afirmo Botero.

Como resultado, en los países del triángulo y México hay cerca de un millón de desplazados tanto internos como aquellos que huyen en búsqueda de asilo en Estados Unidos, Costa Rica, Belice y el mismo México.

Según Botero, esta cifra de desplazados superaría a la de Colombia en los próximos años; sin embargo, de El Salvador, Guatemala, México y Honduras, solo este último reconoce su problemática de desplazamiento, pese a que los cuatro países suman 124.116 solicitantes de asilo y 43.239 refugiados para 2015 (un aumento del 800% con respecto a 2010).

Por otra parte, de acuerdo con el experto, los países receptores de desplazados como EE.UU. se han dedicado a detener y deportar inmigrantes y solicitantes de asilo, con la creencia de que esto podrá disuadir a otras personas de intentar migrar, han recurrido al cierre de fronteras, e incluso han recurrido a la interceptación en altamar de los migrantes antes de que alcancen a entrar al país.

“Cuando a las personas les cierran fronteras y pierden esas rutas para huir de la violencia y de la hambruna, estas van a empezar otros caminos aislados y clandestinos, con menos acceso a protección efectiva y mayor probabilidad de que se les violen sus derechos”, sostiene Botero

Botero afirma que es necesario que los estados reconozcan la existencia de este problema y adopten medidas para su prevención y para garantizar la asistencia humana y soluciones duraderas.

“La migración irregular es resultado de las barreras y lo seguirá siendo si no se abren otras vías para que todas las personas puedan migrar de forma segura. La criminalización tiene un efecto reducido en industrias oportunistas como el tráfico ilícito de migrantes. Apoyar políticas públicas que creen mecanismos que la personas puedan migrar es mucho más eficiente en términos de derechos humanos”, sentenció el experto.

Por Andrés Martínez Zalamea

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