El liderazgo de Japón y la pasión de Colombia no están distantes

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Kenji Yokoi, durante la conferencia inaugural de la Cátedra Asia Pacífico 2015.

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19 ago 2015

La felicidad es una decisión individual, tiene que ver solo con uno mismo. Por eso, no hay que buscar en otros la felicidad, porque no la van a encontrar. Este fue el llamado de la atención que dio Kenji Yokoi en la conferencia inaugural de la VII edición de la Cátedra Asia Pacífico, que inició el 19 de agosto. En el evento confluyen dos culturas distantes geográficamente: Colombia y Japón se reúnen para encontrar entre la diferencia, lo común.

"Furinkazan; pasión y liderazgo" fue el título de la conferencia con la que abrió la Cátedra Kenji Yokoi. Este colombiano nacido en Ciudad Bolívar, Bogotá, de padre japonés y madre colombiana, propone en sus charlas el rescate de los principios y valores en nuestra sociedad, orientados hacia la innovación y mentalidad, sin negociar los principios universales de éxito integral. Esta no fue la excepción.

"Como introducción quiero romper varios mitos que existen alrededor de Japón: los chinos y los japoneses somos muy diferentes, tenemos costumbres y culturas distintas, en Japón no comemos ratas y tampoco somos reconocidos por las artes marciales, sino por los comics –manga−", afirmó el colombojaponés, para luego entrar en materia.

Yokoi es director de la Fundación Turismo con propósito, una organización sin ánimo de lucro que "más que brindar una conferencia, busca dejar huella a través de una experiencia", como se lee en su página web. A través de la fundación muchos japoneses han tenido una oportunidad de inmersión en Colombia por un tiempo corto, lo cual ha cambiado radicalmente su forma de ver la vida.

"El colombiano es un ser muy apasionado y tenaz, las crisis internas que ha vivido por tantos años han desarrollado en él una capacidad impresionante de ser flexible, de ver la vida de una manera positiva, de salir adelante, de aferrarse a sus sueños. Eso es beneficioso para el actual Japón, donde tenemos una juventud muy occidentalizada, pero con muchas raíces de disciplina, respecto al tiempo, compromiso, que también necesitamos en Colombia", indicó Yokoi.

En cada una de las actividades que realiza, Yokoi desea impartir el código Furinkazan: viento, bosque, fuego y montaña. En esta ocasión se dedicó al primer elemento. El viento hace referencia a la identidad; es decir, a descubrir, conocer, estudiar y tener una visión clara del propio ser. Esa es en realidad una tarea difícil y compleja. Sin embargo, la maestría que se tenga para definirse es la mejor plataforma para impulsar las más grandes conquistas, expresa.

La sociedad está acostumbrada a calificar, no por lo que somos, sino por lo que tenemos. Pero, lo que nosotros somos es lo que llevamos por dentro, lo que no se ve. En liderazgo la primera impresión no vale. Entonces, la identidad es aprender a mirar a las personas y no calificarlas por cómo se ven. Aquí confluyen dos aspectos: la disciplina y el amor.

Para Yokoi, el aporte del japonés es la disciplina, "que es el resultado de tres factores: organización, limpieza y puntualidad"; y el aporte del colombiano es el amor, "que es una decisión y no una emoción. Hay que aprender a controlar al amor, sino él nos controlará a nosotros", dice.

Su conclusión es que uno debe hacer todo lo que tiene que hacer, con pasión; no importa cuántas veces se equivoque, hay que levantarse, pues solo así se aprenderá a tener éxito en la vida.

Con esta reflexión inició la Cátedra que va hasta el 22 de agosto. Académicos, autoridades gubernamentales y empresarios se reúnen esta semana para generar un acercamiento y apoyar el impulso de las relaciones entre el Caribe colombiano y el país asiático. El embajador del Japón en Colombia y otros expertos en Japón, China e India conforman el panel de conferencistas. Para ver la programación completa haga click aquí.

Desde 2007 se realiza en Uninorte la Cátedra Asia Pacífico, un espacio en el que se ofrece a la comunidad universitaria y a la región Caribe, las tendencias de este continente milenario en aspectos políticos, económicos, culturales y académicos. Luego de siete años, esta edición honra nuevamente a Japón, y conmemora los 100 años de la llegada y establecimiento del primer japonés al departamento del Atlántico.

Por Adriana Chica

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