“Los docentes saben algo que las máquinas no: establecer vínculos humanos”: Edgar Gómez
En el marco del Seminario Internacional en Pedagogía Universitaria, el profesor de la School of Information de la Universidad de Texas propuso desmontar los discursos que presentan a la IA como una inevitabilidad tecnológica y enfatizó en una reflexión profunda sobre sus usos.

“La inteligencia artificial (IA) no es el futuro al que debemos llegar sin cuestionamientos. Es una tecnología que debe entenderse, discutirse y decidirse con conciencia”. Con esta premisa, Edgar Gómez Cruz, profesor asociado en la School of Information de la Universidad de Texas en Austin, propuso en la Universidad del Norte una pausa crítica frente al uso cada vez más extendido —y a veces irreflexivo— de la IA en entornos educativos.
Gómez Cruz fue el conferencista invitado del Seminario Internacional en Pedagogía Universitaria: IA, ¿más de lo mismo?, dirigido a docentes y organizado el 22 de julio por el Centro para la Excelencia Docente (CEDU). En su charla abordó la inteligencia artificial como campo de decisiones sociales, políticas y pedagógicas. Propuso desmontar los discursos que la presentan como una inevitabilidad tecnológica y enfatizó en la urgencia de una reflexión profunda sobre sus usos, alcances y consecuencias.
“Los dos grandes retos que tenemos son, por un lado, que se asume que la inteligencia artificial es el futuro y hay que llegar a él; y por otro, que quienes no participen se quedarán atrás. Esa es una narrativa peligrosa. La visión crítica permite pausar, guiar y decidir hacia dónde queremos ir, en vez de actuar por inercia”, señaló Gómez en el auditorio Marvel Moreno.
Autor de obras como Tecnologías vitales: pensar las culturas digitales desde Latinoamérica (2022) y De la cultura Kodak a la imagen en red (2012), el académico advirtió sobre la apropiación acrítica de tecnologías digitales en el ámbito educativo. A su juicio, más que preguntarse cómo adoptar estas herramientas, es necesario examinar los contextos en los que se encuentran docentes y estudiantes, sus conocimientos previos, aspiraciones y necesidades reales.
“¿Por qué asumimos que ya se apropió y no hay vuelta atrás? Tal vez no sea la apropiación el enfoque, sino el encuentro: cómo las personas se aproximan a esta tecnología, qué esperan de ella. Ahí hay un punto intermedio mucho más interesante”, indicó.

Lejos de rechazar la tecnología, Gómez lo que propone es una integración consciente y situada. Insistió en que los profesores no deben verse como obsoletos frente al avance de la IA, sino reconocer el valor insustituible de su experiencia, sensibilidad pedagógica y comprensión del aula.
“Los docentes saben algo que las máquinas no: percibir al grupo, establecer vínculos humanos, comprender emociones, adaptar procesos. Esa experiencia es un superpoder que la tecnología no reemplaza, pero sí puede ayudar a canalizar mejor si se usa con criterio”, afirmó.
Además, llamó la atención sobre los impactos menos evidentes de la IA, como los ambientales, políticos o éticos, y alertó sobre la tendencia a aplicar estas tecnologías sin una reflexión previa sobre sus consecuencias.
“No se trata de usar la IA y luego ver qué pasa. Hay que preguntarse primero para qué la vamos a usar, a quién beneficia, a quién perjudica y qué mundo estamos ayudando a construir con su implementación”, recalcó.
La conferencia de Gómez, además de ofrecer herramientas conceptuales para el análisis crítico de las tecnologías emergentes, reforzó la idea de que el papel del educador sigue siendo central en la formación humana ante las tendencias de automatización y datos masivos. En su paso por Uninorte invitó a no olvidar que la inteligencia humana sigue siendo el recurso más poderoso en el aula.
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