Inv construcciones en malecón

Una investigación de la Universidad del Norte y la Universidad Politécnica de Madrid analiza cómo sería una adecuada propuesta urbanística para la franja ribereña de Barranquilla, teniendo en cuenta el ingreso de los vientos, el cual permite un ahorro energético de 1.2 billones de pesos al año.

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20 sep 2021

La relación entre el viento y las ciudades se ha desarrollado a lo largo de la historia a través de diferentes disciplinas, como la arquitectura, con el objetivo de comprender su importancia para la planificación urbana en un mundo urgido de conciencia ambiental. En el caso de Barranquilla, donde predominan dos flujos de viento moderado con direcciones noreste y norte, un grupo de investigadores de la Universidad del Norte y de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha estudiado el impacto de futuras construcciones en la franja ribereña del río Magdalena sobre el ingreso de los vientos y sus posibles efectos en el clima de la ciudad.

La investigación, denominada “Evaluación del comportamiento del viento en la franja del Gran Malecón de Barranquilla, para la correcta formulación de su urbanismo bioclimático”, fue financiada por la empresa Puerta de Oro y comprende una porción de dicha franja, desde el barrio Siape hasta la calle 72.

“Si se edifica sin control en esta zona, el estudio señala que el clima de la ciudad podría alterarse de forma negativa, debido a la obstrucción de vientos, experimentándose una subida de la temperatura en aproximadamente 2 o 3 grados centígrados, lo que implicaría mayor gasto energético”, expresa el profesor Antonio Olmos (MSc), de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de Uninorte, quien colideró la investigación junto a la docente de la Universidad Politécnica de Madrid, Ester Higueras, doctora en Urbanismo, especializada en arquitectura bioclimática y autora del best-seller Urbanismo Bioclimático (ed. GG), con el apoyo de la División de Ingenierías.

Investigación

El estudio duró aproximadamente un año y hace parte de un macroproyecto que lleva a cabo la empresa Puerta de Oro, denominado Operación Estratégica del Río, el cual analiza cómo sería una propuesta urbanística bien estructurada para toda la franja ribereña (desde Las Flores hasta La Loma). Se analizó de forma teórica toda la propuesta urbanística que se plantea para la zona del Gran Malecón, y se utilizaron programas informáticos de alta complejidad para realizar un estudio de disponibilidad de viento urbano, (AVA - Air Ventilation Assesment), metodología utilizada actualmente por los técnicos del ayuntamiento de Hong Kong para mitigar los problemas derivados del efecto Isla de calor, y que surgió en 2004 como medida de prevención luego de un brote de SARS en un área de la ciudad.

Fue así como los investigadores sometieron a comprobación la interacción de las edificaciones propuestas por los urbanistas con respecto al viento, considerando que este es uno de los dos factores determinantes del clima en Barranquilla. El otro es la radiación solar.

“Si perdemos ese caudal beneficioso de viento, ¿qué puede pasar? Se detendría el efecto arrastre de partículas en suspensión, calor y humedad relativa que el viento ejerce sobre la ciudad. Se desajusta el microclima, generando un sobregasto energético y muy probablemente se aumentarían las enfermedades de tipo respiratorio en la población, tal y como ha sucedido en algunas ciudades del país”, argumenta el profesor Olmos, máster en Tecnología de la Arquitectura.


Flujo de viento a altura de viandante. Dirección nor-noroeste. Velocidad: 3 m/s.

Desde las primeras hipótesis, agrega, se avizoraba este panorama, pues históricamente la capital del Atlántico es una ciudad que depende del viento para refrescarse y poder aminorar los efectos de la alta radiación solar que recibe. Es por eso que enfatiza en la importancia de diseñar abriendo canales para que el viento penetre en el territorio. No obstaculizar, es decir, avanzar con un esquema de construcción escalonado para que las edificaciones más altas se sitúen hacia la parte posterior del urbanismo.

"Por ejemplo, aprovechar los canales de escorrentía de aguas (los arroyos) para que, de la mano del urbanismo, se conviertan en grandes parques y canales por donde también se capten los vientos", puntualiza la profesora Higueras.

De acuerdo con la investigación, gracias a la incidencia de los vientos, la ciudad ahorra en consumo energético alrededor de 1.2 billones de pesos al año, es decir, el equivalente al costo aproximado de dos puentes Pumarejo. Por eso es muy importante que las empresas encargadas del desarrollo de la ciudad, como Puerta de Oro, incluyan los factores naturales determinantes de su clima, para articular los instrumentos de planificación del territorio, "práctica poco común en las administraciones y que podría aproximar a Barranquilla al concepto de verdadera ciudad sostenible”.

En el estudio también se aportan una serie de datos de carácter numérico, relacionados con la relación que debe tener el espacio abierto con la altura de las edificaciones, para que haya siempre un caudal disponible de viento a la altura del peatón. De esta manera, no habría afectación negativa por motivo de nuevas edificaciones.

“En conclusión, de lo que trata el estudio no es de limitar las alturas, sino el cómo deben disponerse en esas configuraciones. Es decir, de forma escalonada, desde la ribera hacia su parte posterior. A medida que nos alejemos de la orilla podremos subir gradualmente, pero próximos a la ribera manejar alturas bajas. Todo esto alternando el escalonamiento con grandes canales, para que el viento pueda penetrar en el territorio”, concluye Olmos.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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