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¿Esperanzas al borde del Abismo?

Para cualquier colombiano no deja de ser sorprendente la situación que vivimos en Colombia, comparada con la del resto del mundo. Mientras Corea del Norte y Estados Unidos se muestran los dientes en un juego peligroso, que nos puede llevar a una catástrofe nuclear, en Colombia, a pesar de nuestros tremendos problemas, las cosas parecen caminar hacia escenarios más pacíficos. Sabemos de los asesinatos de decenas de defensores de Derechos Humanos y lideres de restitución de tierras, y de las tensiones que ha generado la implementación del proceso de paz con el acompañamiento de Naciones Unidas, así como de la existencia de grupos violentos y bandas criminales, pero es claro que el imaginario colectivo del país se mueve hacia la discusión de sus principales y urgentes problemas.  

Sin duda el tema de la paz estará en la agenda del 2018, pero quiérase o no, al arrancar la campaña presidencial   no será suficiente defender el proceso o “amenazar con volverlo trizas” para definir la votación de los ciudadanos. 

Tampoco bastarán los análisis racionales, sino que se combinarán con emociones y pasiones como todo proceso político. La polarización seguirá creciendo pues la lucha por el poder es enconada. La clave será evitar que desemboque en violencia. Los colombianos debemos resolver nuestras diferencias con decisiones democráticas, reales, a pesar de las imperfecciones de un sistema, que como decía Churchill, es muy malo hasta que se invente algo mejor.

El jueves pasado se llevó a cabo la primera discusión pública de muchos precandidatos presidenciales en la Asamblea de la ANDI –de todos los matices– lo cual fue una experiencia interesante, pues de todas maneras hubo consenso en la mayoría de las opiniones frente al tema venezolano, pues todos condenaron el rompimiento democrático constitucional ocurrido en el vecino país, desde la izquierda hasta la derecha. 

Ello aleja el fantasma del castro-chavismo, pues ninguna tendencia política se quiere apuntar a la defensa del régimen venezolano, el cual puede implosionar en cualquier momento, o atornillarse en el poder si no sucede nada. 

Otros asuntos que empiezan a llenar la agenda es el tema de la corrupción, el cual no es posible evadir, aunque la pregunta que surge es cómo hacer  una reforma política ahora que ayude, para que esto no se quede en retórica.

contratistas, partidos y elecciones están erosionando el sistema político colombiano. Licitaciones de a uno y contratación directa abundan por todas partes, aun en nuestro rincón maravilloso del Atlántico.  

Un segundo tema que empieza a plantearse en la agenda es el fiscal, relacionado con la carga tributaria. A nivel microeconómico es excesiva, pero resulta que a nivel macro, la tributación colombiana es apenas un 20% del PIB según la OCDE. La evasión es elevada y los que pagan impuestos son las mismas empresas y personas de siempre. Muchos candidatos hablan de rebajar los impuestos, pero ya los quisiera ver en el Gobierno a ver si de verdad lo hacen.

Recordemos la promesa de Santos que no iba a subir los impuestos. Me sorprendió que el Centro Democrático planteara el tema de la elevación de los salarios y el empleo, en su foro del 5 de Agosto, pues es un debate clave en esta coyuntura. La carrera comenzó. Bienvenido el debate de las ideas. 

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Entrevista periodistica sobre el libro "Instituciones, Desarrollo y Regiones" en Colombia

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