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El Rezago Regional

Al otorgarle el Doctorado Honoris Causa en Economía al profesor Salomón Kalmanovitz, sin togas ni birretes, en forma sencilla, la Universidad del Norte le rindió un homenaje merecido a este economista del Caribe, quien hizo su carrera profesional en Bogotá, pero que siempre venía cada año a nuestras universidades a participar en conferencias y conversatorios. Por ello, se publicó un libro Salomón Kalmanovitz: Semblanza de un pensador Caribe, donde se examina su obra, su biografía y sus más importantes columnas. Al final del libro está un trabajo inédito de Salomón, titulado ‘¿Qué tan rezagada está la Costa Caribe en el siglo XXI?’, donde hace referencia a trabajos previos de Adolfo Meisel y J. García-García, en el cual señala que en parte la Región se afectó por el modelo sustitutivo que imperó hasta los años 80, y que de algún modo se ha beneficiado por el modelo de apertura desde los 90, pero ello ha sido insuficiente para superar la brecha regional, a pesar del crecimiento del PIB per cápita de cada departamento desde los años 90, hasta el 2015, donde solo el Atlántico y La Guajira están por debajo del promedio nacional, gracias al impacto de la economía minera y otros sectores. El autor señala que hubo factores propios de la región que afectaron las posibilidades de lograr convergencia en el desarrollo regional con el interior del país: en primer lugar, el tema de la concentración de la propiedad de la tierra, muy fuerte en La Guajira, Córdoba, Atlántico y Cesar, referida a propiedades de más de 1.000 hectáreas, siendo más moderada  con respecto a propiedades de inferior tamaño, que en el resto del país. Por el peso político de este sector no ha sido posible avanzar en programas de tierras. En segundo lugar, la estrategia de apertura se vio limitada por la debilidad en la construcción del Estado nacional y local. Lo anterior se agrava por la corrupción, donde “la forma más frecuente de corrupción es el soborno de funcionarios, la apropiación de bienes públicos y de bienes privados por funcionarios, el tráfico de influencias, el nepotismo y la extorsión”, (p. 195). Aunque el autor reconoce los logros de muchas ciudades capitales de la región, destaca la debilidad de los gobiernos departamentales y la falta de un catastro actualizado en los municipios. EL HERALDO en su edición del pasado domingo trae una relación cuidadosa de los despilfarros en varios municipios de la Costa, calificados como “elefantes blancos”. 

En el caso de Barranquilla, por ejemplo, sin duda las obras se terminan y se hacen bien en general. El problema es la contratación cerrada que predomina en ella, donde una nueva élite de contratistas se ha enriquecido, algunos reciclados del pasado, convirtiéndose en los nuevos ricos, imitando el consumo suntuario de la clase ociosa con yates, propiedades en Miami y Nueva York. Las obras aquí se hacen y bien, pero sin una lupa ciudadana que verifique si los presupuestos están inflados o no, pues de allí se pueden derivar rentas capturadas que financian después las elecciones. 

Por otro lado, muchos creemos que se debe impulsar la RAP Caribe, pero me temo que en la Gobernación quieren RET de una vez, lo cual es irreal por ahora, cuando ni la ley de regiones ha salido. De seguir esto, quedaremos otra vez en el aire. Otro factor de rezago regional. Ya Córdoba se nos desliza hacia Antioquia.

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