Cuando se inició el proceso de apertura en Colombia a comienzos de los 90, aplicando la teoría de la ‘base exportadora’, se pensaba que la Región Caribe iba a tener un despegue económico extraordinario con la relocalización industrial que la apertura obligaba al país.

El proceso ni fue un éxito extraordinario ni tampoco un fracaso completo. Ha habido de todo un poco. Así lo manifesté durante la conferencia que ofrecí en el 7º Encuentro Portuario e Industrial, impulsado por Analdex, dirigido regionalmente por nuestro dinámico colega Luis E. Blanco.

En el antiguo Corpes se elaboró a comienzos de los 90 el primer “Plan Exportador del Caribe Colombiano”. Han pasado casi tres décadas, por lo que es bueno revisar el desempeño económico del Caribe, sobre todo ahora que se debate la Ley de Regiones en el Senado, la cual es impulsada por los senadores Efraín Cepeda y Luis Carlos Galán.  

Como nuestra dinámica demográfica ha sido más intensa que el resto del país, ya somos el 21,8% de la población colombiana, aunque ya nuestra población ha empezado a envejecer, la llamada transición demográfica, y pronto se acabará el llamado ‘bono generacional’.

Nuestro crecimiento económico ha estado algo por encima del promedio nacional, si bien no ha sido espectacular. La falta de convergencia en el crecimiento económico nacional continúa, pues el PIB per cápita del Caribe se sigue alejando del promedio nacional, siendo hoy el 69,1% del de Colombia, según el Centro de Estudios-CEER del Banco de la República de Cartagena, menos que a comienzos de los 90.

El 21,2% del PIB regional lo genera el sector primario, con minería incluida. El 26,1% lo general la industria, aunque muy concentrada en Barranquilla y Cartagena. El resto, 52,7%, lo genera el sector terciario, el cual puede verse afectado por mucha informalidad en el comercio y los servicios, configurándose lo que se llama la tercerización espuria. El sector minero ha venido ganando peso en el sector primario, pero en dicho sector la agricultura se ha impuesto sobre la ganadería en importancia. Un sector que ha emergido en la última década es el turismo, con crecimiento en todos los departamentos, con casi un movimiento de pasajeros nacionales e internacionales de 13,4 millones por vía aérea en el 2016. 

El coeficiente exportador  pasó del 10% del PIB en el 2000 a casi el 40% en el 2011, para luego caer a un 30%, aunque debemos reconocer que esta historia está causada por las exportaciones de carbón, ferroníquel y combustibles. Alcanzamos un tope de $10.500 millones de dólares para luego caer a $7.805. En el 2000, apenas exportábamos 2,186 millones de dólares. Toca diversificar más nuestra oferta exportadora con base en las exportaciones no mineras. En el primer trimestre de este año la buena noticia es que se han reactivado las exportaciones de todo tipo. Aunque hemos logrado reducir la pobreza seguimos por encima del promedio nacional. El desempleo ha caído desde el 2010, pero la informalidad es muy alta, también por encima del promedio nacional.  Necesitamos grandes inversiones en capital humano, es cierto. Pero también tenemos que promover un Estado emprendedor que junto al sector privado genere más empleo de calidad y mejores instituciones.