Por: Jairo Parada

Aunque las noticias provenientes de Estados Unidos con respecto a la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia siguen siendo confusas, a pesar de los cantos de victoria del gobierno, da la impresión que después de cinco años, por fin estamos en la recta final de este proceso. Se espera que las disputas de los republicanos por no darle paso al TAA (Trade Adjustment Assistance) el cual representa una ayuda de 1,000 millones de dólares a los trabajadores norteamericanos afectados por este tratado, y el afán del gobierno demócrata de elevar el techo del endeudamiento público, por fin cedan y se llegue a un acuerdo.

Hay amenaza de recesión en Estados Unidos si la línea de la austeridad fiscal republicana se sigue imponiendo. De todas maneras, en la ciudad, empresas y agentes económicos se siguen posicionando ante toda la dinámica de los tratados comerciales. Empresarios que se queden encerrados en la zona Andina, con las pésimas vías y el invierno, quedaran duramente golpeados por el arancel geográfico.

En este escenario, llama la atención la cantidad de iniciativas que se vienen desarrollando en la ciudad mediante la elaboración de propuestas y estudios, que al fin y al cabo, no se quedaran en los anaqueles, sino que temprano o tarde serán implementados. Para hacer cosas se necesitan primero las ideas, la sistematización y elaboración de las mismas y luego la difícil ejecución.

En las propuestas que se están desarrollando, va apareciendo con fuerza la temática del desarrollo sostenible con los Pomcas (Plan de Ordenación y manejo de Cuencas Hidrográficas) encontrándose en elaboración los de Mallorquín y Rio Magdalena, además de los referidos a las vertientes de los arroyos en Barranquilla. No hay que satanizarlos, pero habrá que buscar el equilibrio entre las necesidades del desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental. Ya contamos con un Plan de Competitividad.  

La Gobernación del Atlántico por su lado se encuentra en los pasos finales en la elaboración estratégica de una Visión 2020 para el Atlántico con la asesoría del Departamento Nacional de Planeación, lo cual resulta aun más importante con la situación del Sur.

A nivel de la ciudad, la Universidad del Norte elabora su informe sobre Barranquilla Estratégica 2030, el cual consigna los programas y proyectos claves para la ciudad, a pedido de la Alcaldía Distrital. El Área Metropolitana se encuentra elaborando las directrices metropolitanas para el ordenamiento territorial, en el cual se esbozan proyectos viales y de diversa naturaleza para el Área. Paralelamente se están realizando los estudios para el Plan Maestro vial, además de los estudios para la solución global al problema de las laderas de la ciudad, lo cual desembocará en los planes de protección.  Finalmente, todos estos esfuerzos empiezan a confluir en el proceso que inició Edubar para la elaboración del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) 2012-2024, el cual trazará la hoja de ruta del uso de suelo en la ciudad, con base en una visión de ciudad integral y participativa, según el diseño de la propuesta. Las mesas de trabajo ya iniciaron su labor con mucho entusiasmo.

Lo que uno ve venir es que la ciudad se enrumba hacia discusiones claves sobre su futuro, como corresponde a un área metropolitana de casi 2.6 millones de habitantes. ¿Cómo organiza su movilidad? ¿Cuáles y donde deben sus futuros desarrollos portuarios? ¿Cómo hacer de la ciudad un espacio más seguro e incluyente? ¿Cómo compatibilizar el desarrollo económico con el medio ambiente? La agenda es densa.