Mientras en Colombia seguimos adormecidos por la locomotora minera, ya en franco declive por los cambios en el mercado mundial del petróleo y el carbón, en los Estados Unidos se está observando una verdadera revolución tecnológica con la explotación del “shale” gas y petróleo. Aunque no son fenómenos nuevos, los altos precios recientes y los desarrollos tecnológicos, han hecho posible volver rentables la producción de petróleo y gas en las tierras y rocas ricas en ello, a través del fracking y la perforación horizontal. Se repite así la historia de 1973: altos precios del petróleo por el embargo de la OPEP, terminaron generando un boom del petróleo en el Mar del Norte y Alaska. Ahora, el boom de los commodities de los años pasados, generó la posibilidad económica y tecnológica de producir más petróleo y gas de estas nuevas fuentes. Thomas Helbling, en su artículo On the Rise de la revista Finanzas y Desarrollo de marzo 2013, toma nota de estos nuevos fenómenos.

La producción de petróleo de fuentes no convencionales en Estados Unidos se ha quintuplicado entre el 2008 y el 2012, alcanzando ya un total de un millón de barriles diarios, sumando un 13% de la producción petrolera norteamericana. Son conocidos los inmensos campos de Bakken Shale en Montana, por lo que los estimativos más conservadores creen que Estados Unidos estaría produciendo casi 3.5 millones de barriles diarios de este tipo de petróleo para el 2015. Es un fenómeno que está comenzando, en ciernes, que todavía no tiene un peso decisivo en la oferta mundial de petróleo, para la cual se estima que para el 2020 el mundo producirá 110 millones de barriles diarios. No olvidemos que apenas en Colombia acabamos de llegar al millón de barriles diarios, lo cual viéndolo a sangre fría no nos vuelve “potencia petrolera”. Se estima que la producción petrolera de Estados Unidos llegará este año a unos 7.32 millones de barriles diarios. Pero el fenómeno del “shale” oil y gas, ya está reduciendo el margen de precios entre el petróleo Brent y el WTI, pues la caída de precios del gas y del petróleo a la baja en Estados Unidos, ha empujado al Brent hacia la baja.

Muchos analistas creen que la caída de los precios del petróleo puede afectar también la nueva revolución energética, pues si bajan mucho, afectan la rentabilidad de estas nuevas fuentes de recursos. Por ello, la volatilidad de los precios del petróleo seguirá hasta el 2015. Nadie está seguro de lo que va a suceder. Sin embargo, lo evidente es que la época de la escasez de petróleo y gas en el mundo puede terminar, para desilusión de los ambientalistas. Sin duda, Estados Unidos marcha hacia la completa autosuficiencia en su balanza energética, quitándole poder de negociación a la Opep. El futuro más promisorio de estas nuevas fuentes de energía están en China, Estados Unidos y Argentina, tanto de reservas actuales de “shale” gas y petróleo, como de reservas potenciales en las cuencas de los ríos. Por lo que vemos, nuestro vecino Venezuela ya no contará con precios alcistas para sus políticas populistas, y nosotros, debemos volver a lo fundamental en la producción industrial y agropecuaria. El petróleo y el gas ayudan, pero no son todo.