Perfil

La Máquina

La revista The Verge publicó hace poco una entrevista con Chris Miller, profesor de la universidad de Tufts, en la que explicaba el fascinante proceso que demanda la fabricación de los chips más avanzados de la actualidad, esos que están detrás de casi toda la tecnología que mueve el mundo contemporáneo. En la médula del sistema hay una Máquina, en mayúscula, un instrumento de inconcebible precisión que permite el desarrollo de la Litografía Ultravioleta Extrema (EUV), sin la cual no existiría el iPhone como lo conocemos.

La Máquina es producida por una sola compañía, ASML, basada en los Países Bajos. Cada unidad cuesta unos 150 millones de dólares y depende para su funcionamiento del despliegue de un equipo permanente y continuo de sus propios ingenieros. Ellos conocen las entrañas de la Máquina y son las únicas personas en el mundo que la pueden mantener y reparar. Con cerca de 14 000 patentes, ASML se ha tomado unos 30 años y 6 billones de dólares para llegar a implementar el conocimiento requerido para fabricarla. Tienen un mercado muy restringido, limitado por ahora a un puñado de compañías (Intel, Samsung, TSMC, Micron y similares).

Lo que es capaz de hacer la Máquina parece ciencia ficción. Unos poderosos láseres pulverizan una bola de estaño de 30 millonésimas de metro, generando plasma a una temperatura mayor a la de la superficie del sol y emitiendo luz ultravioleta con una precisa longitud de onda. Esa luz es manipulada por los espejos más planos que jamás se han fabricado, capaces de dirigir el rayo hacia una oblea de silicio para grabar los circuitos que configuran un chip.

Los Estados Unidos reconocen la importancia estratégica de la Máquina, y por eso hace unas semanas su presidente visitó al Primer Ministro de los Países Bajos para pedirle que restringiera su venta a China. Les inquieta lo que el país asiático pueda hacer con esa herramienta en el campo de la inteligencia artificial (IA), cuyo desarrollo requiere la utilización de las capacidades que brindan las Máquinas de ASML. Como si fuesen armas nucleares, los países occidentales temen que la Máquina caiga en las manos equivocadas: varios ministerios de defensa están indagando cómo la IA puede mejorar sus sistemas de ataque y protección.

Las consecuencias geopolíticas asociadas a la fabricación de chips no son menores. Quizá Taiwán no ha sido invadida por eso, porque allá hay Máquinas de ASML funcionando. Resulta llamativo comprobar que los avances tecnológicos pueden lograr, entre otras cosas, un equilibrio de poderes que suele pasar inadvertido en los análisis más usuales.

Fotografía tomada de https://www.unsplash.com

Publicado en El Heraldo el jueves 16 de febrero de 2023

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