Perfil

Lecciones no aprendidas

Yo era muy niño cuando eso pasó, así que el recuerdo tiene las imprecisiones esperables. Por eso acudí a un buscador de Internet para las verificaciones, especialmente en cuanto a la fecha exacta y los datos generales, pero estaba seguro de que algo así había sucedido antes, solo que con una escala mucho más abrumadora y dolorosa, mucho peor. 

El 20 de enero de 1980, en Sincelejo, se desplomó una sección de los abarrotados palcos de madera que formaban parte del escenario de las corralejas que se celebraban allí. Las primeras noticias daban cuenta de unas doscientas víctimas y cientos de heridos, un drama de proporciones inéditas para esa ciudad. Al final la incierta cifra alcanzó a llegar a cuatrocientos muertos.

Algunas historias, que tendrán veracidad limitada, enriquecen el relato del accidente con situaciones particulares, pequeños milagros de salvación entre las tablas y el fango (había llovido mucho aquella tarde), y se asegura que unos cuarenta toros bravos, tan confundidos como las personas y liberados de los usuales acosos, deambularon por la zona repartiendo cornadas y complementando la pesadilla. Luego de semejantes sucesos los festejos se suspendieron por mucho tiempo, aunque poco a poco y de manera intermitente las corralejas regresaron. De hecho, el pasado mes de enero, dándose por superado lo peor de la pandemia, se volvieron a celebrar. 

Cuarenta y dos años después, en El Espinal, las tribunas de madera de una corraleja volvieron a ceder, propiciando la muerte de cuatro personas e hiriendo a unas doscientas. En esta ocasión la ubicuidad de las cámaras permitió ver lo acontecido con claridad, siendo notable que la provisional estructura de madera lucía tan precaria como siempre. Casi medio siglo ha transcurrido entre ambas tragedias, sin que algún cambio de fondo se haya implementado.

No debe ponerse en duda el valor cultural de las corralejas: es una costumbre centenaria muy arraigada en algunas zonas de Colombia. Sin embargo, dejando de lado los cuestionamientos morales del maltrato animal, no creo que ninguna tradición se justifique cuando involuntariamente se pone en evidente riesgo la vida o la integridad de las personas. Las tragedias ocurren, pero también es cierto que en la mayoría de los casos se pueden evitar, o cuando menos, se pueden extraer enseñanzas a partir del análisis de sus causas. Así pasó, por ejemplo, con el aplastamiento de 97 hinchas del Liverpool en Hillsborough a finales de los años ochenta. Luego de establecer con claridad los motivos del desastre se tomaron medidas, se prohibieron las vallas divisorias entre la cancha y las graderías y se exigió que los estadios abolieran las tribunas de pie. Un accidente similar no ha vuelto a presentarse.

Tal parece que no aprendemos. Ahora las autoridades salen apuradas a pedir prohibiciones, cuando seguramente las corralejas se podrían celebrar si se tomaran las medidas correctas. ¿Acaso hace una semana esas festividades eran menos riesgosas? No creo.

Lo que pasa es que pensamos que las cosas pueden cambiar mientras hacemos lo mismo de siempre. Recordemos el triste episodio con los niños de Fundación: denle un vistazo hoy a los buses de transporte escolar y se darán cuenta de lo que digo.

Fotografía tomada de https://www.unsplash.com

Publicado en El Heraldo el jueves 30 de junio de 2022

Contenido más visitado

Blogueros recientes

Tatiana Vanessa Morales Salas
Mensajes: 40
Número de valoraciones: 0
Fecha: 31/05/23
Posgrados Mercadeo
Mensajes: 14
Número de valoraciones: 0
Fecha: 30/05/23
Observatorio de Condicion Socioeconomicas del Atlán
Mensajes: 5
Número de valoraciones: 0
Fecha: 29/05/23
Derecho Internacional
Mensajes: 20
Número de valoraciones: 0
Fecha: 2/05/23
Primera Lengua generico
Mensajes: 8
Número de valoraciones: 0
Fecha: 19/04/23