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Manuel Eduardo Moreno Slagter

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ACERCA DE MÍ Arquitecto con estudios de maestría en medio ambiente y arquitectura bioclimática en la Universidad Politécnica de Madrid. Decano de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad del Norte. Defensor de la ciudad compacta y densa, y de las alternativas de transporte sostenible. Coleccionista de música.

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Arena del río

El proyecto tiene una escala sin precedentes.

La primera reacción que tuve cuando vi las imágenes que acompañaban las noticias referentes al proyecto Arena del Río, fue de incredulidad. Revisando la poca información disponible, me parecía que lo que se estaba planteando era desproporcionado e incluso extravagante para las posibilidades de nuestra ciudad, por lo que en principio desestimé su veracidad y lo consideré como un bulo más. Luego, con el paso de los días, el asunto fue tomando forma hasta el día del lanzamiento oficial, acompañado con un gran despliegue y la presencia de las autoridades locales y el presidente, nada menos. Algo de cierto tenía que haber. Así que finalmente la sospecha fue dando paso al optimismo, entendiendo que el anuncio de un negocio de esa magnitud sólo podría entenderse como una buena noticia, una señal de confianza en nuestra ciudad.

El proyecto tiene una escala sin precedentes. Se trata de un enorme complejo de entretenimiento que se desarrollará en un terreno de más de 30 hectáreas, con acceso directo a la nueva avenida del río, en la zona de influencia directa del Gran Malecón. Su mayor atractivo es un estadio cubierto, único en Latinoamérica, transformable en un gran escenario para conciertos con capacidad para 50.000 espectadores, constituyéndose en la inversión privada más significativa de la que se tenga memoria en esta ciudad, cercana a los 407 millones de dólares. Para tener una escala comparable, en el centro comercial Mallplaza Buenavista se invirtieron unos 100 millones de dólares, menos de la cuarta parte del presupuesto que demandará sacar adelante esta propuesta.

La iniciativa no está libre de dificultades, riesgos y desafíos. En primer lugar, como todas las apuestas privadas, su éxito dependerá de la recepción que tenga entre los posibles inversionistas y el cumplimiento de sus metas de ventas, lo que no es poca cosa debido a su gran ambición. Si el proyecto logra ver la luz, vendrá el significativo reto que supondrá mantener una agenda de eventos que sustente un interés permanente. En ese sentido, Barranquilla tendría que convertirse en uno de los epicentros culturales y de entretenimiento más importantes del país, o incluso del Caribe, una condición que hoy en día no es cercana a la realidad. Por último, cabe preguntarse si este proyecto no propiciará el deterioro de algunos de los escenarios deportivos y culturales que con tanto esfuerzo la ciudad ha logrado construir y mantener. Ojalá que no.

En cualquier caso, sólo cabe desearle todo el éxito posible a la Arena del Río. Pocas ciudades pueden mostrar un interés inversionista de esta calidad en medio de estos tiempos aciagos, un logro que se apoya en las buenas prácticas que se han venido implementando desde ProBarranquilla y las sucesivas administraciones distritales. Son válidos también los agradecimientos a los promotores y responsables de esta idea por creer en nuestras capacidades. Esperemos que se haga realidad.

Fotografía tomada de https://www.unsplash.com

Publicado en El Heraldo el jueves 19 de noviembre de 2020