La calidad de la educación está relacionada con la capacidad de los sistemas educativos para dar respuesta a las necesidades de la sociedad; es decir, la forma como se logra  preparar a los estudiantes para afrontar con posibilidades de éxito los retos que encontraran a lo largo de la vida en  diferentes campos: personal,  social,  profesional entre otros. Bajo este enfoque el Ministerio de Educacion Nacional (MEN) define tres tipos de competencia que han de desarrollarse en el proceso de formación: las Competencias Básicas, las Competencias Ciudadanas y las Competencias Laborales.

Las competencias básicas le permiten al estudiante comunicarse, pensar en forma lógica, utilizar las ciencias para conocer e interpretar el mundo, las competencias ciudadanas habilitan a los jóvenes para la convivencia, la participación democrática y la solidaridad y las competencias laborales comprenden todos aquellos conocimientos, habilidades y actitudes, que son necesarios para el desempeño eficiente en el ámbito productivo y/o empresarial.

Solo a partir de un “Saber Hacer” en el cual interactúen estos tres tipos de competencias el sistema educativo en su conjunto podrá generar estudiantes con la dotación necesaria para dar respuesta a las necesidades de desarrollo personal y colectivo, en otras palabras podrá llegar a ofrecer una educación de Calidad.

Sin embargo, la medición de la calidad de la educación en Colombia, tradicionalmente, se ha centrado en la medición de las competencias escolares o académicas de los estudiantes, a través de pruebas de conocimiento estandarizadas (SABER, PISA, etc.), las cuales están diseñadas para reconocer competencias escolares o académicas de los estudiantes; así como también para ¨clasificar¨ el nivel académico de las instituciones educativas.

El Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educacion (Icfes) ha venido ajustando de manera sostenida los tipos y metodologías de evaluación de los estudiantes para dar cuenta, de mejor manera, el desarrollo de las competencias académicas de los estudiantes, en los diferentes niveles educativos en los cuales se subdivide el sistema educativo colombiano. En esta línea el ICFES avanzó en el año 2015 en el cálculo y socialización del Índice Sintético de Calidad Educativa (ISCE), el cual generó reacciones a favor y en contra, tanto dentro como fuera del sistema educativo.

El índice sintético de calidad educativa propuesto por el ICFES, recoge la experiencia aplicada en el Estado Mina Gerais (Brasil), donde se evaluaron 4 componentes en los niveles educativos de Básica Primaria; Básica Secundaria y Media Vocacional 1) Progreso en las Pruebas Saber; 2) Desempeño en las Pruebas Saber; 2) Eficiencia con base en la tasa de aprobación; y 4) Ambiente escolar con base en los formularios de factores asociados adjuntos a la prueba Saber (nótese que 3 de los 4 factores mencionados tienen como base la información generada de la aplicación de las pruebas Saber  3°, 5°; 9° y Saber 11°).

La metodología propuesta para la medición de la calidad educativa en el país puede interpretarse como un avance, ya que mejora en la medición del desarrollo académico de los estudiantes; además de servir de herramientas de investigación que ayuden a dar un mejor seguimiento de la evolución del tema aquí abordado; pero también no podría ser visto como un índice de medición final, ya que sus principales parámetros se concentran en la evaluación y no aporta nuevas formas de abordar de forma integral la mejora de la Calidad del Sistema Educativo, y, en especial, sobre la comprensión del proceso que genera sus resultado. Ello, sin contar la compleja diversidad cultural y zonas, existente en un país como Colombia, donde hablar de Calidad en la Educación entraña un complejo proceso de aproximación, desde las diferentes agrupaciones culturales que integran este país y las marcadas diferencias existentes entre las zonas urbanas y rurales, a pesar de que dicho concepto tendería a un mismo fin: incidir favorablemente en la transformación y mejora de las condiciones de vida de los miembros de nuestra sociedad, a través de la educación.

El debate de fondo en torno a la Calidad de la Educación, se cimienta en el hecho de que Colombia –En especial la Administración Pública a Nivel Nacional- se encuentra en deuda en la concertación a nivel social de nuevas formas de evaluación, en el cual se representen de forma integral aquellos aspectos al sistema que influyen sobre los resultados de aprendizaje.  Bajo esta perspectiva, una escuela es de calidad cuando promueve el progreso integral de todos los estudiantes más allá de lo que sería esperado, considerando sus posibilidades iniciales y su situación social, cultural y económica, y puede garantizar de alguna manera su éxito en la comunidad en la que está inmerso (bienestar) y/o ser promotor del cambio social, asociando de forma más íntima la eficiencia y la calidad de la educación.

Por tanto, como Observatorio de Educación de la Uninorte, estimamos necesario que el Ministerio de Educación Nacional y el Icfes, en cargado en el diseño de este índice, abran el diálogo y reflexión en torno al necesario avance que debemos hacer en la medición efectiva de la Calidad Educativa. Ello, desde una conceptualización más exhaustiva (académica), donde instituciones como la nuestra y otras dispuestas en el país, den aportes sustantivos para avanzar en una nueva generación de este índice. Todo esto, en favor de una medición más sustantiva alrededor de la Calidad Educativa. Hecho que evitaría que, las buenas intenciones que haya traído consigo aplicación del Índice Sintético de Calidad no se pierdan, por falta de validez y una noción que aún sigue estando muy limitada como para ser considerado el trabajo hecho en su totalidad.