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La Pobreza Monetaria en el Caribe Colombiano: Análisis de los Resultados de 2022

Blog Informativo OCSA #9 - Septiembre 2023

Por: Carla Yinella Gómez Solano

El DANE publicó recientemente los datos de pobreza monetaria actualizados al año 2022. Según las estadísticas, el 36,6% de la población colombiana, es decir, 18,3 millones de personas, se encuentran en situación de pobreza monetaria. Esto significa que viven con ingresos mensuales inferiores a COP$396.684, lo que no les permite cubrir sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, vestido y otros artículos de primera necesidad. 

Lo destacado es que esta cifra representa una disminución significativa de 3,1 puntos porcentuales en comparación con el año 2021, cuando la tasa de pobreza monetaria era del 39,7%. En otras palabras, esto implica que 1,3 millones de personas a nivel nacional lograron superar la pobreza en el transcurso de ese año. 

Adicionalmente, la tasa de pobreza extrema, que se refiere a las personas que subsisten con ingresos mensuales inferiores a COP$198.698 (lo suficiente para cubrir una canasta básica de alimentos) alcanzó el 13,8%, lo que equivale a 6,9 millones de individuos. Esto representa un incremento del 0,1% con respecto al 13,7% registrado en 2021, e implica que unas 131 mil personas se sumaron a la condición de pobreza extrema o indigencia. 

 

Haciendo click en las distintas pestañas, usted puede revisar la situación de las ciudades de su interés

 

Las nuevas cifras de pobreza también reflejan que persisten disparidades muy significativas en la incidencia de la pobreza y la indigencia entre la zona rural, que el DANE identifica como centros poblados y rural disperso, y los centros urbanos. Es decir, en la zona rural tanto la pobreza como la indigencia (45,9% y 23,3%, respectivamente) son mucho mayores que en las ciudades (33,8% y 11%) (usted puede navegar en el tablero de visualización).  

A tenor de los datos, un hecho importante de las cifras del agregado a nivel nacional es que el grueso de la disminución de la pobreza se dio en los cascos urbanos, con una reducción de más de 1 millón de personas con una línea de pobreza más alta (COP$440047), mientras que, en las zonas rurales la disminución fue de 265 mil personas con una línea de pobreza más baja (COP$253150) (usted puede navegar en el tablero de visualización). Por otra parte, el aumento del 0,1% en la tasa de pobreza extrema se debe a que, aunque la indigencia disminuyó en 77 mil personas en las áreas urbanas, se registró un aumento de 208 mil personas en condición de indigencia en la zona rural. Estos resultados resaltan la urgente necesidad de que la política pública focalice sus esfuerzos de manera más específica en abordar la problemática de la pobreza rural en el país. 

Las diferencias regionales también son notables. Las regiones Caribe y Pacífica históricamente tienen tasas de pobreza monetaria más altas en comparación a otras áreas, como la región Andina. En particular, ciudades como Quibdó (62,3% y 31,7%), Sincelejo (49,5% y 14,5%), Riohacha (48,8% y 23,3%), Valledupar (48,5% y 15,9%) y Santa Marta (44,4% y 16,1%) encabezan la lista de ciudades con mayor proporción de población en situación de pobreza e indigencia en el país. En la costa caribe solo Barranquilla (35.7% y 10.9%) muestra una menor incidencia de la pobreza e indigencia frente a los agregados nacionales (usted puede navegar en el tablero de visualización)

Otra diferencia importante es en la medición de las líneas de pobreza y pobreza extrema. Bucaramanga (COP%547356 y COP$262273), Bogotá (COP$536108 y COP$246192) y Tunja (COP$528245 y COP$248277) son tres ciudades con las líneas más altas, en contraste, Riohacha (COP$345787 y COP$190895) es una de las que tiene las líneas más bajas (usted puede navegar en el tablero de visualización). Estas diferencias dependen de los hábitos de consumo, estilos de vida y características estructurales de la economía. Por ejemplo, en Riohacha, una ciudad costera, los alimentos frescos y los productos del mar que son parte fundamental de la dieta local son más económicos y tienen una ponderación más alta en la canasta de consumo local. Esto se refleja en el deflactor de la línea de pobreza, donde los productos de río y mar en La Guajira tienen una ponderación significativamente mayor (2,08%) a la de Cundinamarca (0,45%) y Boyacá (0,75%) donde estos mismos productos son más costosos (DANE, 2022). 

Del mismo modo, en ciudades del centro como Bogotá y Medellín, la diversificación de la economía y la mayor disponibilidad de empleos bien remunerados pueden proporcionar a los trabajadores un nivel de vida relativamente más alto comparado con otras zonas del país. Por lo tanto, en estos territorios, los costos de vivienda pueden ser significativamente más altos, de ahí, que en Cundinamarca (25,6%) y Antioquía (18,8%) la ponderación del arriendo (en efectivo) en el deflactor de la línea de pobreza sea mayor a la de Atlántico (9,98%) (DANE, 2022), que se ha posicionado como la ciudad con mayor desarrollo económico del Caribe. 

Si nos dirigimos a Quibdó, en la región del Pacífico colombiano, enfrentamos otra realidad. Esta ciudad a menudo se encuentra entre las más afectadas por la pobreza debido a factores como la limitada infraestructura y oportunidades de empleo, así como la accidentada geografía y ausencia del Estado que se ve reflejada en la provisión de bienes públicos. En Quibdó, la falta de servicios de calidad representa un obstáculo para la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes.  

De igual manera, en Riohacha y Sincelejo, las altas tasas de pobreza monetaria se explican en parte por que la economía local tiende a ser más dependiente de actividades como el comercio, la pesca y la agricultura. Si bien estas actividades pueden ser importantes desde el punto de vista cultural y tradicional, a menudo generan ingresos limitados para la población local debido a la falta de diversificación económica y oportunidades de empleo mejor remuneradas. Además, al igual que Quibdó, Riohacha y Sincelejo enfrentan desafíos adicionales en términos de infraestructura y acceso a servicios básicos, lo que puede limitar las oportunidades de desarrollo económico y social. Por ejemplo, la falta de inversión en educación, salud y transporte puede obstaculizar la movilidad laboral y el acceso a empleos de mejor calidad, lo que a su vez contribuye a las altas tasas de pobreza en estas ciudades. 

En última instancia, estas disparidades regionales son ejemplos concretos de cómo las peculiaridades en las canastas de consumo y las condiciones económicas locales desempeñan un papel crítico en la determinación de las líneas de pobreza. Reconocer estas diferencias es un paso fundamental en el camino hacia una lucha efectiva contra la pobreza. Implica no solo comprender la dinámica económica y social de cada región, sino también promover la colaboración intersectorial y mantener un compromiso a largo plazo. Las políticas y estrategias diseñadas para combatir la pobreza en Colombia deben ser flexibles y adaptables, capaces de responder a las necesidades específicas de cada área. 

En resumen, el enfoque en la pobreza en Colombia debe ser contextual y centrado en las particularidades regionales. Solo a través de un entendimiento profundo de las diferencias económicas y sociales, junto con un compromiso continuo por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto, se podrá avanzar significativamente hacia la reducción de la pobreza en todas las regiones del país. 

 


 

Referencias  

Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), 2022.  

 


Imagen de la portada tomada de Freepik: Hombre mayor con las manos sucias contando monedas. https://www.freepik.es/fotos-premium/hombre-mayor-manos-sucias-contando-monedas_28311220.htm 

Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Caribe Colombiano– OCSA, Universidad del Norte (Barranquilla).