Desde que en 2009 comenzamos la andadura de relanzar y dar visibilidad al Observatorio de Educación del Caribe Colombiano de la Universidad del Norte hemos sido testigos de un creciente intento/deseo por otras instituciones en abrir nuevos observatorios que ayuden al desarrollo del sector educativo.

Si bien es cierto que existen muchas necesidades de generar conocimiento en torno a la educación en nuestra región y en el país, convendría tener en cuenta algunos aspectos que estimamos necesario para la apertura de los ¨nuevos observatorios¨, a la luz de nuestra trayectoria de apenas 3 años lucha a favor de este tema.

En primer lugar, la apertura de observatorios debe ser una tarea que sea liderada por la academia o centros de investigación, y del acompañamiento de actores públicos y privados que vean en estos contextos de generación de know-how que pueda ser sensible a la labor social y pública (políticas aplicadas) por parte de estos actores. En segundo lugar, deben ser espacios liderados por gestores de conocimientos y no solo por administrativos o investigadores.  Así mismo, debe tener un claro y estable contexto de apoyo institucional, como ha sido el caso del OECC de la Universidad del Norte. Y por último, no deben ser creados con fines de alimentar ¨egos¨, es decir, la idea no es crear observatorios porque están de moda; sino porque la institución líder cuenta con el aval humano, logístico y económico que haga que estos espacios cobren vida y cumplan con la expectativa creada en su lanzamiento.

En la medida que se tuviesen en cuenta estos aspectos y otros, estamos seguros que más que nuevos observatorios, ahora mismo, se estuviesen promoviendo acciones para hacer un uso más eficiente de los limitados recursos e inversiones dispuestos en los observatorios ya existentes, a favor de  mayores niveles de estudio y análisis para nuestras regiones y el país.