La Universidad del Norte, bajo el liderazgo de la Dirección de Bienestar y Vida Universitaria, realizó el conversatorio “Prevenir, detectar y atender casos de violencia de género”, orientado a fortalecer la comprensión y adopción de metodologías alternativas para la gestión de violencias interpersonales, con la aistencia de académicas y colaboradoras administrativas de Uninorte.

El encuentro estuvo liderado por Catalina Ruiz Navarro, filósofa y periodista barranquillera radicada en Ciudad de México, directora de la revista Volcánicas, reconocida por su amplia trayectoria en el acompañamiento y documentación de casos de violencia de género desde el activismo y el periodismo.

Durante su intervención, Ruiz Navarro enfocó el diálogo desde la justicia transformativa, un campo que hoy cobra relevancia en debates feministas contemporáneos. “Hay una discusión al interior del feminismo sobre cómo atender los casos de violencia interpersonal sin que sea de una manera punitivista. La forma clásica es infracción–castigo, y ese es un modelo que tiene muchas críticas porque reproduce formas de violencia y se centra en una justicia tradicional que muchas veces es machista y no idónea para atender casos de violencia de género”, afirmó.

La invitada explicó que distintos movimientos feministas y grupos de activistas han venido construyendo alternativas que respondan de manera más efectiva y reparadora. Una de ellas es la justicia transformativa, que propone considerar el rol activo de la comunidad en la prevención y reparación del daño. “En la forma clásica entendemos que hay un agresor y una víctima en una burbuja, por fuera de una comunidad que en realidad crea las condiciones para que estas cosas sucedan. Por eso hablamos del papel comunitario, de las reparaciones y de las responsabilidades colectivas”, señaló.

El segundo eje abordado fue el concepto de accountability, entendido como un proceso de toma de responsabilidad y rendición de cuentas por parte de quienes ejercen daño. “Eso qué significa, cómo se ve, cuáles son las preguntas que debemos hacernos para pensar en reparaciones y en acompañamiento. Es un campo de estudios muy grande, pero traje algunas claves de lo que se está discutiendo y de las metodologías que se están implementando”, explicó.

Frente a la importancia de que estas metodologías sean conocidas por toda la sociedad, Ruiz Navarro recordó que en la última década el auge de las denuncias por violencia sexual, impulsado por movimientos como el Me Too y las prácticas de denuncia latinoamericanas como el scratch, evidenció tanto la magnitud del problema como las limitaciones institucionales para gestionarlo.

“La justicia tradicional no estaba preparada para atender estos casos; los estrados no saben qué hacer cuando no hay pruebas duras y cuando los testimonios tienen desventaja epistémica”, indicó. Agregó que, en ocasiones, “el castigo social es injusto, insuficiente o inoperante; después de cierto nivel de poder es imposible cancelar a alguien, y muchas veces quienes terminan canceladas son las víctimas”.

Finalmente, enfatizó en la necesidad de explorar vías diferentes al enfoque sancionatorio. “No resuelve el problema mandar a todo el mundo a la cárcel. Eso no erradica la violencia ni repara a las víctimas. Es lo que hemos tenido hasta ahora, pero tenemos que pensar nuevas maneras de gestionarlo”, concluyó.