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Arquitectura se suma a la feria de proyectos académicos

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Por primera vez los proyectos de los estudiantes del departamento de Arquitectura y Urbanismo se visualizaron en el coliseo.

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30 may 2019

La innovación, el enfoque social, la creatividad y la sostenibilidad fueron los protagonistas de la Feria de Proyectos de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, desarrollada el 29 de mayo en el Coliseo Los Fundadores. Por primera vez, siguiendo el ejemplo de los programas de Diseño Gráfico e Industrial, varios trabajos de grado, prácticas profesionales y de asignaturas específicas del programa de Arquitectura fueron presentados ante la comunidad del campus.

Fabián Amaya Valdivieso, director del departamento de Arquitectura y Urbanismo, manifestó que esta primera exposición es un “ensayo” académico que deberá ser optimizado, pero destacó que los proyectos de grado y, en general, la educación de los arquitectos en Uninorte está enmarcada dentro de un concepto de búsqueda de sostenibilidad en todos los niveles: social, ambiental y económico.

“Tanto los proyectos de grado como los de las asignaturas (Taller Ciudad I) tienen como concepto principal el cuidado del medio ambiente. Eso hace parte del núcleo de formación de nuestros arquitectos”, puntualizó el directivo, quien evaluó con un grupo de docentes varios proyectos de la feria.


Los estudiantes María Alejandra Barrios, Jenny Pacheco y Gabriel Jubiz presentaron su Ecogar.

Uno de esos proyectos fue Ecogar, un parque diseñado bajo el concepto de la ecología y el albergue de especies, realizado por los estudiantes María Alejandra Barrios, Gabriel Jubiz y Jenny Pacheco. Trazado en un lote baldío del corregimiento La Playa, detrás del colegio San Pablo Paul, el proyecto tiene como fin la mitigación de la problemática ambiental que enfrenta el sector. Proyecta una ciclovía que le da la vuelta al parque y 396 plantas de nueve especies diferentes: aromo, almendro, búcaro, florón rosado, guayacán azul, jobo, san Joaquín, uvita de playa y coralito.

“La vegetación fue escogida con base en la resistencia a la brisa y salinidad, y su compatibilidad con la fauna de la zona. Su ubicación fue determinada por el tipo de raíces: laterales para zonas blandas y verticales para zonas duras”, argumentó Gabriel.

María Alejandra agregó que el parque tiene dos zonas múltiples, con diferentes espacios para actividades culturales como arte, danza, lectura y huerta, que se dividen por diferentes tipos de pisos y mobiliario diseñado por ellos.


   Fabián Amaya y un grupo de profesores evaluaron  los proyectos de algunos estudiantes.

Los emprendimientos sociales también tuvieron su cuota. Uno de esos fue el del estudiante de Diseño Industrial David Mauricio Samacá y su proyecto de grado Orikánica. Un proyecto que ya se está llevando a cabo en Isla Grande, Bolívar, y consiste en aprovechar los residuos orgánicos del territorio e incentivar el cuidado del ambiente a través de un tour turístico.

La generación de abono, el cual se compacta en monedas empacadas en papel reciclado, se realiza con la ayuda de los mismos habitantes de la isla. “Los papeles son aprovechados en la unidad de aprovechamiento donde trabajamos. En el lugar, además del papel, se realiza el compostaje elaborado con residuos orgánicos húmedos y secos”, detalló Samacá.

Adrián Xavier Guerrero, de Diseño Gráfico, también presentó su proyecto de grado. Con camiseta amarilla, sombrero vueltiao, bastón de garabato y gafas oscuras les expuso a los asistentes la historia detrás de Valentín Montenegro, El Vale Caimán y la imagen del diario ADN

La idea de El Vale Caimán nació tras una investigación de la historia fundacional de Barranquilla, en la que se encontraron distintas versiones, mezclas de culturas y la ausencia de un discurso oficial. Guerrero vio en esta ambigüedad una oportunidad para proponer un personaje que, combinando raíces con actualidad, representase pasado y presente juntos. Valentín es nieto del hombre caimán (hoy abuelo) que espiaba a las mujeres en Plato, a las orillas del río Magdalena.

El Vale Caimán lo que quiere es que tengamos cultura ciudadana, consciencia del medio ambiente y de que, a pesar de que somos una generación disruptiva, recordemos de dónde venimos, nuestras raíces y las cosas positivas que caracteriza al barranquillero. El Vale quiere llegar tanto a jóvenes como adultos y unirlos para lograr grandes cosas”, comentó Guerrero sobre las intenciones del personaje.

Este se convirtió en la imagen de ADN al ser la representación gráfica de sus valores corporativos. Marcan la diferencia, transmiten juventud, comunican cultura ciudadana y, especialmente, la cultura barranquillera. Valentín es la representación de la historia de ADN y del impacto que este diario quiere causar en sus lectores. El apellido Montenegro se debe al primer hombre caimán en la conocida leyenda, Saúl Montenegro.

Por José Luis Rodríguez y Juan Sebastián Rodríguez