Cathy Juvinao, durante su intervención, explicó que el proyecto de ley de violencia política tiene como objetivo establecer un sistema que permita monitorear las denuncias políticas en todo el país y garantizar un proceso institucional adecuado. Esto incluye la implementación de protocolos y sanciones específicas contra la violencia política que afecta a las mujeres en las campañas.  

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La participación política de la mujer en Colombia enfrenta diversos obstáculos, incluyendo la violencia económica, psicológica, verbal y digital, que limitan su presencia en el ámbito político. Estas acciones y omisiones pretenden generar sentimientos de amenaza, intimidación, temor e inferioridad.  

“Es importante tener en cuenta que la cultura política en Colombia ha sido históricamente dominada por hombres, lo que representa un desafío para las mujeres que buscan participar en la política. Por ejemplo, el acceso a la financiación en las campañas electorales suele ser desigual, por ejemplo, como mujer me otorgaron un préstamo mientras que a los candidatos masculinos se les hacen donaciones. Además, se crean estereotipos, se generan ataques contra las mujeres y se crean malinterpretaciones de sus intenciones”, añadió Juvinao. 

Paola Alcázar habló sobre los estigmas que rodean el papel de la mujer en la sociedad, tanto en el sector público como en el privado. También se refirió a las cifras que demuestran la existencia de violencia política en contra de las mujeres. 

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“Los índices de violencia contra las mujeres aumentaron durante la pandemia, según reveló la Misión de Observación Electoral. Sin embargo, lo preocupante es que la violencia contra las mujeres líderes también aumentó, lo que significa que aquellas mujeres que se atrevieron a generar liderazgo se enfrentaron a un mayor riesgo de violencia. El informe indica que hubo un total de 90 hechos violentos contra mujeres entre el 1 de enero y el 25 de octubre de 2022, y el 26% de estas agresiones fueron dirigidas a líderes políticas”, añadió Alcázar.  

La politóloga Karol Solís explicó que la problemática radica en la dificultad de comprender las violencias basadas en género desde una perspectiva conceptual. Es decir, existen formas específicas de violencia que son más comunes y se ejecutan con mayor frecuencia contra las mujeres. 

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“Las mujeres reciben formas particulares de violencia debido a su género, lo que les impide participar en debates públicos y limita su participación política. Esto no significa que los hombres no experimenten violencia, sino que las mujeres experimentan una forma de violencia específica que es injusta. Las mujeres al recibir esas violencias se coartan a sí mismas y a su participación y dicen 'yo voy a dejar de participar porque es muy duro”, puntualizó. 

La discusión concluyó con una sesión de preguntas y respuestas con el público. Durante la sesión, las panelistas resaltaron la importancia del autocuidado y la salud mental para las mujeres que hacen política, considerando la carga emocional que implica esta actividad.