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null Un Mapukeando para acercarnos a la arqueología en el campus

Un Mapukeando para acercarnos a la arqueología en el campus

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Rafael Gassón durante su charla: ¿Hermanastras o enemigas?: semejanzas y diferencias entre la arqueología fantástica y la arqueología científica.

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06 ago 2018

Rafael Gassón, profesor del departamento de Historia y Ciencias Sociales, quien ha desarrollado varios procesos de investigación científica y de comunicación con comunidades, presidió la conferencia "¿Hermanastras o enemigas?: semejanzas y diferencias entre la arqueología fantástica y la arqueología científica", organizada el 2 de agosto por el Museo Mapuka.

“Esta charla era para desmitificar esta idea de lo fantástico, de lo que no tiene explicación, que lo que surgió en nuestros antepasados no tiene una explicación terrenal y tenemos que buscarla en otro lugar del universo. Creo que es fundamental poner en evidencia las limitaciones que tiene la arqueología fantástica, mostrar que la científica se basa en datos reales que se han encontrado a través de métodos científicos y que es nuestro deber como arqueólogos difundir esa información a todo el público”, agregó Juan Guillermo Martín, director de Mapuka.

Gassón se basó en experiencias propias para explicarles a los asistentes sobre el tema, por ejemplo, durante su infancia tuvo la primera impresión del pasado, que para él no era más que un “inmenso desorden lleno de maravillas”, de astronautas, de mensajes grabados en pirámides y muchas cosas que le dejaron el gusto por la lectura sobre el pasado. Una de ellas, la frase del francés Paul Éluard: “Hay otros mundos, pero están en este”.

La arqueología fantástica son todas aquellas indagaciones sobre el pasado, fundamentadas en un grupo de tres conceptos compuestos por la imaginación, intuición y fe, pero que al final no resisten un resultado detallado. La imaginación es necesaria para la formulación del conocimiento científico, mientras que la arqueología científica hace uso de la imaginación, la razón, y la capacidad de poner a prueba algo.

El conferencista hizo un recorrido histórico de casos y personajes que fueron de gran importancia para el desarrollo de la arqueología, entre ellos explicó tres casos de impacto que ilustra cómo ha sido la arqueología fantástica en América Latina. El primero fue Vestigios de la Atlántida en Venezuela, a principios del siglo XX; el segundo, los hallazgos de la Cueva de los Tayos en Ecuador, en los años 60 y 70; y por último los orígenes extraterrestres de algunos objetos y culturas precolombinas en Colombia.

La arqueología fantástica es muy popular hoy en América Latina. En Colombia existen muchas creencias entre las personas de que el sitio arqueológico San Agustín, en Huila, es una especie de portal hacia otros mundos, realizando rituales y otras creencias. Elias Falla Duque es una de las personas que más ha trabajado en esta teoría. Uno de los textos más famosos que ha publicado se llama: San Agustín: la interpretación del mensaje, el cual propone que los extraterrestres hace más de miles de años llegaron a la región, se reprodujeron como simios originando a los seres humanos en América.

Finalmente el académico hizo unas comparaciones entre la arqueología fantástica y la arqueología científica, con el fin de responder el interrogante: ¿Hermanastras o enemigas?. Para él, la arqueología fantástica es antigua y precede a la moda de los antiguos astronautas, es autoritaria y de poco humor, se basa en la fe, es ambigua, es racista, tiene una agenda oculta que puede ser el patriotismo, el dinero y es más popular, mientras que la arqueología científica es más reciente. Este comienza en los años 30-40 en algunos países, no utiliza argumentos de autoridad, usa sus datos para poner a prueba sus teorías y combate la ambigüedad, razón evidente para decir que son totalmente diferentes porque sus estilos de razonar son distintos.  

Para Martín el tema de la arqueología frente a la educación tiene muchos retos, entre ellos, educar a las personas para que visiten los museos. “Un reto fundamental es que las personas vengan a los museos, en Barranquilla la gente no va a museos, no está acostumbrada a ir ni a pagar por ellos, ese es el gran reto que tiene el museo y que ha venido adelantando desde hace cinco años. Es un programa de formación de públicos, es enseñarle a la gente que puede venir a un museo, que es divertido y que además puede uno aprender de ellos”, concluyó.

Por Laura Hernández