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null “La maravilla de hablar una lengua viva como el español”: Ferro Bayona

“La maravilla de hablar una lengua viva como el español”: Ferro Bayona

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El Día del Idioma se conmemora en homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra.

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23 abr 2015

Más que de palabras está hecho un idioma. Pero a través de estas podemos entender el origen del cómo nos comunicamos, su evolución y el impacto que tuvo en la vida social de nuestro pasado y que tiene en nuestro presente. Sea la celebración del Día del Idioma la oportunidad para conocer un poco más acerca de este español que en América heredamos de nuestros conquistadores pero que también embellecimos, en un principio con la terminología para nombrar cosas desconocidas para los españoles y después con la pluma de literatos ilustres nacidos en estas tierras.

En el marco de esta celebración que implica a más de 450 millones de hispanohablantes, el Instituto de Idiomas de Uninorte desarrollará la Semana del Idioma, cuyo evento central se llevará a cabo hoy, a partir de las 3:30 pm, con el conversatorio La Palabra en Juego, en el aula digital del 5º pisto del bloque G. Una actividad abierta a todo público que tiene como objetivo dialogar y socializar la importancia del idioma español. Durante la charla, se homenajeará la lengua y los aportes del reconocido escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Del aporte de América al español

Por mucho que se piense que el idioma que hablamos también es producto de la dominación de España al llegar al Nuevo Mundo, la historia nos revela que en este aspecto la relación no fue tan autoritaria. Fue más bien un proceso colaborativo.

Desde su llegada a América, Colón empieza a emplear indigenismos en su Diario. Los primeros son: canoa, hamaca, ajes, cacique, cazabe, nitaine, tuob, caona, nocay, ají, tiburón, caribe, bohío y guanín. Caso particular el de canoa: fue la primera y única palabra de origen indígena que Antonio Nebrija (el primer gramático de la lengua española) recoge en su obra Dictionarium ex hispaniense in latinum sermonem, conocido como Vocabulario español-latino, publicado entre 1494 y 1495 en Salamanca, a pocos años del descubrimiento de América.

De este modo las lenguas indígenas rápidamente fueron aportando palabras al español, muchas de las cuales todavía se mantienen, pues no existían paralelos españoles para denominarlas. Según el filólogo Humberto López Morales, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), en su libro "La andadura del español en el mundo", los primeros indigenismos que se usan oficialmente en el español, mediante documentos de la secretaria real, tienen que ver con la política de repartición de tierras.

Después le seguirían algunos asociados al régimen de encomiendas, alimentación, entre otros aspectos de la vida económica y social. Sin embargo, la flora es la que más indigenismos termina por aportar, debido a las variadas y desconocidas especies para los conquistadores. Le sigue la fauna.

Incluso Miguel de Cervantes Saavedra, la pluma más representativa de la literatura española y en homenaje a quien se conmemora el 23 de abril como Día del Idioma, empleaba algunos de estos indigenismos (cacao, caimán, criollo, chapetón, bejuco, huracán, caribe, entre otras) ya como parte de su español.

De acuerdo con Adela De Castro, profesora del departamento de Lenguas de Uninorte, el español no llegó a América siendo un idioma purísimo, porque los españoles venían de ocho siglos de estar invadidos por los árabes.

"Casi todas las palabras que comienzan con "al" se derivan del árabe, como almohada, aljibe. Llegaron con un idioma que viene del latín pero ya también tiene influencia árabe y aquí encontraron aguacate, hamaca, chichorro, y toda una serie de palabras a todo lo largo de América. En cada sector hubo influencias en el idioma".

Tanta variedad hizo que el español de cada colonia tuviera diferencias importantes. Según el escritor Ramón Illán Bacca, también profesor de literatura de Uninorte, con la independencia muchos gramáticos de la época estuvieron preocupados por el futuro del idioma común entre los pueblos nacientes.

"Cuando a Argentina llegó la migración italiana, se creó el Lunfardo en donde ya era una cosa que si no estabas allí no entendías. Era muy preciso atrancar esta cosa porque si no iba a llegar a hablarse otras cosas de tal forma que sería incomprensible para el vecino de al lado entender el idioma", señala Bacca y agrega: "los gramáticos escribieron sus plumas para que el idioma no se perdiera".

Un idioma vivo
No hay dudas de que América enriqueció el idioma español. Lo elevó a un nivel internacional.  El último diccionario en parte es un reconocimiento a ese papel que han tenido los demás países de América en el enriquecimiento del idioma. Dejó de ser el tradicional DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) y pasó a denominarse DLE (Diccionario de la Lengua Española), el cual se construye a partir de los aportes de todas las Academias de la Lengua de países donde se habla español

"Más que de aportes, yo diría que los hispanohablantes, además de ser más numerosos cada día en el mundo, muestran una gran creatividad. Nos ingeniamos palabras nuevas para decir las cosas que en cada lugar son distintas, como en los casos de nombres de la flora y la fauna. Nuestros escritores encuentran formas novedosas para describir la realidad, que desborda la ficción misma", dice Jesús Ferro Bayona, rector de Uninorte y miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua.

Para Ferro Bayona, la gente del común, dependiendo de cada lugar o región, llámese el Río de la Plata o la Costa Caribe, deja de lado palabras, que entran en desuso, y adopta otras provenientes de verbos o sustantivos que están en el diccionario, pero que cambian de sentido según los localismos. "El castellano es una lengua viviente que, como los ríos, amplía o estrecha su cauce, se desborda o se ramifica al desembocar en los mares del lenguaje. Esa es la maravilla de hablar una lengua viva como la nuestra".

Por Jesús Anturi