Consejo Directivo
Consejo Académico
El pasado jueves 15 de julio del 2021 se realizó el “Encuentro de la Esperanza”. Un homenaje muy sentido y hermoso en honor a aquellos miembros de nuestra comunidad Uninorte, profesores, funcionarios, pensionados, egresados y estudiantes que han partido en este tiempo de pandemia. Mis más sinceras condolencias a sus familias.
Me gustaría comenzar resaltando este homenaje, no solo por el sentido de honra y empatía que lo caracterizaron, también por su llamado a la esperanza. De las muchas cosas que podríamos afirmar que han resultado de este tiempo de pandemia, sería la incertidumbre; una incertidumbre hacia el futuro, hacia lo que va a pasar con nuestras familias, nuestros trabajos, nuestros sueños y planes. Como jóvenes, ese es un reto que ya teníamos y la pandemia lo ha reafirmado “¿Podré seguir estudiando? ¿Podré encontrar trabajo después de graduarme? ¿Podré apoyar a mi familia?” son preguntas que puede que ahora mismo tengas o tenías inclusive antes de este tiempo.
Traigo esto a escena porque creo que la incertidumbre que marca esta crisis también puede abrir la puerta a la esperanza. Ante lo incierto, nos debemos armar de valor y fe y confiar en que las cosas que pasarán, obrarán para nuestro bien. No hablo de una visión descontextualizada que niega u olvida las lágrimas que hemos derramado, sino de poder aprender de los errores, agradecer las oportunidades y bendiciones que nos rodean, así como el tiempo que pasamos con los que ya no están y que esto nos impulse y motive a dar lo mejor de nosotros y creer que, si bien este tiempo pasará, sus aprendizajes quedan para un mejor futuro del cual somos presente.
Junto con Daniela Candia (conmigo somos las representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo) y Juan Pablo Varela (Representante estudiantil ante el Consejo académico) ayudamos a sembrar una Ceiba blanca en honor a los estudiantes que partieron en este tiempo; ver tantos nombres de estudiantes te cruje el corazón y no poder abrazar a las familias (por las medidas de bioseguridad) te lo termina de romper. Mi padre me dijo que este virus nos ha deshumanizado un poco y tiene toda la razón, pero también puede darnos la oportunidad de parar y reflexionar sobre nuestro modo de perdonar, de amar, de aprender, de crecer, de vivir… Nos da la oportunidad de buscar el verdadero sentido de nuestra humanidad y salir con corazones de carne y no de piedra, empáticos frente a nuestra vida y la de los que nos rodean.
Por último, los animo a que podamos vivir con la esperanza como nuestra bandera, pensar en los demás, levantarnos cada día y agradecer: el hecho de que puedas estar leyendo esto, que estés vivo, ya es una gran bendición por agradecer. Los invito a comentar y me despido con el poema “Alivio” de una estudiante de primer semestre.
“Correr y corriendo sin parar un momento.
Sale el sol respirando, el corazón va volando.
Pero en un momento todo va oscureciendo...
Y sin decir “lo presiento” sin siquiera aprenderlo.
Se ha apagado esa luz.
Y se ha acabado esa vida en esta vida en un aliento...
Y si te dijera que si estás atento
Verás que aún no se ha terminado el cuento .
Y qué hay otro intento .
Que en este vasto universo lleno de galaxias y sentimientos, aquí no se puede acabar el cemento.
Y verás a aquel ser querido en un tiempo, en un lugar sin sufrimiento.
Pero ahora, pequeño lector, solo disfruta el viento.
Y deja de mirar atrás con esos ojos de arrepentimiento.
Y sonríe en cada aliento.”
Cristina Navarro Santos