Carlos Javier Velásquez Muñoz

Vamos por partes que el asunto tiene tela.

Hace un par de semanas, el Ministro de Hacienda anunció una nueva reforma tributaria, no la estructural que el país está esperando hace años, sino una cosmética, una según afirmo, para cumplir con el contenido del Plan de Desarrollo que prepara el Gobierno para los próximos cuatro años.

De la propuesta presentada por el Gobierno destacan cuatro cosas:

La primera, la subida del impuesto al patrimonio. La propuesta inicial del Gobierno era aumentar el recaudo bajando el cobro del impuesto a todos aquellos que ganasen 750 millones de pesos al año, antes el cobro iniciaba en 1000 millones.

Segundo, el famoso 4 por mil. Desde hace rato el Gobierno viene prometiendo el desmonte gradual del mismo, sin embargo, este cobro al parecer, llegó para quedarse.

En tercer lugar está el aumento de dos puntos porcentuales del IVA, pasando del 16% actual al 18%.

Por último, el Gobierno planteó tipificar con cárcel la evasión de impuestos, aquellos que no los paguen, purgaran tiempo detrás de las rejas.

Miremos cada uno de estos aspectos.

En relación con el impuesto al patrimonio, el Gobierno retrocedió ayer señalando que no bajaría el cobro y que se quedaría igual, no pasó lo mismo con el IVA, el cual sigue en la reforma.

Primera conclusión: la carga tributaria nuevamente en manos de la gente con menor poder adquisitivo. Ahora nos dirán que el IVA lo pagamos todos, sí, pero ese 18% no se siente igual cuando el poder adquisitivo es mayor o menor.

Frente al 4 por mil es poco lo que se puede decir. Un cobro diseñado para favorecer a los bancos, no obstante sus buenos resultados. De acuerdo con información periodística, a pesar de la desaceleración de la economía, las utilidades de la banca se dispararon un 51.6% en el primer trimestre de 2014. De acuerdo con la Superintendencia Financiera, los bancos ganaron 1.063 millones de dólares en el primer trimestre de 2014, un 51.60 % más que en el mismo período de 2013.

Segunda Conclusión: Como se ve, los bancos no andan nada mal, más bien, ¿por qué no le piden mayor aporte a los bancos aprovechando el cobro para financiar el desequilibrio económico que tienen frente al gasto de los próximos años?, ¿por qué sí al trabajador de a pie?.

Lo del IVA no tiene explicación. Entendemos lo de la necesidad financiar las promesas contenidas en el Programa de Gobierno, pero, ¿por qué sobre el impuesto que afecta directamente a los trabajadores?. Nuestro país al contrario, debería imponer un IVA diferenciado y bajar el gravamen para los artículos y servicios esenciales con la posibilidad de gravar esos dos puntos a los bienes y servicios suntuarios. Esto tiene mucho más sentido.

Por último aparece la propuesta de encarcelar a quienes no declaren lo que ganan. En principio estamos de acuerdo en que sea así, de esta manera el país se pone a tono con la mayoría de países del mundo sobre la materia. Sin embargo, antes hay que realizar algunos cambios:

1.  Reestructurar la DIAN. No nos digamos mentiras, esa entidad ha cambiado para bien en los últimos años, pero sigue plagada de corrupción y trampa. No me imagino el aumento de la extorsión por parte de algunos funcionarios para beneficiar e incluso perjudicar, a los contribuyentes, amenazándolos con la cárcel.

2.  Mejorar el sistema administrativo de reclamación: los procesos de reclamación, incluso por mínimos errores aritméticos, son todo un embrollo ante la autoridad tributaria. Mientras alguien logra clarificar su situación, se le pueden ir unos años en el bote.

3.  Por supuesto, establecer un procedimiento judicial ágil frente a este tipo de circunstancias, una justicia pronta y eficaz para evitar, tanto la impunidad, como la arbitrariedad. No me imagino las millones de tutelas para defender el debido proceso, si antes todo esto no se organiza como debe ser.

Ahora bien, en términos generales la pregunta que se nos viene a la mente es: Y más bien, ¿por qué en vez de estar aumentando el cobro de impuestos a los ciudadanos, el Estado no se aprieta el cinturón y ahorra?.

De acuerdo con información periodística, se espera que este año los ingresos del Estado alcancen los 129,9 billones de pesos, mientras que los gastos se calculan en 148,4 billones de pesos. Como se ve, existe un desequilibrio de 18,4 billones de pesos representa el 2,4 por ciento del PIB.

Teniendo en cuenta lo anterior, ¿por qué el esfuerzo lo tenemos que hacer nosotros a cambio del poco compromiso del Estado?, ¿por qué sufragar los gastos del mal comportamiento fiscal del Gobierno?.

La gente no paga como debe sus impuestos en Colombia pues nadie nos dice qué pasa con ellos y para donde se van, solo vemos lo mal que se invierten y así quieren que hagamos un mayor esfuerzo.

No señores del Gobierno, el embudo no puede ser siempre ancho para ustedes y angosto para nosotros.