Carlos Javier Velásquez Muñoz

Juntemos varias ideas, la situación es bien sencilla de explicar.

Primera: Para poder sobrevivir en lo que conocemos como Planeta Tierra, debe darse un efecto natural de retención del calor gracias a algunos gases atmosféricos. Esa retención de calor hace que la temperatura promedio de la Tierra sea de 14.6º C, si ello no fuese así, la temperatura sería de -18º C, haciendo inviable la vida humana.

Segunda: A partir de la revolución industrial, la actividad humana (antrópica) ha producido, de manera principal a partir de la quema de combustibles fósiles, un aumento de la temperatura media global de la atmósfera terrestre y de los océanos, que no tiene precedente.

Para hacernos a una idea, el Panel Intergubernamental de expertos para la lucha contra el Cambio Climático (IPCC) ha señalado que en los últimos 11.600 años no existe evidencia de que existieran temperaturas medias anuales mundiales más cálidas que las de hoy. Este mismo panel ha dicho que es de esperar, si no hay un giro radical en nuestro estilo de vida, un calentamiento de la tierra de entre 1,0 y 3,5º C para 2100. De acuerdo con los científicos, un calentamiento de 3 grados centígrados de manera permanente, haría inviable la vida humana en la tierra.

En términos generales (no es exactamente solo esto), lo anterior es lo que conocemos como el fenómeno o problema del cambio climático.

Tercera: De acuerdo con lo anterior el cambio climático es, sin duda, el principal problema global actual, no solo ambiental, sino global en general.

Cuarto: Hemos dicho que el cambio climático es antropocéntrico, es decir, lo produce nuestra actividad humana. Ahora bien, mientras el planeta está diseñado (biocapacidad) para albergar 3.500 millones de personas, hoy, año 2014, somos 7.100 millones.

¿Somos muchos?, por supuesto que somos muchos!!. Pero eso no es lo peor, de acuerdo con ONU-HABITAT, para 2050, seremos 9.000 millones. Cabe añadir a lo anterior, la poca conciencia para disminuir las actividades que originan este preocupante fenómeno.

Muchos, y sin cultura, binomio mortal!.

Quinto: Con estos datos es entendible entonces, que la realidad sobre el cambio climático vaya de mal en peor. El IPPC acaba de publicar su último informe sobre el cambio climático y los datos son alarmantes.

El Panel certifica que, pese a los intentos por mitigar el calentamiento global, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero aumentan a un ritmo cada vez mayor: en la primera década del siglo XXI crecieron más rápidamente que en las últimas tres décadas del siglo XX, es decir, no solo no se han reducido, sino que aumentan vertiginosamente.

Sexto: Los Gobiernos del mundo se reunieron en Río de Janeiro, Brasil, en Junio de 1992 para suscribir un Tratado Internacional, la Convención Marco para la Lucha contra el Cambio Climático. En su tercera conferencia de las partes (COP 3) en Kyoto, Japón, los países industrializados signatarios de la Convención, acordaron reducir en un 5% las emisiones de Co2 (gas equivalente) de 1990. El Co2 es el principal gas de efecto invernadero.

Para cumplir con lo anterior, se dieron un plazo de 4 años (2008-2012). Sin embargo, antes de 2012, todos los países obligados, sin excepción, señalaron la imposibilidad de cumplir con el compromiso.

Que hay hoy tras el incumplimiento?, absolutamente nada, no se ha definido qué hacer después del intento establecido en Kyoto y mientras tanto, las emisiones aumentan, la temperatura también, los desastres naturales y, por supuesto, la calidad de vida y la vida misma de la población mundial disminuye o se pierde.

Séptimo: De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano-PNUD, debido a su posición geográfica, su biodiversidad, variabilidad climática y otros factores; nuestro país, Colombia, será uno de los más afectados con el cambio climático. A pesar de que solo aportamos un 0.37% de los Gases de Efecto Invernadero, sufriremos con virulencia los efectos del fenómeno.

Octavo: ¿Crónica de una extinción anunciada?. Lastimosamente sí. Científicos como el físico Stephen Hawking o el ambientalista James Lovelock han señalado que nos quedan 100 años.

Noveno: Fin de la historia.