Carlos Javier Velásquez Muñoz

SUMMARY


Responsive Image

TITULO Profesor e Investigador Asociado de Tiempo Completo en la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

ACERCA DE MÍ Doctor en Derecho, Universidad de Salamanca (España), Magister en Derecho Ambiental, Universidad del País Vasco (España), Especialista y Postgraduado en Derecho Ambiental y Administrativo. Con cursos de Postgrado en Derecho Urbano y Comunitario Europeo. Investigador en Derecho Público, Derecho Administrativo, Derecho Ambiental, Derecho Urbano-Territorial, Planificación para el Desarrollo Urbano y Análisis Institucional. Así mismo, tengo a mi cargo en calidad de Director Académico del Doctorado en Derecho, la Maestría en Derecho Ambiental y Urbano-Territorial, así como la Especialización en estas mismas materias. 

FRIENDS


Carlos Javier Velásquez Muñoz tiene 0 amigos.

ACTIVIDADES


BLOGS


CELEBRAR EL DÍA DE LA TIERRA EN BARRANQUILLA: ¿QUÉ HAY?

Como todos los 22 de abril, este año se celebra el 45° aniversario del Día Internacional de la Tierra. En 1970, el senador estadounidense, Gaylord Nelson, lo propuso con la intención de generar conciencia sobre los problemas que afectan al planeta y también sus soluciones. Junto con el día mundial del medio ambiente (5 de junio), constituye una de las dos más importantes fechas en las que se anima a la población mundial a tomar conciencia y celebrar la existencia de este único y excepcional pedazo del cosmos, en el que nuestra vida, la vida humana, es posible.

De acuerdo con el Programa de Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas, este 45° aniversario está dedicado a animar un acuerdo, el acuerdo definitivo y vinculante que estamos esperando, sobre el cambio climático. De forma específica se lee en los preparativos que, la ONU desea alentar a los ciudadanos y las organizaciones para dejar de invertir en combustibles fósiles y centrar su atención en las energías renovables.

Cuando pienso en el motivo del día y pienso en lo que mi gobierno y mi ciudad hacen, me pregunto: ¿qué hay para celebrar?

En Barranquilla, hablar de energías renovables (a pesar del potencial eólico, solar y mareomotriz que tenemos) y sobre mitigación y adaptación al cambio climático, es un hoyo oscuro, tema lejano al raciocinio primario de nuestros decisores.

En el país pasa lo mismo. La inversión extranjera directa está centrada en la actividad extractiva para producción de combustibles fósiles (petróleo y carbón), cuando el mundo anima a sustituirlos. Nuestro Ministro de Medio Ambiente, que sabe de Ambiente, lo que yo sé de crianza de elefantes, inventa figuras exóticas para permitir un tipo de “minería sostenible”, “minería responsable”, “minería compatible”, en zonas de protección, como los páramos. Lea bien Ministro: la actividad extractiva no es compatible con los servicios ecosistémicos de nuestros paramos.

Como digo, ¿qué hay para celebrar? En estas últimas semanas la prensa está llena de “perlas” en relación con el asunto:

Un ciudadano holandés deseca un lago para construir su propio atractivo paisajístico y vender las habitaciones de su hotel boutique; un ciudadano alemán tala una gran masa forestal en la Sierra Nevada de Santa Marta para hacerse un camino a su finca; en nuestra Reserva de la Biosfera y Zona Ramsar de la Ciénaga Grande del Magdalena, unos inescrupulosos desecan espejos de agua y utilizan los lodos para hacer terraplenes y recorrer las zonas que preparan para usos agrícolas y ganaderos, no compatibles con los del Parque Natural.

En Barranquilla, la Ciénaga de Mallorquín se destruye por la intervención antrópica producto de la contaminación de personas que han ocupado el dominio público; por las obras de ampliación de vías hacia una próxima zona portuaria contigua y, por las construcciones realizadas en los cauces de los arroyos que tributan en ella: el Grande y el León.

Nada más hoy, al tiempo que redacto este escrito, leo que 7 de cada 10 árboles en la ciudad está afectado con la plaga de “La Pajarita”, sin que existan medidas correctivas por parte de la autoridad ambiental. Lo anterior significa que, no solo la ciudad está mal en zonas verdes (0.89 metros cuadrados por habitante, cuando el índice debería ser de 10), sino que además, los pocos árboles que nos quedan están muriendo. Sin árboles en la ciudad, no solo la sensación térmica será mayor, se calcula que de 2 a 3 grados más de forma permanente, sino también la capacidad de fijación de emisiones para tener un aire limpio, será cada vez menor y; por la baja capacidad de retención del agua, habrá muchos más fenómenos erosivos y de remoción en masa, los que en Barranquilla, ya han generado graves consecuencias (qué tal una vuelta por Las Terrazas, Campo Alegre o La Estrella).

A pesar de todo lo anterior, de acuerdo con la Encuesta de Percepción de Barranquilla Cómo Vamos, solo el 8% de los barranquilleros cree que el medio ambiente es algo importante para la ciudad. ¿Tenemos responsabilidad en todo lo anterior?, por supuesto.

Como ya dije, no hay mucho para celebrar, sin embargo no quisiera que este día fuese solo protocolario, por lo que los animo e invito a que nos cuenten las buenas iniciativas que conocen para proteger a nuestra tierra, prometo dar el despliegue, que en mi modesto y limitado espacio, tengo.