Carlos Javier Velásquez Muñoz

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TITULO Profesor e Investigador Asociado de Tiempo Completo en la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

ACERCA DE MÍ Doctor en Derecho, Universidad de Salamanca (España), Magister en Derecho Ambiental, Universidad del País Vasco (España), Especialista y Postgraduado en Derecho Ambiental y Administrativo. Con cursos de Postgrado en Derecho Urbano y Comunitario Europeo. Investigador en Derecho Público, Derecho Administrativo, Derecho Ambiental, Derecho Urbano-Territorial, Planificación para el Desarrollo Urbano y Análisis Institucional. Así mismo, tengo a mi cargo en calidad de Director Académico del Doctorado en Derecho, la Maestría en Derecho Ambiental y Urbano-Territorial, así como la Especialización en estas mismas materias. 

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EN EL DÍA DE LA TIERRA, ES NECESARIO PENSAR EN LA CONSERVACIÓN DEL AMBIENTE URBANO

 

El 22 de abril es el día escogido para celebrar el Día de la Tierra. Ésta, junto al 5 de junio (día del medio ambiente), constituyen las fechas conmemorativas más importantes sobre los asuntos ambientales a escala planetaria.

 

Qué se puede decir, qué se puede celebrar. A pesar de todas las discusiones, campañas, implementaciones políticas y legislativas, etc.; el medio ambiente sigue sin ser una preocupación principal en el modelo de desarrollo imperante, lo es, en efecto, de forma nominal, mientras que en la realidad no pasa de ser percibido como un impedimento o limitación.

Recientemente he escuchado a Ministros en nuestro país referirse al “asuntico” ambiental para posibilitar proyectos viales, al “obstáculo” ambiental para proyectos mineros o a la “extorsión” ambiental, cuando se trata de proteger los derechos, reconocidos internacionalmente, de las minorías étnicas.

A nivel mundial el asunto no es diferente, Presidentes y Primeros Ministros se refieren al medio ambiente como un obstáculo al “crecimiento” económico, que hará que sus economías vuelvan por la senda adecuada.

En fin, son pocas las cosas positivas que se pueden celebrar, cuando las batallas, por tener un entorno digno en condiciones de calidad para vivir, se van perdiendo una tras otra.

Sin embargo hay que ver el vaso medio lleno y no medio vacío, quedan estos espacios de celebración que nos recuerdan la necesidad de seguir bregando, enviando mensajes, alertas, llamadas de atención para intentar encauzar la conciencia hacia propósitos adecuados. Y, teniendo en cuenta lo anterior, es importante hacer referencia hoy al medio ambiente de nuestras ciudades.

En días pasados se celebró la más importante reunión a nivel mundial sobre asuntos dedicados a la ciudad: el Foro Urbano Mundial, el cual tuvo como sede a la ciudad de Medellín. En este espacio se recalcó, precisamente, la importancia de proteger el medio ambiente urbano, dando muchas razones para ello. Entre otras:

Más del 50% de la población mundial vive en ciudades desde mediados de 2007.

  • 5 millones de nuevos habitantes urbanos se agregan cada mes en las ciudades de los países en vías de desarrollo

  • La biocapacidad indica que nuestro planeta está diseñado para albergar 3.500 millones de personas, sin embargo, hoy somos 7.100 millones, es decir, el doble de lo que el planeta puede soportar. Lo peor es que llegado 2030 seremos 9.000 millones.

  • De acuerdo con las provisiones de ONU-HABITAT, el 70% de la población mundial vivirá en las ciudades en 2050;

  • Más de 1000 millones de personas viven actualmente en asentamientos precarios (tugurios, favelas);

  • Las principales economías en los países desarrollados y en vías de desarrollo son de aglomeración y los principales puntos de desarrollo económico están en las ciudades.

  • Casi el 70% de la contaminación atmosférica por materiales particulados en el aire se produce en las ciudades.

Sin duda, estamos en lo que Shlomo Angel ha denominado un planeta de ciudades.

El economista urbano Roberto Camagni ha señalado que la ciudad es, sin duda, la principal creación artificial de los seres humanos, nada puede ser más importante que el sitio en el cual la gente quiere arraigarse, pero que la creación de las ciudades supuso históricamente, una ruptura con el funcionamiento de los sistemas naturales, sobre los cuales se asienta absolutamente todo: no hay desarrollo económico sin entorno, no hay generación de empleo sin entorno; el medio ambiente es previo a cualquier actividad humana, aunque como consecuencia de la visión antropocéntrica que guía nuestras relaciones, lo hayamos manipulado para nuestro confort y conveniencia.

El reto de la ciudad hoy es proyectar su desarrollo reconociendo que hay un medio ambiente dado, previo a cualquier asentamiento y actividad humana, que se puede utilizar adecuadamente, y que siendo el proveedor de la mayoría de las materias primas necesarias y sumidero de las actividades antrópicas, debe ser respetado en relación con su capacidad de resiliencia y recuperación, de lo contrario, nada quedará pronto.

Está claro en que en Colombia la mayoría, por no decir la totalidad de nuestras ciudades, no son adecuadas ambientalmente, a pesar de que paradójicamente, muchas están situadas en áreas de importante disponibilidad ambiental. Si bien el modelo de ordenamiento urbano-territorial es en esencia ambiental, la realidad es que los intereses que las habitan y desarrollan, privilegian otras dimensiones.

El mensaje entonces es a conocer, usar y conservar para nuestro bien, y el de las generaciones futuras, el medio ambiente que existe en nuestras ciudades. Desde la visión de la sostenibilidad fuerte, el ambiente y los recursos naturales tienen función única y, por tanto, son insustituibles; no hay, ni habrá, creación humana que pueda suplir los servicios que un ambiente bien gestionado y cuidado, puede proveer.