Carlos Javier Velásquez Muñoz

Estamos a escasa una hora para que se dé inicio al primer partido de la final del Fútbol colombiano en el primer semestre de 2014. Se enfrentan el Junior de Barranquilla y el Atlético Nacional de Medellín. Soy Barranquillero hasta la médula y el Junior, pues el Junior, es parte esencial de todos y cada uno de los barranquilleros.

Dicho lo anterior, solo espero que el equipo gane y, sobre todo, que la gente disfrute. Desde la intimidad de mi hogar estaré apoyando en compañía de mi familia.

A pesar del sentimiento que nos embarga a los barranquilleros en estas situaciones, al que algunos llaman “juniormanía”, siento que no nos hace bien hacer tanta alharaca y creer que todo es maravilloso; creo necesario explicarme mejor, pues sé de muchos que puedan sentirse aludidos y resentidos con lo que digo.

No nos digamos mentiras, el fútbol colombiano es malo. El equipo que mejor rendimiento ha demostrado durante largo rato es, precisamente, el Atlético Nacional, nuestro rival de turno; imbatible internamente, no es para nada competitivo a nivel internacional. Los que tenemos cable o televisión satelital hoy podemos comparar en tiempo real como se juega al fútbol en muchas latitudes, da grima ver un partido inglés, español, italiano, francés, portugués, brasilero, incluso argentino, para notar que estamos años luz.

El Junior por su parte, es el equipo que representa a la ciudad, pero no nos pertenece; es un negocio de una familia que está metida en todos los negocios, económicos y políticos, y con el Junior también hacen negocios. Compran y venden jugadores independientemente de su rendimiento deportivo, ponen y quitan técnicos, incluso los mismos técnicos varias veces.

El que tenemos hoy es un equipo bastante limitado, que para sorpresa de todos ha llegado a las finales pero que, al igual que el Atlético Nacional, no sería competitivo en torneos internacionales, incluso, de su nómina y forma de jugar, se puede esperar cualquier cosa en el ámbito doméstico.

Mi consejo es que no seamos triunfalistas, ni mucho menos conformistas, tenemos un mal equipo, limitado e irregular, y ello, no se compadece que con las estrellas y el buen fútbol que ha predicado durante largos pasajes de su historia. Qué estarán pensando hoy del equipo el Pibe, Bauza, Uribe, Babington, Solari, Ferreira, Ischia, Pachequito, el Niche, Valenciano, Da Cunha y muchos otros que han vestido esta tradicional camiseta de rayas rojas.

Necesitamos inversión en buenos jugadores, una sede decente, mayor publicidad, queremos un equipo grande, correspondiente con una ciudad como Barranquilla. Sigo pensando en que El Junior, al igual que los grandes equipos del mundo, debe ser una Sociedad por acciones y que cuantos Barranquilleros quieran, puedan ser dueños del equipo. De esa forma, podríamos tener lo que la gente anhela y demanda.

Termino como comencé, deseo con fervor que hoy gane el equipo de mi tierra, el Glorioso Junior de Barranquilla y sigo pensando, que nos merecemos algo mejor.