Carlos Javier Velásquez Muñoz

Mientras el Presidente Santos manifestaba desde Santa Marta su horror por la situación ambiental de la Sierra Nevada, en Bogotá, su Ministra de Ambiente sostenía una reunión para definir la zonificación que permitirá la realización de actividades mineras en el Páramo de Santurbán (Santander).

A orillas del Caribe el Presidente se malayaba por corroborar, después de un sobrevuelo por la zona, lo que vienen sosteniendo los expertos desde la década de los 70 del siglo pasado: que, como consecuencia de la actividad antrópica y, en particular, la emisión de gases de efecto invernadero que producen el cambio climático, en 20 años el país no tendrá glaciares; las nieves perpetuas que cubrían nuestras sierras, serán un bonito recuerdo.

El Experto Mundial en Cambio Climático, Peter Bunyard, señaló hace unos años que, suponiendo para el corto y mediano plazo, que la tasa lineal de pérdida se mantengan en aproximadamente 3 km. por año, puede preverse un colapso total de los glaciares colombianos en 2022, es decir, mucho antes de los 100 que pronostico el Panel Intergubernamental de Expertos para la Lucha Contra el Cambio Climático-IPPC. Y lo peor, es que la situación es irreversible, pues estamos sufriendo los efectos de lo que ya hicimos.

La pérdida de glaciares no solo tendrá influencia en las condiciones climáticas del país, sino que afectará la disponibilidad de agua para consumo humano. De acuerdo con informes del IDEAM y la Defensoría del Pueblo, en Colombia hay casi 16 millones de personas con índices de escasez de agua críticos, realidad que se agravará cada día más.

Sin glaciares, la función de producir agua en un país que reduce cada vez más su disponibilidad, está en los páramos.

Y es entonces cuando aparece la Ministra de Ambiente, quien viene de trabajar toda su vida en sector de minas y petróleos, a decir que el Gobierno respeta los títulos de explotación minera concedidos en el área delimitada del Páramo de Santurbán.

El Páramo de Santurbán es una importante fuente hídrica, forestal y de biodiversidad, se calcula que allí existen unas 200 mil hectáreas de tierra por encima de los 2.800 metros sobre el nivel del mar, y da vida a los ríos Lebrija (Santander); Pamplonita y Zulia (Norte de Santander), y varios de los afluentes que nutren los ríos Catatumbo y Arauca, abastece de agua al área metropolitana de Bucaramanga, Cúcuta y 22 municipios.

La pregunta es entonces: ¿A qué juega este gobierno?. Hablan sin fondo para dar contentillo; borran con el codo, lo que hacen con la mano; se preocupan, pero son permisivos.

Se necesita coherencia y firmeza en la política ambiental del país, no discursos vacíos y caras de preocupación cuando no se tiene la convicción para tomar las mejores decisiones.