Carlos Javier Velásquez Muñoz

Es la cuarta ocasión que escribo sobre este mismo tema en los últimos 4 años y sigue ocurriendo: quemas ilegales e incontroladas al interior de la Vía Parque Isla de Salamanca están deteriorando su equilibrio ecosistémico y producen emisiones atmosféricas que alteran la calidad del aire del entorno, de manera principal, en la ciudad de Barranquilla (ver: http://www.uninorte.edu.co/documents/73923/32597751-ab57-44b7-9b0a-20c5a4686bec)

En aquella ocasión se señaló la judicialización de los responsables capturados por el ejército nacional, así como un monitoreo permanente a la zona que impediría que este tipo de impactos ambientales se volviesen a presentar.  

Sin embargo, desde el pasado fin de semana fuimos cubiertos por una densa neblina de humo provocando el malestar y la enfermedad entre los ciudadanos, de hecho, se percibe aún hoy un olor a humo liberado en el ambiente.

¿Qué más se puede decir?, ¿qué hacer?. Lo anterior es pura negligencia, cinco autoridades con competencias concurrentes y ninguna con la capacidad operativa para evitar que este tipo de sucesos ocurran.

Lo anterior contrasta con la invitación que por estos días realiza la revista especializada en asuntos ambientales Catorce-seis, para asistir a la liberación masiva de caimanes aguja en las aguas de la Vía Parque. El caimán aguja es una especie en peligro crítico de extinción, apetecida por comerciantes ilegales de fauna para comercializar su piel. La liberación tiene un sentido específico, dotar a la especie de un hábitat adecuado para su reproducción, la cual se podría ver afectada con este tipo de situaciones.

Desde aquí entonces, hacemos un nuevo llamado y haremos debido seguimiento a la implementación de medidas eficaces para lograr eliminar los factores antrópicos de perturbación de esta importante área protegida; no está de más recordar que, en gran medida, la regulación de la temperatura de la ciudad de Barranquilla se debe a este ecosistema, expertos señala que de desaparecer la Isla de Salamanca, la ciudad aumentaría más de un grado centígrado de forma permanente.

Entendemos la realidad social y la carencia de condiciones mínimas de nuestra población, pero si la solución pasa por impedir la habitabilidad en la zona, estamos de acuerdo en que sea desalojada definitivamente, las comunidades asentadas en dicho territorio han tenido bastantes oportunidades para hacer compatible su modo de vida y actividades de sustento.