Carlos Javier Velásquez Muñoz

La pregunta va dirigida a todos nosotros, los hombres.

La prensa de los últimos meses está llena de feminicidios, abusos sexuales y maltratos por parte de los hombres hacia las mujeres; un hombre mata una mujer porque lo dejó, otro porque no quiso salir a bailar con él, otro por celos; y así en una cantidad inconcebible de circunstancias.

Lo que está pasando habla, y muy mal, de los hombres de este país. Al parecer muchos no se han enterado que los tiempos han cambiado y que las mujeres ya no son, afortudamente, sus objetos personales, su menaje, su utensilio o herramienta de quita y pone.

De acuerdo con información periodística, cada tres días es asesinada una mujer por el hecho de serlo. En todo el país, en 2013, cada 13 minutos una mujer fue víctima de violencia de pareja. En Bogotá, cada día 17 mujeres son víctimas de ese tipo de violencia, mientras en Antioquia se registraron cerca de 14 mujeres y en Cundinamarca 12.

La Revista Semana revela que con respecto al 2003, la violencia contra la mujer ha crecido cerca del 16 %. La Serie de Estudio a Profundidad de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS)  para la última década (2000-2010) dice que el 74,6 % de las mujeres han sido violentadas por su última pareja.

Los anteriores son solo algunos datos de la larga lista de situaciones que involucran a una mujer en relación con abusos y vejámenes por razón de su sexo. Y todo lo anterior a pesar de la expedición en 2013 del Documento Conpes 161 sobre la Política de Equidad de Género para las Mujeres o la creación de Secretarías para la Mujer que, como en el caso del Departamento del Atlántico, han intentado empoderarlas para que puedan tener una vida mejor y salir adelante por sí mismas.

Quizás los esfuerzos están siendo mal enfocados y la atención no debería ser hacia ellas sino hacia nosotros, pues hemos demostrado con creces, que somos la fuente del problema, va a tocar que nos eduquen en el buen trato hacia la mujer. Me parece que quien maltrata a una mujer, sin distingo de razón, solo deja en entredicho su ausencia de testosterona.

Como no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, lo más seguro es que en algunos años, si el cambio climático nos lo permite, la teoría darwiniana de la selección natural se cumplirá y por ende, los hombres estaremos destinados a desaparecer de la faz de la tierra