Carlos Javier Velásquez Muñoz

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TITULO Profesor e Investigador Asociado de Tiempo Completo en la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

ACERCA DE MÍ Doctor en Derecho, Universidad de Salamanca (España), Magister en Derecho Ambiental, Universidad del País Vasco (España), Especialista y Postgraduado en Derecho Ambiental y Administrativo. Con cursos de Postgrado en Derecho Urbano y Comunitario Europeo. Investigador en Derecho Público, Derecho Administrativo, Derecho Ambiental, Derecho Urbano-Territorial, Planificación para el Desarrollo Urbano y Análisis Institucional. Así mismo, tengo a mi cargo en calidad de Director Académico del Doctorado en Derecho, la Maestría en Derecho Ambiental y Urbano-Territorial, así como la Especialización en estas mismas materias. 

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SI AL DÍA SIN CARRO, PERO NO EN DOMINGO: VAYA ABSURDO.

SI AL DÍA SIN CARRO, PERO NO EN DOMINGO: VAYA ABSURDO.
 
 
 
 
 
 
Vamos a ver, a quién se le habrá ocurrido la genial idea de establecer el día sin carro en domingo. Aunque sabemos de qué “mente brillante” pudo provenir la idea, no queremos entrar a formular comentarios intuito personae, pues este tipo de situaciones son ya lugar común en la ciudad, y por tanto, reincidir en la impericia o negligencia de nuestras autoridades ambientales y de movilidad, constituye circunloquio.  
 
Mejor vamos a lo que vamos. Debo decir inicialmente, que tengo formación de ambientalista más no de ecologero, y que por tanto considero, que si bien los días sin carro son una buena medida, en este caso, el del domingo en Barranquilla, me parece un completo absurdo.  Y daré mis razones sobre el porqué:
 
 
1.    Si lo que se pretende con la medida es disminuir el caos vehicular, permanente y cruda realidad en la ciudad, el día domingo es en términos estadísticos, despreciable. En comparación con otros días, transitan muchos menos vehículos por la ciudad, así que no es posible cuando menos, analizar la mejora o el comportamiento vehicular en un día en el cual el número de vehículos en relación con el universo de los mismos, constituye una muestra nada válida o confiable. A pesar de este “pequeño” gran error de apreciación, nuestras autoridades se han empecinado en anunciar con bombos y platillos la realización de mediciones de niveles de contaminación y de comportamiento en el rodamiento de los vehículos. Las preguntas que me vienen a la cabeza son: mediciones de calidad del aire, ¿con qué instrumentos?, si las estaciones de medición están fuera de servicio desde hace 4 años. Mediciones del comportamiento del rodamiento: ¿a qué vehículos?, si en teoría, todos estarán guardados. Ya han dicho que dejarán de rodar los 120.000 vehículos que transitan a diario por la ciudad, cuando la realidad es que gran parte de los vehículos que ruedan entre semana vienen de fuera de Barranquilla, y sobre ellos, no hay control de ningún tipo.
 
 
2.    Retomemos el tema de la protección ambiental. Es necesario decir, que si de lo que se trata es de mejorar la calidad del medio ambiente atmosférico de la ciudad a fin de controlar los niveles de contaminación provenientes de fuentes móviles, flaco favor se le hace a la causa implementando la medida en domingo. Por la misma razón antes anotada, intentar bajar los niveles de contaminación atmosférica el día en el que menos carros transitan, es monda y lirondamente, un saludo al sol.  Una acción realmente eficaz de protección del medio ambiente atmosférico, es establecer el día sin carro cuando ruede en pleno el parque automotor. Eso si que es una valiente y decidida apuesta por la sostenibilidad ambiental urbana.
 
 
3.    Sigo pensando en que la medida del día sin carro es necesaria, más significa tomar un camino fácil, peor aún en el caso de Barranquilla, donde se propone en el día de menor impacto. La solución tiene que ser integral, más bien por qué la autoridad de movilidad no pone mayor atención a los Centros de Diagnóstico Automotriz y conmina a todos los vehículos obligados con la medida a llevar a cabo su revisión técnico mecánica. Por qué no retira del parque automotor los buses obsoletos, verdaderas fumarolas andantes. Al respecto hemos leído en la prensa que los buses de servicio público, sin excepción, en su gran mayoría campeones de la contaminación, circularán el domingo. ¡Tamaña contradicción!
También nos preguntamos por qué las autoridades competentes no inician y ponen en marcha campañas educativas y de concientización para que los conductores lleven sus vehículos a revisión, para que inflen sus llantas por los menos 3 veces por semana (ello reduce el consumo de gasolina y la emisión de contaminantes a la atmosfera), o por qué no se pronuncia en relación con el tipo de combustible que utilizará el sistema de transporte masivo de la ciudad. Con relación a esto, sí que no hemos leído o escuchado pronunciamiento alguno.
 
Valga la cuña, pero en nuestro caso hemos reiterado a voces, que Barranquilla necesita un sistema de transporte masivo movido por una forma de energía alternativa, limpia, amigable con el ambiente; no valen medias tintas ni decisiones ambiguas. Gas o biocombustible en una mezcla alta, que ejemplarice, que sirva de modelo para la ciudadanía.
 
 
4.    Pero es que además, no es posible tomar una decisión de tales características sin analizar y calcular sus implicaciones sociales, familiares y económicas. El domingo es día de familia, incluso con connotaciones religiosas. Por un lado es día de descanso, y por ende, muchos vehículos no circulan, y por otro, la familia, por lo menos en Barranquilla, va junta a la eucaristía.  ¿Qué pasará este domingo?. Me late que en este sentido la medida es en esencia ilegitima y por tanto ineficaz, ya veremos cuántos ciudadanos estarán dispuestos a acatarla.
 
Por otro lado, están los establecimientos de comercio dedicados a la alimentación. Para nadie es un secreto que éstos hacen su agosto en domingo; arraigada es la costumbre del barranquillero de no cocinar ese día y salir, nuevamente en familia, a desayunar, almorzar e incluso a comer. ¿Cuál será el panorama de este domingo?, ¿cuánto dejarán de facturar los establecimientos de comercio?, ¿será que en Barranquilla la gente saldrá a almorzar tomando bus o en bicicleta?. Por supuesto que son deseables mayores niveles de conciencia y acercamiento de la ciudadanía con su transporte público, sin embargo antes de todo ello, hay que planificar pensando en el clima, la disponibilidad de rutas, la comodidad; no son decisiones que se toman a la ligera. Nuevamente reclamamos mayor verificación empírica para tomar decisiones por parte de las autoridades públicas.
 
 
5.    Pero es que por otro lado, tampoco podremos disfrutar, como es costumbre, de nuestras agradecidas zonas naturales. Para nadie es un secreto el arraigo del Barranquillero con sus playas, que si bien no son del todo envidiadas, son aprovechadas de manera masiva por la ciudadanía. Resulta que con esta medida tampoco vamos a poder salir a alrededores; se dañó el plan de mojarra en la playa o la ida a Cartagena.
 
 
 
 
 
 
Como siempre, pedimos a nuestros dirigentes públicos responsabilidad, capacidad y no improvisación, chapuzas, en el argot más local. Queremos saber, donde está el estudio, o al menos, el conjunto de datos que permitieron adoptar la medida del día sin carro el domingo. No nos valen ideas fantásticas o fantasiosas, aquí estamos hablando de realidades y sus implicaciones en la calidad de vida (económica, social, ambiental, cultural) de los Barranquilleros.
 
Siempre recuerdo una anécdota, con fundamento en hechos reales, acerca de la manera como los japoneses realizan sus obras públicas. En el caso de la construcción de senderos peatonales en los parques, lo primero que hacen es dirigirse al parque o zona verde para interpretar el comportamiento del transeúnte y verificar el sendero por donde la gente atraviesa, obviamente por allí, trazan el camino. Observan, analizan, interpretan, deciden y obran. En el otro lado, a miles de kilómetros, estamos nosotros y nuestra manera de obrar. Los funcionarios encargados de tomar decisiones, desde sus oficinas, se encaprichan, deciden, obran, equivocan y equivocan. Ah, me faltaba, rectifican, vuelven y se equivocan, y todo ello, lo pagamos los de a pié, como estaremos en el día sin carro.
 
Si bien en este caso ya se ha dicho que no habrá multas para los infractores sino comparendos pedagógicos, requerimos para Barranquilla un día sin carro, no en domingo, no que altere la normalidad dominical, que poco resuelve la anormalidad semanal. No queremos una pérdida de tiempo, una pantomima, queremos una medida real, pensada, clara, que arroje resultados verificables fruto de su correcta planificación.