Carlos Javier Velásquez Muñoz

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TITULO Profesor e Investigador Asociado de Tiempo Completo en la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

ACERCA DE MÍ Doctor en Derecho, Universidad de Salamanca (España), Magister en Derecho Ambiental, Universidad del País Vasco (España), Especialista y Postgraduado en Derecho Ambiental y Administrativo. Con cursos de Postgrado en Derecho Urbano y Comunitario Europeo. Investigador en Derecho Público, Derecho Administrativo, Derecho Ambiental, Derecho Urbano-Territorial, Planificación para el Desarrollo Urbano y Análisis Institucional. Así mismo, tengo a mi cargo en calidad de Director Académico del Doctorado en Derecho, la Maestría en Derecho Ambiental y Urbano-Territorial, así como la Especialización en estas mismas materias. 

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Y...¿QUIÉN LOS MANTIENE?.

De acuerdo con información periodística y oficial de las autoridades distritales, Barranquilla tiene 286 zonas públicas, entre parques, plazoletas y bulevares, que en total suman 1.250.000 m2.

Antes hemos señalado que ello es insuficiente, ya que de acuerdo con los estándares internacionalmente aceptados, una ciudad como Barranquilla debe tener entre 10 y 15 m2 por habitante de espacio público efectivo, es decir, todo el conjunto de bienes de dominio público afectados al uso público, no solo en cantidad sino también en calidad.

Teniendo en cuenta los datos existentes, la Administración ha propuesto pasar en los próximos 20 años, de los 0.86 m2 que tenemos en la actualidad a 6.4 m2 por persona de espacio público efectivo y, el inicio de estas acciones, está en la implementación del programa Todos al Parque, en el cual se esperan recuperar 250 mil m2 cuadrados en parques y 150 mil m2 en canchas y zonas verdes.  

Para lo anterior, cinco firmas se presentaron al proceso licitatorio y los contratos fueron adjudicados a la firma A Construir, la cual debe tener el primero de los parques, el del barrio Las Nieves, recuperado para finales del mes de septiembre. Esta firma, tiene adjudicada además, la recuperación de 121.101 m2, correspondiente a 17 parques de Barranquilla, los cuales deben estar concluidos a finales de 2014.

Algunos otros parques que serán intervenidos son: el parque del barrio Villa Santos, parque Almendra, del barrio Carrizal, Bulevar de Simón Bolívar, Parque Olaya, Villa Country, parque modelo y El Golf.

Es necesario señalar y resaltar en mayúsculas, nuestra satisfacción por la decisión tomada por la Alcaldía de aumentar el índice de espacio público efectivo a partir de la recuperación y mejora de los sitios públicos de encuentro y amenidad de la ciudad. Solo esperamos que Ojalá todo se dé como ha sido anunciado, que sean obras bien realizadas, que logren elevar el sentido de pertenencia de la población por su ciudad, que perduren, que sean utilizables, funcionales y que mejoren el paisaje urbano.

Reitero, es necesario apoyar esta buena iniciativa.

No obstante, tal como hemos señalado en otros escritos, la principal característica de la ciudad es su complejidad y, las soluciones atinentes a su característica principal, no son, no pueden ser, lineales. La realización de obras públicas per se, no son solución si no vienen acompañadas de otras medidas de igual importancia.

Es claro que en el paradigma del político local la realización de obras físicas es quizás, lo más importante, pues ello representa un tangible que pueden capitalizar en las urnas, aplicación práctica del adagio popular que señala: obras son amores y no buenas razones. Sin embargo, ello es claramente insuficiente.

Frente a lo anterior las preguntas que nos hacemos son: ¿quién/quienes mantendrá todos esos parques, canchas y bulevares una vez sean recuperados?, ¿Dónde están la o las autoridades encargadas del ornato urbano de Barranquilla?, ¿A quién se le ha dado dicha competencia y capacitado para ejercerla adecuadamente?, ¿existe un presupuesto igual de boyante para el mantenimiento?, ¿cuánto vale todo ello?.

Más importante aún, nos preguntamos: ¿Dónde están las campañas de formación ciudadana para que los barranquilleros cuiden la inversión que se está haciendo?, ¿qué se va a hacer para evitar que las obras públicas se dañen, deterioren o mal utilicen como ha ocurrido tradicional y sistemáticamente en el pasado?, ¿qué tipo de medidas de fomento o estimulativas se han puesto en marcha para que el particular ajuste su conducta hacia comportamientos de cuidado y defensa de sus espacios colectivos?.

Es claro que, incluso, teniendo todo el dinero para hacer estas y otras obras, nunca se logrará satisfacer las demandas de espacio público efectivo que requiere la ciudad, sino vienen acompañadas de la suficiente formación ciudadana para que la gente las quiera y cuide, para que las haga suyas y nos las destruya como pasa todos los días; basta ir al paseo de Bolívar, a las estaciones del Transmetro, a los caños del Mercado Público, a la Circunvalar, al Parque Suri Salcedo, para verificar la sistemática destrucción de las obras que han costado miles de millones.

Sin pedagogía, nunca será suficiente el dinero para las obras que demanda la ciudad.

Ahora bien, desde hace algún tiempo la solución arbitrada por las Administraciones ha sido entregar los parques a particulares, para que partir de contratos, los mantengan en adecuadas condiciones, aptos para el disfrute colectivo. Sin embargo, dicha figura ha sido desnaturalizada por completo.

Los parques Bosques del Norte y Venezuela, son dos de los parques que fueron dados en concesión para su mantenimiento con cargo al usufructo del mismo.

El parque Bosques del Norte fue concesionado en la época del Alcalde Bernando Hoyos. En éste funcionan el Patinódromo Rafael Naranjo Pérez, administrado por la Liga de Jockey y Patinaje del Atlántico; canchas de Tenis, administradas por la Liga de Tenis del Atlántico y una cancha de béisbol, sin administración definida.

Además, un pedazo del parque fue cedido a la Arquidiócesis  de Barranquilla, en donde funciona la Iglesia del Espíritu Santo, y en otras zonas, se han ubicado estaciones de taxis.

Por último, en cuestión de dos o tres años, una zona del parque pasó de tener un restaurante a tres más. En  este momento hay cuatro restaurantes que pagan arriendo a la concesión que lo tiene a su cargo.

Por su parte, el Parque Venezuela fue entregado en concesión por 20 años. En la mitad del lote funciona el  parque Venezuela Mágico con atracciones mecánicas, la cual paga una comisión por ventas a la concesión que lo tiene a su cargo. Si bien la concesión está obligada a todo el mantenimiento del parque, lo cierto es que salvo la zona de pago, donde se encuentran los juegos mecánicos para niños, el resto está bajo evidente deterioro.

Pero el esquema de manejo privado de los parques también tiene buenos ejemplos, como la recuperación que la empresa de energía de Barranquilla, Electricaribe, realizó del parque de la Electrificadora. No se puede satanizar el manejo asociado o de los particulares, siempre y cuando, exista la suficiente responsabilidad social en la iniciativa.

Como se ve, es necesario crear una entidad, comité o asociación; central, descentralizado o mixta; que se encargue del ornato público de Barranquilla, de sus zonas verdes, de los parques, de la vegetación o arborización en términos estéticos y paisajísticos, no para el control de plagas o ambiental, como hace la autoridad ambiental urbana, Damab.

Es necesario generar una campaña de concientización y pedagogía permanente a la ciudadanía para que respete y cuide las obras que se hagan, para que desarrolle el sentido de pertenencia que la ciudad demanda y espera de sus habitantes.

El Plan de Ordenamiento Territorial de Barranquilla señala que en el término máximo de dos años, la ciudad debe tener un Plan Maestro de Espacio Público y un Plan para el manejo de los parques. Son importantes obligaciones que hay que cumplir en el corto-mediano plazo.

Sin todo lo anterior, estaremos simple y llanamente, metiendo la platíca en saco roto y viendo como, a pesar de las obras, Barranquilla sigue sin tener un espacio público de calidad.