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¿Sirven los experimentos de los Nobel para aliviar la pobreza?

Por: Leopoldo Gómez Ramírez. Columna de opinión publicada el 5 de noviembre del 2019 en “La Silla Llena” de “La Silla Vacía”; link aquí.

“Por su aproximación experimental para aliviar la pobreza global” , dice el comunicado de prensa, Abhijit Banerjee (Mumbai, India, 1961; actualmente en Massachusetts Institute of Technology, MIT), Esther Duflo (Paris, Francia, 1972; actualmente en MIT) y Michael Kremer (New York, USA, 1974; actualmente en Harvard University) reciben el Premio en memoria de Alfred Nobel en Ciencias Económicas 2019. Es, entonces, principalmente el premio a un método. El documento de “Antecedentes Científicos” del premio, si bien habla de otras contribuciones, en su primera página señala “Este año el Premio en ciencias económicas recompensa el abordaje experimental que ha transformado la economía del desarrollo, un campo que estudia las causas de la pobreza global y como combatirla de mejor manera.”

¿Cuál es este método, este abordaje experimental? En la terminología de los economistas se le llama el de las “pruebas controladas aleatorias” (Randomized Controlled Trials, RCTs) o los “experimentos de campo” (field experiments). Para entender en qué consiste primero hay que entender cuál es el problema básico al que se enfrenta. Supongamos que usted quiere entender si X causa Y, por ejemplo, si X = ofrecer incentivos económicos a profesoras(es) las(os) hará Y = asistir más a clases; este es el tema del RCT de Duflo, Hanna y Ryan (2012)  llevado a cabo en India rural. Si usted solo compara un grupo que recibió los incentivos económicos con otro que no los recibió usted no puede saber si realmente X causó Y, porque quizás hay otros factores Z (digamos, por decir algo, la alta moral de las profesoras del grupo tratado) que causaron Y. La comparación simple de estos grupos le dirá a usted el efecto de X y Z sobre Y pero no el efecto exclusivo de X (en terminología de economistas: el “efecto del tratamiento” más el “sesgo de selección” pero no el primero exclusivamente). Una forma de resolver el problema es tener un montón de profesoras(es) que en promedio tengan todas las demás mismas características excepto que un grupo sí recibió el incentivo económico (llamado grupo “tratado”) pero el otro no (llamado “grupo de control”). ¿Cómo puede usted construir esos dos grupos idealmente construidos? Si usted tiene un universo de profesoras(es) con características similares (en promedio) y usted directamente le puede asignar aleatoriamente el incentivo económico a un grupo y a otro no, lo logró. La clave está (además, obviamente, de tener acceso a mucho dinero para llevar a cabo su experimento de campo ) en que la asignación del incentivo económico sea aleatoria; tirando una moneda al aire para cada profesora, si usted gusta.

Banerjee, Duflo y Kremer han aplicado este método en numerosas contribuciones sobre muchos temas que se cree están relacionados con la pobreza, como la educación, la salud, los sesgos de comportamiento, género y política, el acceso al crédito y otros. Es cierto, además, que el método se ha convertido en el ideal a implementar por cualquier economista de corte empírico que aspire a publicar en revistas indexadas de alto impacto del área de desarrollo económico. El comité del Premio Nobel juzga que ellos dos y ella son los y la más responsables de tal “transformación de la economía del desarrollo.”

¿Sirve este método para aliviar la pobreza? Responder a esta pregunta ciertamente no es fácil. Muchas(os) economistas que respeto y considero brillantes dicen que sí y otras(os) tantas(os) que no. Banerjee y Duflo (2011)  persuasivamente argumentan que muchas políticas públicas para aliviar la pobreza no son las adecuadas, o que las adecuadas no se llevan a cabo, por alguna de las tres Is: Ideología, Ignorancia e Inercia. Yo no quiero pecar de alguna de ellas en esta respuesta. Mi Ideología, más a favor de cambios institucionales más grandes que los que los RCTs parecen permitir, me dice que no. Pero debo reconocer que ellos no están diseñados principalmente para directamente cambiar al mundo sino más bien para entenderlo correctamente, con la esperanza de que en el futuro ello siente las bases para el correcto cambio. Se ha criticado al método por no tener “validez externa”, esto es, por no poder ser aplicable más allá del caso bien concreto espacio-temporal en que se haya llevado a cabo un cierto RCT. Mi (anterior) Ignorancia me decía que la crítica era obviamente válida. Pero ahora que he leído algo más de los premios Nobel, para redactar esta contribución, sé que han contribuido al debate en torno a esa crítica y que el asunto no está resuelto; Duflo (2004), Duflo, Glennerster and Kremer (2006), Banerjee & Duflo (2009.  Mi Inercia, que me dice que solo el gran cambio político y económico, de raíz y que implique planificar la economía democráticamente, podrá genuinamente aliviar la pobreza de una vez y para siempre, me dice también que no. Pero lo cierto es que los premios Nobel sensatamente argumentan que algo puede hacerse aún en circunstancias en las que poderosos grupos político/económicos se benefician con el status quo de la pobreza e ignorancia; si bien es cierto que son también lo suficientemente sensatos como para señalar que “obviamente, no todos los problemas se van a resolver de esta manera. El hecho de que existan personas poderosas que van a perder con reformas [que alivien la pobreza] impone límites en hasta donde se pueden llevar las cosas”, Banerjee y Duflo (2011). Así que solo diré que mi Ideología, Ignorancia e Inercia no me permiten emitir un juicio concluyente respecto a cuánto contribuyen a aliviar directamente la pobreza las contribuciones de Banerjee, Duflo y Kremer. Pero sí alcanzó a entender, sin temor a que alguna de mis tres Is se interponga, que sus contribuciones sí han ayudado a entenderla mejor.

 

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