null Especial felinavideño

 

El sol ya empezaba a caer, anunciando la pronta llegada de la noche, lo cual era la señal que los gatos de las colonias necesitaban para partir hacia su lugar de encuentro.

Un grupo de gatos se movilizaba liderados por un gato oscuro de pelaje semilargo con algunas manchas blancas las cuales daban la impresión de que llevara un traje con guantes, a su lado, una gata bicolor blanco con negro de pelaje corto se mostraba un poco preocupada.

—No deberías cargar tú con eso, ya no eres el mismo gato joven de antes. —Expresó la gata hablándole al gato oscuro, el cual dio una risita burlona mientras la miraba de reojo.

—Por favor Muse, no me trates como si fuese un anciano. Todavía estoy en mis años mozos y lleno de fuerzas, no tienes que preocuparte por mí. —Respondió aquel gato con un poco de dificultad, ya que entre sus dientes llevaba un par de presas. 

Muse solo suspiró mientras bajaba un poco el ritmo de su caminata para hablar con una de sus compañeras de colonia que se encontraba un poco más atrás que su líder junto con otros gatos.

—Ya sabes cómo es Misterio, no tiene remedio ese gato. —Dijo en un tono burlesco la gata de color negro y pelaje largo al ver a su amiga acercarse.

—Debe darse cuenta de que ya tiene sus años encima, debería dejar esa tarea a los más jóvenes. — Respondió mirando de reojo a los demás gatos de la colonia, de entre los cuales la mayoría no superaban los 5 años de edad, y solo unos cuantos estaban cargando presas.

Su amiga estaba a punto de responder cuando fue interrumpida por una parada repentina que había hecho su líder. Y es que justo en su camino se encontraron con otra colonia liderada por un esbelto gato gris con blanco, el cual se le veía serio pero sereno. Misterio, el líder de la colonia ubicada en el comedor de funcionarios, dejó en el suelo las presas que llevaba en su boca, hizo una pequeña reverencia hacia su colega y luego se le quedó viendo.

—Siempre es un placer verte Tom, luces muy bien. —Dijo en un tono calmado y con una ligera sonrisa. Al instante el gato blanco con gris le regresó el gesto, y procedió a responderle.

—Lo mismo digo, Misterio. Veo que sigues haciendo la labor dura tú mismo en vez de dejarla a tus compañeros de colonia, eso es muy admirable de tu parte. — En su voz se podía notar el respeto que Tom tenía hacia Misterio, pues era consciente de la diferencia de edad y experiencia que había entre los dos. 

—Ya me conoces, me hace sentirme todavía joven, jaja. — respondió Misterio con una corta risa mientras recogía las presas del suelo y le hacía un gesto con su cola a sus compañeros para que continuaran el paso, ahora acompañados por los gatos de las Colonias del bloque B y L liderados por Tom.

Al caminar durante un rato más, por fin llegaron a su destino, el comedor de estudiantes conocido como Bambú 1, lugar de reunión habitual de todas las colonias de gatos de la Universidad para eventos en conjunto, el cual se encontraba decorado con temática navideña, gracias al trabajo de los gatos de los bloques cercanos quiénes ayudaron a Bagheera, anfitrión del lugar, con la decoración. 

Ya varias de las colonias de gatos habían llegado, y otras apenas iban llegando, entre esas la del bloque M que era la que más lejos quedaba.

Al llegar, Misterio junto con los demás gatos que traían presas de su colonia, se acercaron a un lugar donde todas las colonias estaban dejando sus presas para posteriormente compartirlas. Luego de dejarlas, los gatos que acompañaban a Misterio y Tom, se dispersaron y empezaron a interactuar con los gatos de otras colonias. 

Un pequeño Link buscó con su mirada por todas partes a su madre Drácula, la cual pertenecía a una colonia diferente luego de que Link fuera reubicado por los humanos en la colonia del comedor de funcionarios. Drácula apenas iba llegando al lugar junto con los demás gatos de la colonia del bloque G, y al ver a su amado hijo inmediatamente corrió hacia él dando así un bonito reencuentro entre estos dos.

—¡Mami! Te extrañé mucho. — dijo Link mientras rozaba su naricita junto a la de su madre.

—Y yo a ti, mi pequeño. ¿Cómo te has portado? ¿Cómo te han tratado los demás gatos de tu colonia? — preguntó Drácula mientras se sentaba y empezaba a acicalar a su hijo.

—¡Bien! —respondió Link muy emocionado. —Hice nuevos amigos, se llaman Baji y Salem, son esos hermanos de allá. — Link apuntó con su nariz hacia dos gatitos totalmente negros los cuales jugaban entre sí con una hoja, siendo vigilados por su madre Maya.

—Me alegra mucho saber eso. Te traje esto para ti, como regalo de navidad. — Toddy, uno de los hijos de Drácula y medio hermano de Link, apareció con una bolita de hilos y se la dejó a Link enfrente, el cual la miró muy emocionado empezando a ronronear.

—¿Para mí? ¡Muchas gracias mami! — respondió muy feliz, y sin pensarlo se lanzó a jugar con ella.

Drácula solo sonrió al ver a su hijo jugar, y luego volteó a ver a los demás gatos, dándose cuenta que ya todas las colonias habían llegado al lugar, por lo que pronto empezaría su pequeña fiesta.

Una gata rubia de pelaje semilargo a la cual le faltaba su ojo izquierdo, se postró sobre un lugar alto y de un maullido hizo acallar todas las conversaciones de los demás gatos para que le prestaran atención. 

—Buenas noches a todos, como muchos ya lo sabrán mi nombre es Morgana, y hoy tengo el gusto de dirigir este evento que realizamos de manera anual la noche del 24 de diciembre, la cual es llamada por los humanos como “Nochebuena”— Habló con sosiego, mientras los demás gatos la miraban con atención.

—Este es un espacio para que gatos de todas las colonias podamos reunirnos y compartir un rato especial y agradable entre todos, compartiendo las mejores piezas de comida que hayamos cazado estos últimos días y cualquier regalo que les nazca dar. Habiendo dicho esto, que disfruten de la noche. —Al terminar de hablar Morgana, los demás gatos presentes dieron un maullido de entusiasmo y apoyo ante las palabras de la gata, la cual se bajó de donde estaba para integrarse con sus demás compañeros y colegas.

La noche transcurrió con total tranquilidad. Se podía ver a Mary, Acquarella, Mom y Bambi compartiendo acerca de su día a día mientras comían un poco. Por otro lado, se podía ver a Centella charlando con su vieja amiga Venus y algunos gatos de la construcción. Tom, Samuel, Zeus, Luca y otros gatos estaban haciendo una competencia por equipos de jalar la cuerda, el equipo perdedor tendría que encargarse de los preparativos de la siguiente festividad. Los gatitos más pequeños estaban sentados escuchando con mucha atención a algunos gatos veteranos como Electrón, Misterio y Bagheera los cuales les contaban un poco acerca de sus historias y aventuras. En general se podía notar un ambiente muy cálido y divertido entre todos los gatos del campus, pues aunque estén divididos en pequeñas colonias, todos hacen parte de una gran familia gatuna.

Para acabar, dada ya la medianoche, Morgana volvió a pedir la atención de los demás gatos, puesto que tenía algo importante que decirles.

—Se acerca el fin de la velada, pero no queremos irnos todavía sin antes mostrarle una sorpresa que tenemos preparada para todos. — Exclamó muy entusiasmada, y luego volteó a ver a Fiona la cual estaba al lado de una cuerda. 

Morgana le hizo un gesto con la cabeza a la gata negra con collar, indicando que ya era el momento. Inmediatamente, Fiona corta la cuerda que tenía al lado con una de sus garras, y del techo se abre una caja grande de la cual empiezan a caer pequeñas bolas de nieve artificial que casualmente se le había perdido a los humanos del campus (no es que las hayan robado), lo cual causó un total asombro en los gatos, ya que nunca habían visto nieve en sus vidas. 

—¡Feliz Navidad! — gritó la gata rubia mientras veía feliz como todos los gatos empezaban a interactuar y jugar con la nieve que estaba cayendo, para luego saltar y unirse a ellos.

Con esta sorpresa, y luego de haber compartido una nochebuena muy amigable y cálida como una gran familia, empezaba el día de navidad para los michis del campus. 

 

Escrito por Jonathan Caballero