null La comedia de Salem


 

“Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte”

 

Graham Greene dictaba con astucia, creando un nuevo referente que alargaba la ya extensa línea de narración sobre los gatos negros (estigma incluido). A través del tiempo se pudo conocer de los mitos que se fueron creando rodeando una imagen negativa sobre estos gatos por el simple hecho de tener aquel penetrante color; esta imagen negativa se naturalizó y, aunque no se conociera el origen o la historia de la idea de que los gatos negros son de mala suerte, traen energías negativas, entre otros tipos de locas ideas mitológicas y fantásticas, ya todo esto estaba normalizado y no se buscaba cambiar esta perspectiva. 

Por eso te queremos contar que estos mitos son construcciones basadas en doctrinas primitivas pero muy interesantes.

Todo empieza en la Edad Media cuándo encontramos a las diosas Diana, Artemisa, Selene, Hecate, tomando la forma de gatos negros debido a los hábitos nocturnos de los mismo. Cuando Roma se convierte al cristianismo, se da un derroche de miedo y paranoia provocado por la brujas, iniciando así, una temporada de caza de mujeres. Fue ahí, cuando el papa Gregorio IX exigió que todos los gatos, que guardaban estrecha relación con la diosa Diana (considerada como la reina de las brujas y todo su culto), fueran exterminados, especialmente los gatos negros.

Nos adelantamos un poco llegando a Salem, cerca de Boston, Massachusetts, donde en 1962 se inició una famosa “CACERÍA DE BRUJAS”, posterior al auge de la brujería en Europa. Para febrero de ese mismo año empezaron a suceder algunos eventos extraños en la pequeña población: testimonios de blasfemias, maldiciones y escandalosas visiones. Una de las historias más conocidas es la de Tituba, la esclava negra de la familia Parris (el reverendo del pueblo), quien gustaba de contar historias misteriosas a las hijas del reverendo y a sus amigas, así como practicar viejos rituales vudú. A menudo, estas historias encendían la imaginación de las adolescentes. Un día, estas jóvenes fueron sorprendidas bailando desnudas en un bosque, mientras Tituba realizaba, sobre un caldero, rituales vudú de las Barbados, su tierra natal.

Toda la población de Salem, incluido el reverendo Parris, creían en las brujas y que estas eran las causantes del extraño comportamiento de las jóvenes. Al ser descubiertas, para evitar la horca, las niñas acusaron a Tituba de iniciarlas en ritos satánicos. Es ahí donde inició una cadena de acusaciones contra mujeres por práctica de brujería.

La creencia de que las brujas se convertían en gatos negros con el fin de merodear por las calles se convirtió en una creencia durante la caza de brujas de Salem en el siglo XVII. Más adelante se veía que los gatos callejeros a menudo eran atendidos y alimentados por ancianos y ancianas solitarias; estas mujeres eran más tarde acusadas de brujería. Sus compañeros felinos, algunos de los cuales eran de color negro, fueron considerados culpables por asociación.

Se convirtió así en un hecho que las “brujas” tuvieran un gato como compañero, ya que eran amantes de la naturaleza, o eran mujeres solitarias.

Ciertamente los gatos negros tienen mala fama, y en un punto de su existencia representaban a la muerte, sin embargo, al paso de los años se ha demostrado que estas ideas y conceptos no eran más que juicios sin fundamento que se expandieron a través del tiempo, por diferentes culturas y motivos, creando toda una burbuja de mitos, que aunque maravillosos y extraños, carecen de verdad y se deben dejar en el olvido...