Ceremonia de grados 11 de diciembre 2020

¿Qué oportunidades y retos tiene el comercio internacional colombiano con la adhesión a la Franja y la Ruta?

Con este acuerdo histórico, el gobierno busca diversificar la economía colombiana. La profesora Lisette Cervantes comparte su análisis, argumentando que el futuro del comercio internacional colombiano depende de una mayor comprensión del modelo chino.

May 22, 2025


Ceremonia de grados 6 de noviembre 2020

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Ceremonia de grados 28 de agosto 2020

Ceremonia de grados 17 de julio 2020

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Ceremonia de grados 15 de mayo 2020 

Ceremonia de grados 13 de marzo 2020 

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¿Qué oportunidades y retos tiene el comercio internacional colombiano con la adhesión a la Franja y la Ruta?

Con este acuerdo histórico, el gobierno busca diversificar la economía colombiana. La profesora Lisette Cervantes comparte su análisis, argumentando que el futuro del comercio internacional colombiano depende de una mayor comprensión del modelo chino.

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Por: Lisette P. Cervantes Galván - profesora del Departamento de Mercadeo y Negocios Internacionales

22 may 2025

Como colombiana que tuvo la oportunidad de cursar sus estudios de posgrado en China, he podido observar con profundidad tanto las oportunidades como los desafíos que enfrenta Colombia en el comercio internacional actual. Vivir en China me permitió ver de primera mano cómo esta potencia asiática articula sus relaciones internacionales y comerciales, cómo opera su visión estratégica a largo plazo y, especialmente, cómo proyecta su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), a la cual Colombia se vinculó el 14 de mayo en el marco del IV Foro Ministerial China-Celac.

Desde esa experiencia, considero que el futuro cercano del comercio internacional colombiano está marcado por la necesidad urgente de diversificación de socios comerciales, aumento del valor agregado en nuestras exportaciones, y una integración más estratégica con los polos emergentes del poder económico global, como Asia, y particularmente China. Sin embargo, para que este proceso sea sostenible y beneficioso, debe venir acompañado de un conocimiento más profundo y contextualizado de los modelos culturales, políticos y económicos de nuestros nuevos socios. Aquí es donde radica uno de los principales desafíos, “el desconocimiento profundo que se tiene sobre China en Colombia, tanto a nivel empresarial como institucional y académico”. 

En un futuro cercano, Colombia debe centrarse en la consolidación de sectores como el agroindustrial, las industrias creativas, los servicios tecnológicos y la manufactura especializada. Pero para que estos sectores se internacionalicen de forma sostenible, Colombia debe mejorar su infraestructura logística, facilitar la integración regional y fortalecer su capacidad negociadora frente a actores globales con mayor poder económico.

En el largo plazo, es inevitable que Colombia profundice su relación con Asia, y especialmente con China, que seguirá siendo uno de los principales centros económicos, tecnológicos y comerciales del mundo. Para 2050, se espera que más del 50 % del PIB global provenga de Asia, lo que implica que nuestras relaciones comerciales tradicionales con Estados Unidos y Europa, si bien seguirán siendo importantes, deberán complementarse con nuevos esquemas de cooperación e integración con Asia.

Aquí es donde entra en juego la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Nueva Ruta de la Seda). La formalización de la adhesión de Colombia a esta estrategia, implica una visión clara de largo plazo que articule intereses nacionales, regionales y sectoriales. Se trata de redefinir nuestra inserción en el mapa global del comercio, la logística y la innovación.


 

La Franja y la Ruta es una propuesta estratégica de China para fortalecer la conectividad global a través de corredores comerciales, logísticos, financieros y culturales. Para países en desarrollo como Colombia, esta iniciativa puede representar acceso a financiamiento para infraestructura, transferencia de tecnología, y mayor participación en plataformas de comercio e inversión. Sin embargo, también implica retos significativos en términos de soberanía económica, transparencia contractual y adaptación cultural.

Uno de los mayores riesgos para Colombia es negociar su participación sin comprender a fondo la lógica del sistema chino. Desde mi experiencia en ese país, puedo afirmar que la forma en que se negocia, se planifica y se implementa un proyecto en China difiere sustancialmente de los esquemas occidentales. En China, la estrategia se proyecta a 30 o 50 años, las relaciones personales (“guanxi”) son clave en las decisiones de negocio, y el Estado juega un rol activo en la planificación y ejecución de los acuerdos. El país funciona con planes quinquenales que marcan los objetivos de desarrollo económico, tecnológico, ambiental, social, etc. No es un libre mercado puro, el Estado dirige sectores prioritarios como inteligencia artificial, infraestructura e industria verde. Aunque existe empresas privadas y competencia, el Estado controla sectores estratégicos como energía, transporte, banca y telecomunicaciones.

En Colombia, persiste un desconocimiento profundo sobre China. A menudo se le percibe como un mercado distante, homogéneo, o incluso como un competidor desleal. Pero China es mucho más que un actor económico; es una civilización con valores, prioridades y lógicas distintas a las nuestras. Este desconocimiento se refleja en las universidades, donde escasean los estudios sobre Asia; en el sector público, donde falta preparación técnica para negociar con contrapartes chinas; y en el sector privado, donde muchas empresas aún intentan entrar al mercado chino sin un entendimiento mínimo de su cultura empresarial.

Este vacío de conocimiento genera errores costosos: negociaciones mal estructuradas, expectativas irreales, o incluso la pérdida de oportunidades estratégicas. Si Colombia quiere participar activamente en la Franja y la Ruta, debe cerrar esta brecha. Es por eso que es fundamental fortalecer la articulación entre academia, gobierno y empresas, ya que cada uno tiene un rol clave en el éxito del comercio internacional. Por ejemplo, la academia debe liderar la formación de expertos en Asia, promoviendo programas interdisciplinarios que integren economía, relaciones internacionales, estudios culturales y lengua china. Además, debe fomentar la investigación aplicada que ayude a comprender las dinámicas del comercio chino y su impacto en América Latina. 

Desde 2007, la Universidad del Norte realiza la Cátedra Asia Pacífico, en el marco de la Cátedra Global, un espacio en el que se ofrece a la comunidad universitaria y a la región Caribe, las tendencias de este continente milenario en aspectos políticos, económicos, culturales y académicos. 

El sector público debe profesionalizar sus equipos negociadores, crear unidades especializadas en Asia dentro de los ministerios de Comercio y Relaciones Exteriores, y establecer mecanismos de evaluación rigurosos para los proyectos vinculados a la Franja y la Ruta. Así mismo, el sector privado debe invertir en conocimiento de mercado, alianzas estratégicas y adaptación cultural. No se trata solo de exportar productos, sino de construir relaciones a largo plazo con socios chinos.

Una verdadera inserción de Colombia en el comercio global del siglo XXI exige más que tratados y cifras. Exige apertura mental, humildad para aprender del otro y voluntad política para apostar por la educación, el diálogo y la cooperación. China no es un socio más, es un mundo distinto, con el que solo podremos construir puentes, si lo entendemos y lo respetamos. Ese es, quizás, el mayor desafío y la mayor oportunidad del comercio internacional colombiano en las próximas décadas.

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