“4 de julio de 1991“: un libro para comprender la importancia del activismo juvenil en nuestra democracia

El 25 de agosto de 1989, una semana después del magnicidio de Luis Carlos Galán, miles de jóvenes protagonizaron la Marcha del Silencio al Cementerio Central de Bogotá. Allí se comenzó a escribir la historia de la séptima papeleta, un movimiento estudiantil que dio origen a la Asamblea Constituyente de 1991.

La victoria de los jóvenes hace tres décadas fue la promulgación de una Constitución que, a consideración de grandes juristas, es una de las cartas más garantistas de América Latina. Sin embargo, para Fernando Carrillo Flórez, exprocurador general de la Nación, el gran logro de nuestra Constitución es el método a través del cual se construyó su articulado: el diálogo y la búsqueda de consensos. 

Esta es una de las ideas principales que el abogado y magíster en Administración y Políticas Públicas defiende en su más reciente producción literaria. Una obra que lleva por título “4 de julio de 1991. El movimiento estudiantil que cambió a Colombia”, en la que convergen temas coyunturales relacionados a la historia del país y la construcción de una democracia participativa y vinculante desde el activismo juvenil. Un relato sencillo, narrado desde la experiencia del autor como uno de los protagonistas fundacionales de la carta del 91, que plantea la necesidad de construir una democracia participativa y un nuevo modelo de Estado en la coyuntura actual. 

El libro fue presentado en el marco de la Jornada de Derecho, una programación liderada por la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales que conmemora los 30 años de la Constitución Política de Colombia. El evento, que se desarrolló de manera presencial en el auditorio Marvel Moreno y fue transmitido a través del canal Uninorte Académico, contó con la participación del autor,en compañía de Antonio Celia, miembro del Consejo Directivo de Uninorte; Viridiana Molinares, profesora de Derecho Constitucional, y los estudiantes de derecho Alberto Mendoza y Mariana De La Rosa. 

Portada del ejemplar.

Para el exprocurador, el método ideal para superar este tipo de situaciones siempre será el diálogo y la concertación. “Es sentados en una mesa reconociéndole al otro en qué tiene razón, no imponiendo decisiones. Y toda la reflexión que pueda hacer el país sobre eso va a ser el punto de partida de las reformas”. 

Además, también rescató el tema de la ética pública. “Lo que no necesitamos en un momento de crisis ética como este es a grandes héroes, caudillos o presidentes fuertes, sino a una sociedad que avance democráticamente hacia las soluciones”, señaló el exprocurador.  

Algunas de las reflexiones finales que condensa esta obra están dirigidas a los jóvenes, como un llamado a hacerse escuchar pacíficamente a favor de la democracia y la convivencia, a inspirarse en la Constitución para defender la vida, a repudiar la violencia de todo origen, a ser líderes en el proceso reformista que hoy los compromete y a materializar las transformaciones sociales por la vía del diálogo y la participación ciudadana. 

“Yo me sentí en el deber moral de contarle a los jóvenes cómo una persona que hace 30 años lideró un proceso, siendo joven, hoy tiene la obligación de decirles «miren lo que ustedes pueden hacer y sí es posible transformar este país». Mi principal consejo para ellos es que acudan a la Constitución. Los cambios en Colombia se dan con la Constitución en la mano, la ley de nuestro lado y las instituciones operando”, finalizó el abogado. 

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Por María Fernanda Salgado.