Aplanar la curva, una batalla que apenas comienza

En el espacio de debate que organiza el diario El Espectador se discutió sobre las medidas de mitigación que se han tomado frente al Coronavirus y qué estrategias se pueden implementar a futuro para avanzar en la lucha contra la infección.

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20 abr 2020

Desde que comenzó la emergencia en salud por la COVID-19, uno de los conceptos en los que más énfasis se ha hecho ha sido al de aplanar la curva, que se refiere a implementar medidas para controlar el curso del contagio, de tal forma que no sature los servicios de salud. La comunicación en torno a esta necesidad ha sido efectivo a nivel mundial, pues ha generado conciencia sobre el porqué de las medidas de aislamiento.

Recientemente en Colombia, el discurso ha comenzado a cambiar y el énfasis se ha trasladado al “aislamiento inteligente”, que consiste en una reapertura gradual de sectores de la economía necesarios sostener la productividad. Esta nueva posición, con declaraciones como las dadas por el ministro de Salud, Fernando Ruiz, cuando manifestó que “la curva estaba aplanada”, ha generado controversia en ciertas partes de la población, pues aún hay incertidumbre sobre la efectividad de las nuevas medidas que se proponen. 

En el espacio de streaming que abrió El Espectador vía YouTube, el 17 de abril, los expertos debatieron sobre la situación del país, en qué parte de la estrategia contra la pandemia nos encontramos y qué expectativas hay a corto y mediano plazo. El panel, moderado por el editor de Ciencia y Tecnología, Pablo Correa, estuvo compuesto por Julián Fernández Niño, profesor del departamento de Salud Pública de Uninorte; Tatiana Andia, socióloga e investigadora de la Universidad de los Andes; Andrés Vecino, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins. 

De acuerdo con el profesor Fernández, los resultados que hemos visto en Colombia han sido una victoria parcial, si lo comparamos con la situación crítica que viven otros países, pero que, en ausencia de soluciones farmacológicas, no se puede celebrar. Añadió que las medidas que se han tomado, de mitigación y supresión de la enfermedad, según un estudio del Imperial College, en países de bajos y medianos ingresos pueden no ser sostenible a largo plazo porque tienen un costo social que supera sus capacidades y por ello hay que empezar a pensar en otras opciones.  

“No podemos irnos a los extremos. La opinión pública está dividida entre quienes creen que las medidas son exageradas, y lo acompañan con una visión muy simplificada de la economía, y quienes piden que las medidas se mantengan a cualquier costo, sin considerar los impactos sociales que tendría mantener a las personas aisladas, sobre todo a los más vulnerables”, anotó el doctor en epidemiología.  

Según Vecino, el ministro cometió una imprecisión al afirmar que se ha aplanado la curva, pero señaló que entiende que ante la presión, intentó demostrar la buena gestión que se ha venido haciendo hasta el momento con una frase que fuese comprensible al público en general. “En el último boletín del INS, muestra que en este punto tenemos menos hospitalizaciones en cuidado intensivo por todas las causas de enfermedad respiratoria que el promedio de los últimos siete años”, comentó.

Argumentó que uno de los efectos negativos que tiene el hecho de que se le haya puesto tanto énfasis a aplanar la curva, es que la complejidad de lograr un buen desempeño del sistema de salud termina reduciéndose a un concepto. Por ello, estuvo de acuerdo con la noción de comenzar a transformar esa meta desde la comunicación, como lo ha hecho Ángela Merkel en Alemania, a la idea de bajar el número reproductivo de la infección. 

Fernández explicó que, en promedio, cada infectado con COVID-19 produce de dos a tres nuevos casos. Según cifras del ministerio, el número reproductivo en Colombia se redujo a uno, gracias a las medidas que se han tomado. No obstante, ese número no es estático y puede volver a subir si no se toman las decisiones adecuadas.  

Andia citó a Ulrich Beck y su noción de sociedad del riesgo para señalar que estamos ante una situación de incertidumbre total. “Lo transformamos en riesgo porque necesitamos tomar decisiones. Entonces, con lo que tenemos hay que hacer los modelos y tratar de predecir qué va a pasar”.

La socióloga comentó que a nivel mundial hay equipos de expertos que se encuentran llevando a cabo cálculos de la curva de utilidad entre los costos en pérdida de bienestar por el aislamiento, frente a permitir que el COVID avance su curso sin interrupción. En estos ejercicios se busca encontrar un óptimo entre ambas variables y llegar a un equilibrio en el que habrá pérdida tanto de vidas humanas como de bienestar, pero se intentará reducir a su máximo expresión. 

“Ese punto medio tiene que ser basado en datos, en modelos, con todas sus dificultades, limitaciones y críticas. Razón por la que debe ser revisado por pares, discutidos, debatidos. Pero, la única carta de navegación son esos modelos”, concluyó el docente de la Escuela de Salud Pública de Johns Hopkins.

 

Por Leonardo Carvajalino

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