Arquitectura y grafiti desde la semiótica

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Claude Bissot, artista plástico, y Deyana Acosta, directora del Centro Cultural Cayena.

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18 may 2016

"Kilroy Was Here". Esta marca, que apareció en las planchas de acero en distintos buques utilizados para transportar tropas durante la segunda guerra mundial, es considerada como el primer grafiti contemporáneo. La marca, acompañada del dibujo de una persona que mira por encima de una cerca, se ha atribuido a Jim Kilroy, un trabajador de los astilleros en Quincy, Estados Unidos, quien luego de revisar una plancha de acero, la marcaba con pintura escribiendo esta frase, que luego llegó a miles de soldados alrededor del mundo.

El grafiti, considerado por muchos como una subcultura que inicialmente sería efímera, se fortaleció a finales de los años ochenta en los Estados Unidos con la ayuda del movimiento hip hop y el break dance. Hoy día, es catalogado como un arte libre que interviene los espacios citadinos para expresar, generalmente, sentimientos de rechazo, denuncia e insatisfacción, buscando sorprender a los espectadores, invitando a la lucha social, la crítica política o simplemente a la reflexión.

En el contexto local, el grafiti se ha tomado diversas partes de la ciudad como la troncal de la Murillo y la Olaya Herrera, haciendo un llamado a la conservación del medio ambiente y el respeto por los grupos minoritarios. Según el artista de nacionalidad belga Claude Bissot, invitado a la conferencia sobre grafiti, semiótica y arquitectura organizada por la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, “el grafiti no es un arte nuevo en Barranquilla, porque cuando empezó a desarrollarse en la ciudad, ya tenía un reconocimiento a nivel mundial como expresión artística”.

Bissot, quien ha realizado trabajos artísticos en Tailandia, Malasia, Francia, Alemania, entre otros lugares del mundo, resaltó en su ponencia el papel de la academia con relación al arte del grafiti, la cual debe estudiarlo e interpretarlo para desmitificarlo como vandalismo y posicionarlo como arte y parte de las ciudades. “Debemos hacer una reflexión: ¿la ciudad necesita o no necesita los grafitis? ¿Las personas que habitan las ciudades tienen o no el derecho de expresarse a través de este tipo de arte? Yo considero que debemos considerarlo como un arte popular, como una galería que se abre a los artistas que no tienen la oportunidad de expresarse en una galería oficial”, comentó.

La directora del Centro Cultural Cayena, Deyana Acosta; la docente de la Escuela de Arquitectura, Rossana Llanos, y José Duran, docente de Humanidades, también estuvieron presentes en la conferencia, realizada el pasado 11 de mayo para los estudiantes de primer semestre de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, para que, a partir de un ejercicio realizado en la cátedra ‘Símbolos y significados de la Arquitectura’, dictada por Durán, conocieran e interpretaran desde la semiótica los diferentes signos que se presentan a la sociedad por medio del grafiti.

Para Deyana Acosta, el auge del grafiti en Barranquilla se debe fundamentalmente a “la carencia de galerías de arte, de coleccionistas que se interesen por obras locales, de espacios como museos que se abran aún más a este tipo de expresiones, lo cual lleva a los artistas a compartir sus mensajes en lugares públicos, embelleciéndolos en muchas ocasiones”.

El grafiti y la arquitectura se relacionan íntimamente al momento de analizarlas desde la semiótica urbana, encargada de estudiar e interpretar los signos existentes en ámbitos citadinos, razón por la cual durante la conferencia, Llanos compartió con los asistentes cómo se debe dar esta relación. “Quien realiza el grafiti es un artista al igual que el arquitecto que construye el edificio, porque un arquitecto no diseña una sola fachada, diseña cinco, incluyendo la cubierta, por eso considero que sí nos complace ver una obra artística en un edificio que diseñamos, porque son dos piezas artísticas que se complementan”, comentó.

Los estudiantes, además de asistir a la conferencia, realizaron una descripción semiótica de diferentes lugares de Barranquilla para intentar interpretar las realidades que los artistas querían dar a conocer en cada obra. “El grafiti para muchas personas es carentes de significado, pero para un arquitecto que debe interpretar la ciudad, leerla, el grafiti le permite hacerlo”, comentó Duran.

Por Luis Navas Cohen

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