Café de la Sierra para el mundo

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Castillo, Caturra y Típica, son las variedades de café cultivadas por la Asociación.

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14 jun 2016

Una lucha para no dejar perder sus costumbres y mejorar sus condiciones de vida es el día a día de 54 campesinos de la Sierra Nevada de Santa Marta, quienes cultivando café y criando abejas, han logrado, a pesar de las inclemencias de la guerra que ha marcado esta zona del país, organizarse e impulsar diversos proyectos productivos.

En el 2009, luego de un “receso obligado”, como comenta Edilberto Zamora, entró en funcionamiento la Asociación de Agricultores Orgánicos de la Vereda La Secreta (AgroSec), la cual reúne a 66 asociados, en su mayoría campesinos caficultores de las veredas La Tagua, Mundo Nuevo y Minca, entre otras.

Ese receso promovido por el conflicto armado que se vivió en la Sierra Nevada de Santa Marta en lo años 2000 y 2004, no impidió que estos campesinos regresaran a sus territorios para hacer lo que siempre habían hecho, cultivar la tierra.

“Nosotros ya cultivábamos café tradicional, pero queríamos buscar un valor agregado para mejorar nuestros ingresos y a la vez contribuir al medio ambiente”, expresa Zamora, representante de la Asociación y de la Junta Administradora Local del corregimiento de Siberia en Ciénaga, Magdalena.

Castillo, Caturra y Típica, son las variedades de café cultivadas por estos campesinos, quienes en 675 hectáreas obtienen una producción anual aproximada de 620 toneladas, la cual es procesada por una tostadora, una trilladora, un molino y una empacadora que fueron facilitadas por el Departamento para la Prosperidad Social (DPS), así como un centro de acopio en el que reciben y guardan el producto.

Haber conformado la Asociación en el 2005 fue un punto a favor de los campesinos, ya que a través del programa “Mi Negocio”, liderado por el DPS, además de los insumos, recibieron capacitaciones técnicas, empresariales y comerciales por parte de la Escuela de Negocios, el Centro de Emprendimiento y el Centro de Consultoría de la Universidad del Norte.

“En realidad estos proyectos han beneficiado mucho a las personas que más lo necesitan, porque en mi caso yo comencé desde abajo, haciendo oficios varios, pero veía cómo hacían el proceso y por eso mi jefe me ayudó a ascender, porque vio mi esfuerzo”, comenta la jefe de Calidad de la Asociación, Jessica Valero, encargada de determinar la calidad de los granos para exportación. “Nuestro producto debe ser cien por ciento orgánico, no debe tener ninguna clase de químicos, o rastros de broca”, comenta.

Japón y los Estados Unidos son los principales clientes de esta Asociación, países a los que hoy exportan café verde excelso y, próximamente, café molido, productos que al igual que el café tostado, también son comercializados a nivel nacional.

“La agricultura orgánica nos exige que protejamos la naturaleza, para dejar de contaminar las fuentes de agua y reciclar los desechos, por eso aprovechamos diversas oportunidades de negocio que nos ayuden con esto”, afirma Zamora al referirse a los frascos de miel de abejas, otro de los productos producidos por la Asociación, el cual es vendido a nivel nacional y que aspiran prontamente a ubicarlo en diversas tiendas de Asia, Europa y Norteamérica.

Por Luis Navas Cohen

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