Cibertaxonomía: la forma digital de clasificar la biodiversidad

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Walter Berendsohn, director de investigaciones del Jardín Botánico de Berlín.

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10 nov 2016

Todas las plantas y animales tienen un nombre que los identifica. Dichos nombres son dados por los taxónomos, aquellos científicos que se basan en las características físicas y moleculares de los organismos vivos para distinguirlos y clasificarlos según las especies a las que pertenecen.

Para hablar acerca de cómo las nuevas tecnologías han aportado herramientas a los taxónomos y al trabajo investigativo de biólogos y botánicos, el lunes, 31 de octubre, se presentó en Uninorte la conferencia Informática de la biodiversidad: la cibertaxonomía en la botánica actual, impartida por el profesor Walter Berendsohn, director de investigaciones del Jardín Botánico de Berlín. Su visita se dio en el marco del convenio de cooperación científica establecido entre esta institución alemana y la Universidad del Norte.

El profesor Berendsohn es botánico y desde hace varios años se ha especializado en la informática de la biodiversidad, que es la aplicación de herramientas informáticas en campos como la zoología y la botánica. Durante su conferencia señaló que la taxonomía es la ciencia que se encarga de catalogar a los organismos, para ello los taxónomos deben recabar grandes volúmenes de información histórica sobre el animal o la planta que se busca clasificar, así como describirlo en su entorno, en el espacio geográfico donde se encontró y obtener de ellos muestras de su tejido para  hacer análisis de laboratorio y luego publicar los datos resultantes en trabajos de investigación, monografías o listados de especies.

Este es un trabajo que no termina, ya que a medida que se encuentran nuevas especies, los expertos generan más información y registros sobre ellas. Por lo que explicó como en el siglo 18 solo se conocían unas pocas miles de especies de plantas en el mundo, estas pertenecían al centro de Europa y su nomenclatura era dada a conocer gracias a las publicaciones impresas del botánico sueco Carl Linneo; pero actualmente se estima que esa cifra asciende a unas 350 mil especies de plantas, de las cuales se tienen registros no solo en libros, sino en los portales digitales.

“La tecnología no va reemplazar al ser humano en este proceso, porque todavía las maquinas no hacen la integración de datos que nuestro cerebro puede hacer, pero estas sí ayudan mucho, especialmente para unir la información y acceder a ella”, destacó Berendsohn refiriéndose a cómo la informática puede facilitar la tarea de clasificar la biodiversidad.

Una de estas herramientas son los sistemas de computación que existen, estos funcionan como grandes inventarios en línea para recopilar la información de los especímenes presentes en diferentes lugares del mundo donde hay instituciones que los preservan; estos permiten a los investigadores tener acceso a datos biológicos, saber quien colectó dicho espécimen, sus dimensiones, notas de campo; también dan acceso a literatura científica relacionada con el mismo, y otros aportes que enriquecen el conocimiento sobre cada planta  o animal que se estudia.

El conferencista dio un ejemplo de estos, hablando del sistema de organización internacional GBIF (Global Biodiversity Information Facility), que tiene un portal web para acceder a datos históricos de sus colecciones de biodiversidad; actualmente cuentan con más de 600 millones de registros de acceso libre y gratuito para que los interesados puedan consultar. 

En el caso colombiano, el botánico destacó que ya hay grandes avances en la disponibilidad de datos, por ejemplo en los portales web del Sistema de Información y Biodiversidad (SIB), o en las colecciones de la Universidad Nacional. Así mismo manifestó que el mantener un registro digital de los especímenes puede ser de gran utilidad para preservar la biodiversidad propia de las regiones. “No se puede conservar lo que no se conoce. La opinión de expertos es la base para decisiones en cuanto a conservación, entonces si tenemos inventarios taxonómicos con plantas o animales determinados por especies, y conectados con la cooperación internacional, sí podemos tomar esas decisiones en cuanto a  conservación”, indicó Berendsohn.

Por María Margarita Mendoza

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