Claves para un adecuado protocolo de bioseguridad en las empresas

Expertos del Hospital Universidad del Norte comparten pautas para garantizar un protocolo de bioseguridad empresarial que permita retomar las actividades laborales.

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05 may 2020

Ahora que el Gobierno Nacional dio inicio a la reactivación económica de la construcción y nueve divisiones de la manufactura, empresarios y contratistas de los respectivos sectores deben presentar sus protocolos de bioseguridad para retomar labores. Diego Castresana Díaz, director ejecutivo del Hospital Universidad del Norte, y José Darío Castro, asistente de Seguridad y Salud en el Trabajo del mismo centro de salud, explicaron a través del conversatorio virtual ‘El protocolo de Bioseguridad empresarial a partir de la pandemia por COVID-19’ algunas pautas que las organizaciones deben tener en cuenta a la hora de proteger la salud de sus empleados ante el COVID-19. Este espacio fue dirigido al sector de empresarios y fue promovido por el Hospital Universidad del Norte, el Centro de Consultoría y Servicios, y el Centro de Educación Continuada.

La bioseguridad industrial se considera como un conjunto de políticas, normas y procedimientos que garantiza el control de factores de riesgo en las empresas que manipulan elementos biológicos y experimentaciones genéticas para no exponer a los trabajadores. Estas normas no son solamente para los colaboradores en su medio de trabajo, sino también para proteger el entorno en el que se desenvuelven, es decir, sus hogares.

En este sentido, los panelistas manifestaron que el riesgo biológico que tiene un individuo, al pertenecer al gremio de la salud, tiene tres factores: infección, alergia e intoxicación. Es por ello que recomiendan incorporar un protocolo de bioseguridad, el cual es necesario especificar con objetivos para lograr un ambiente de trabajo ordenado y seguro, que garantice el nivel de calidad funcional en las empresas.

A través del método PHVA (Planear, Hacer, Verificar y Actuar), sugieren ejecutar el contexto en el que se va a realizar el protocolo, evaluar los peligros o riesgos y asemejar y monitorear la salud de los trabajadores. El propósito final es generar una cultura de prevención para las actividades coordinadas, previniendo riesgos.  

De la misma manera, al hacer un análisis a nivel empresarial se deben tener en cuenta cinco elementos para una buena implementación de protocolo. El primero es la eliminación de riesgos biológicos, seguido de una sustitución de fuentes biológicas (que tenga menos impacto). En tercer lugar es necesario establecer mejoras  de diseño en procesos, monitorear la calidad del aire dentro de las empresas y por último realizar controles administrativos para definir el protocolo de limpieza, el buen uso de elementos de protección, lavado de manos, entre otros.   

“A veces tratamos de separar y sesgar los efectos o resultados de salud, y hay que ser conscientes ante una situación nueva, que genera angustia e incertidumbre como la que estamos atravesando por el COVID-19. Es importante para los trabajadores de nuestras empresas que estén identificados y diagnosticados sobre las condiciones psicosociales que se presentan para poder efectuar intervenciones ante ellas”, manifestó José Darío Castro.

El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo enfatizó que las empresas que aspiren a la reactivación gradual deberán cumplir con los protocolos de bioseguridad establecidos por el Ministerio de Salud, cuya validación debe hacerse ante las secretarías de salud municipales o de distrito.

Para el Diego Castresana, el elemento más importante para fortalecer el protocolo de bioseguridad está en los canales de comunicación, ya que permite que la información necesaria en el tema de prevención se transmita tanto interna (entre los mismos trabajadores – jefes) como externa (EPS, Administradoras de Riesgos Laborales y Fondos de Pensiones). El objetivo es que las empresas y sus trabajadores reciban apoyo y mensajes efectivos para su seguridad.

Finalmente, el magíster en Administración de Servicios de Salud invitó a que dentro de las organizaciones haya un espacio para conversar y escuchar a sus trabajadores. “Préstenles atención ante las emociones de tristeza, enojo y confusión. Permitan que la gente hable con ustedes y tengan la forma de dirigirlos a esas áreas en donde los puedan apoyar, hay que tener disponibles estos espacios y más con esta pandemia, que no solo afecta físicamente sino también mental”, concluyó Castresana.

Por Valentina Sánchez Herrera 

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